El portavoz parlamentario de UPN, Carlos García Adanero, ha afirmado, al parecer sin inmutarse, que "Bildu no puede estar ni un minuto en el Gobierno, ni en un Gobierno estable, ni para convocar unas elecciones". Inconscientemente se ha retratado y la foto que sale no es de demócrata. Porque si Bildu gana las próximas elecciones, precipitadas por la corrupción galopante del partido del señor García Adanero, ¿Quién va a impedir que entre en el Gobierno de Nafarroa? ¿Acaso los tanques?
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2014/02/17
2013/11/05
La cuestión social
Hace muchos años, seguramente demasiados, alguien me explicó que la gran aportación de la izquierda abertzale a este país había consistido en aunar lucha nacional y lucha social, en el camino hacia una Euskal Herria (por entonces Euskadi) libre y socialista. Hoy en día, después de todo lo que ha llovido, esa aportación histórica debe ser alimentada de forma permanente, porque sobre estas cuestiones, más que las declaraciones puntuales, cuenta la dinámica diaria.
Bien está platicar sobre el proceso, el derecho a decidir, la territorialidad, la historia y asuntos semejantes. Nos va mucho en todo ello. Pero no podemos olvidar que el país atraviesa una complicada situación económica, con unas altas tasas de desempleo y un goteo de cierres de empresas, EREs y conflictos laborales que se reflejan todos los días en los medios de comunicación.
Bien está platicar sobre el proceso, el derecho a decidir, la territorialidad, la historia y asuntos semejantes. Nos va mucho en todo ello. Pero no podemos olvidar que el país atraviesa una complicada situación económica, con unas altas tasas de desempleo y un goteo de cierres de empresas, EREs y conflictos laborales que se reflejan todos los días en los medios de comunicación.
2012/11/22
Todos contra Bildu
Mario Fernández y Xabier Iturbe Foto: elpais.com |
Se trata de una alianza anti-Bildu, similar a la que se formalizó en su día en Juntas Generales para reprobar al diputado de Medio Ambiente, Juan Carlos Alduntzin. Una política heredera del antiterrorismo, que se basa en implementar mayorías de bloqueo con el objetivo de evitar que una fuerza legítima y con gran apoyo popular en las urnas pueda ejercer sus funciones con naturalidad.
Kutxa, y por ende Kutxabank, no pueden convertirse en territorios comanches donde el PNV haga lo que le venga en gana. Donde el partido jeltzale compre votos a cambio de poltronas. Tienen que ser entidades serias donde se produzcan consensos entre las principales fuerzas, sin excluir, a priori, a ninguna de ellas, y mucho menos a la que reúne el mayor número de consejeros.
¿Qué se esconde detrás de esta política excluyente de Egibar, Iturbe y Fernández Probablemente un entendimiento a medio plazo con el PP en temas económicos de calado, en un paquete que puede incluir la adquisición por parte de Kutxabank de alguna entidad española fallida, la consolidación del Concierto Económico y algún tipo de compromiso para el futuro Gobierno de Urkullu sobre la financiación hasta su conclusión de la faraónica obra del TAV.
El tiempo nos irá desvelando si se trata de especulaciones o de futuras puestas en escena a las que, por desgracia, nos tiene demasiado acostumbrados el partido de Sabin Etxea. Por de pronto, quienes tras las últimas elecciones hablaron de mayorías abertzales en el Parlamento de Gasteiz, tendrán que reconocer que, al menos en Kutxabank, las mayorías no van por ahí, sino que se resumen en una vieja consigna rebautizada: todos contra Bildu.
2012/11/19
Kutxabank y la banca pública
Los últimos acontecimientos en torno a las elecciones al consejo de Kutxabank no hacen sino confirmar la alianza anti-Bildu que lidera, de la mano del PNV, el ex Director General de Asuntos Jurídicos del BBVA, Mario Fernández. Un banquero que aterrizó en la BBK con el único propósito de fusionar las tres cajas de la CAPV y convertir el banco resultante en uno de los líderes financieros del Estado español.
La coalición del estatus quo conformada por PNV, PP y PSOE, y probablemente apoyada por los representantes sindicales de CCOO y Pixkanaka, está empeñada en que el viento fresco que puede llevar Bildu al consejo de Kutxabank no pueda soplar. Hay muchos intereses en juego y, como se dice en los círculos de poder, con las cosas de comer no se juega. Para estos sectores, sería un acto contranatura que cuatro consejeros de Kutxa designados por Bildu se sentarán en el máximo orgáno de gobierno de Kutxabank, porque podrían hacer peligrar las operaciones futuras ideadas por el tándem Fernández-Sánchez Asiain.
Operaciones que contemplan la compra de nuevas cajas en bancarrota para seguir aumentando el negocio en el Estado español de la empresa financiera con sede en Bilbao. Operaciones que seguirían la línea trazada por otras incursiones en el mundo inmobiliario por BBK y Kutxa, algunas de ellas bastantes ruinosas.
Dotar a Kutxabank de un perfil de entidad financiera nacional vasca no entra dentro de los parámetros de Fernández y cía, ya que ellos quieren jugar en otra liga, la española. Por eso carecen de interés en reforzar la presencia de Kutxabank en Nafarroa Garaia, haciendo competencia a La Caixa, que recientemente se ha hecho con el negocio de la CAN en ese territorio. Mucho menos en hacer inversiones en Ipar Euskal Herria, ayudando a mantener y crecer el tejido socioeconómico de esas zonas, parte de ellas muy desfavorecidas.
Ahora bien, ante la claridad meridiana de los planes de Kutxabank pergeñados por Fernández y su equipo, cabe la construcción de una estrategia alternativa, estrategia que no puede quedar limitada a la propia Kutxabank. Pase lo que pase en estas elecciones internas, conviene recordar que esta entidad está muy lejos de poder ser considerada un banco público como tal. Es más, cada día que pasa, cada decisión que se toma en su seno, la aleja más de ese modelo, para homologarla con la banca privada tradicional, espacio en el que se mueven a las mil maravillas Mario Fernández y su equipo de gestores.
Por todo ello, lo que toca reivindicar a la izquierda de este país, la política, la sindical y la de los movimientos sociales, es una banca verdaderamente pública, que tenga un papel activo ante la crisis económica en diferentes frentes. Tanto en lo que respecta al crédito a familias y pymes, como a la política de desahucios, como a la ayuda al tejido industrial en dificultades o la asistencia financiera al sector primario, por citar algunos ejemplos.
Si la banca pública no hubiera sido desmantelada en comandita por la socialdemocracia y la derecha neoliberal, ahora las instituciones podrían contar con una valiosísima herramienta de intervención para ponerla a disposición de los intereses de la mayoría social. La izquierda, acomplejada ante la ofensiva ideológica neoliberal, ha renunciado a las primeras de cambio a algunas de las propuestas básicas para construir una alternativa socioeconómica coherente. Hora es de recuperar para sus programas cuestiones como la nacionalización completa o parcial de la banca, único medio de poner freno a los disparates financieros de la derecha y la socialdemocracia que la acompaña.
La batalla de Kutxabank debe ser peleada hasta el final, en aras a la oxigenación de la entidad y el mantenimiento de sus señas de identidad más sociales, pero sin perder de vista que la guerra principal consiste en defender la necesidad de una banca pública potente y saneada, al servicio de las mayorías sociales del país, al margen del papel que vaya a jugar Kutxabank en el futuro mapa financiero vasco.
La coalición del estatus quo conformada por PNV, PP y PSOE, y probablemente apoyada por los representantes sindicales de CCOO y Pixkanaka, está empeñada en que el viento fresco que puede llevar Bildu al consejo de Kutxabank no pueda soplar. Hay muchos intereses en juego y, como se dice en los círculos de poder, con las cosas de comer no se juega. Para estos sectores, sería un acto contranatura que cuatro consejeros de Kutxa designados por Bildu se sentarán en el máximo orgáno de gobierno de Kutxabank, porque podrían hacer peligrar las operaciones futuras ideadas por el tándem Fernández-Sánchez Asiain.
Operaciones que contemplan la compra de nuevas cajas en bancarrota para seguir aumentando el negocio en el Estado español de la empresa financiera con sede en Bilbao. Operaciones que seguirían la línea trazada por otras incursiones en el mundo inmobiliario por BBK y Kutxa, algunas de ellas bastantes ruinosas.
Ahora bien, ante la claridad meridiana de los planes de Kutxabank pergeñados por Fernández y su equipo, cabe la construcción de una estrategia alternativa, estrategia que no puede quedar limitada a la propia Kutxabank. Pase lo que pase en estas elecciones internas, conviene recordar que esta entidad está muy lejos de poder ser considerada un banco público como tal. Es más, cada día que pasa, cada decisión que se toma en su seno, la aleja más de ese modelo, para homologarla con la banca privada tradicional, espacio en el que se mueven a las mil maravillas Mario Fernández y su equipo de gestores.
Por todo ello, lo que toca reivindicar a la izquierda de este país, la política, la sindical y la de los movimientos sociales, es una banca verdaderamente pública, que tenga un papel activo ante la crisis económica en diferentes frentes. Tanto en lo que respecta al crédito a familias y pymes, como a la política de desahucios, como a la ayuda al tejido industrial en dificultades o la asistencia financiera al sector primario, por citar algunos ejemplos.
Si la banca pública no hubiera sido desmantelada en comandita por la socialdemocracia y la derecha neoliberal, ahora las instituciones podrían contar con una valiosísima herramienta de intervención para ponerla a disposición de los intereses de la mayoría social. La izquierda, acomplejada ante la ofensiva ideológica neoliberal, ha renunciado a las primeras de cambio a algunas de las propuestas básicas para construir una alternativa socioeconómica coherente. Hora es de recuperar para sus programas cuestiones como la nacionalización completa o parcial de la banca, único medio de poner freno a los disparates financieros de la derecha y la socialdemocracia que la acompaña.
La batalla de Kutxabank debe ser peleada hasta el final, en aras a la oxigenación de la entidad y el mantenimiento de sus señas de identidad más sociales, pero sin perder de vista que la guerra principal consiste en defender la necesidad de una banca pública potente y saneada, al servicio de las mayorías sociales del país, al margen del papel que vaya a jugar Kutxabank en el futuro mapa financiero vasco.
2012/07/11
En la duda, con Madrid
Con estos juegos florales, Urkullu y Egibar, Egibar y Urkullu, tratan de enmascarar su verdadera estrategia política. Una estrategia que pasa en este momento por desgastar a la izquierda soberanista y para ese fin supremo no hacen ascos a aliarse con el PP, un partido nada sospechoso de estalinista ni de marxista, como el propio PNV.
Desde amplios sectores de la izquierda abertzale se ha propiciado históricamente la necesidad de una conjunción de intereses entre los jeltzales y la propia IA. Ahí están los intentos encabezados por Txillardegi, Telesforo de Monzón o la Declaración de Bergara, intentos buenistas que nunca han llegado a Maltzaga. La tesis de que existen bases sanas en el partido jeltzale es cierta. Otra cosa es que esas bases se animen a dar el salto, cuestión harto dudosa.
Y es que resulta que la dirección de ese conglomerado nacionalista, siempre que afronta una encrucijada, acaba por mirar hacia Madrid, dejando en la estacada a quien le propone, con buena fe, una colaboración estratégica en el camino hacia el reconocimiento efectivo del derecho a decidir. Habrá que volver a recordarles, por si alguien lo ha olvidado por Alonsotegi, que Juan José Ibarretxe fue lehendakari de la CAPV gracias a los votos de los estalinistas de la IA, y que cuando ésta fue proscrita por la metrópoli, el contubernio PP-PSOE accedió a Ajuria Enea sin mayor problema.
Las pequeñas encrucijadas de estos últimos tiempos nos indican el camino que puede recorrer el PNV. En el asunto de Kutxabank, con el PP; en el asunto de la incineradora, las basuras y Alduntzin, con el PP y el PSOE; en el asunto de las relaciones privilegiadas, con Rajoy; en el asunto de la paz y la convivencia, con PP y PSOE... Podríamos seguir, pero no merece la pena.
En Sabin Etxea tienen una sola preocupación: que EH Bildu no les sobrepase en votos en las próximas elecciones al parlamento de la CAPV. Lo demás, la crisis económica, la construcción de la paz, los líos entre Urrutia y Bielsa, han pasado a un segundo plano. Saben que el sorpasso en el ámbito de las formaciones de obediencia vasca es posible. Que puede llegar en estos comicios o en los siguientes. Para evitarlo no van a escatimar medios, ya sea agitando el espantajo comunista o blandiendo la gastada tesis de Egibar de que ellos siempre tienen razón, tanto en 1975 como en la actualidad. Y es que a quien tiene a su lado la invocación del Señor de las Alturas y de las Leyes Viejas no le debe hacer falta contar los votos, por ejemplo los cosechados últimamente en Gipuzkoa.
2012/03/19
Muchos árboles, un único bosque soberanista
Así, los observadores, los analistas y el público en general, pasan de la ansiedad a la depresión. Un día da la impresión de que todo empieza a ser distinto, y al siguiente nos percatamos de que apenas si ha cambiado nada. Se pasa de la euforia al pesimismo sin solución de continuidad e incluso en algunos sectores se empiezan a detectar signos de un cierto desencanto.
Estamos empezando un tiempo nuevo, en el que los parámetros anteriores han quedado caducos, obsoletos. Un tiempo en el que se mezclan novedades con viejas inercias, por lo que se hace difícil avanzar sin tropezarse. Un tiempo en el que a los nuevos desafíos no se les puede responder siguiendo manuales de los años ochenta, viejas recetas ya inservibles. Es necesario construir nuevas respuestas ante las nuevas preguntas que se nos presentan.
¿En qué momento estamos? Nos encontramos en un panorama presidido por la llegada del Partido Popular al Gobierno de España, mientras el Estado francés vive un nuevo periodo electoral de cara a las presidenciales. Un panorama marcado a su vez por los éxitos electorales de Bildu y Amaiur en los comicios locales y estatales. Y, sobre todo, un panorama diferente tras el anuncio de la organización clandestina ETA de cesar en su actividad armada, hace ahora cinco meses.
En este escenario político se entremezclan las luces y las sombras. Y también las incertidumbres sobre el próximo futuro. El frente judicial sigue abierto con los procesos en la Audiencia Nacional a D3M y Askatasuna, con la resolución en el Supremo sobre el caso Bateragune y, especialmente, con lo que diga el Tribunal Constitucional español respecto a la llamada "Doctrina Parot" y la legalización o no de Sortu.
A ello se añade todo lo relacionado con la política penitenciaria, es decir, con la situación de los cientos de presos políticos vascos, que siguen dispersos, sin aplicarseles la legislación ordinaria y algunos de ellos padeciendo graves enfermedades.
Para valorar en su verdadera dimensión todo esto, es necesario ampliar el enfoque, alejarse un poco del foco central y contemplar el bosque en su conjunto, no los árboles uno a uno. Si hacemos ese ejercicio, nos daremos cuenta de que hemos avanzado en la buena dirección, que se está dando una amplia acumulación de fuerzas soberanistas y que en el terreno social se va a producir una nueva huelga general liderada por las centrales abertzales.
Ahora bien, el nuevo tiempo y la correspondiente toma de decisiones, facilita que existan sectores, grupos o sensibilidades que no se sientan debidamente atendidas. Es lógico que suceda y es humanamente entendible. Otra cosa es que se compartan algunas escenificaciones llevadas a cabo últimamente.
En el bosque del soberanismo todo el mundo es importante, pero nadie es imprescindible. Los agravios comparativos, los afanes de protagonismo o las maniobras para situarse ante una futura irrupción de Sortu como marca legal, quedan fuera de lugar. Lo decisivo es aportar al proceso general desde el trabajo de cada uno, por muchos méritos históricos que se puedan aducir. Siempre han existido clubes políticos, asociaciones de diversa indole, personalidades de larga trayectoria y capillas varias. Y, sin duda, seguirán existiendo. Otra cosa es que todas ellas primen el aporte al cauce común general, sobre el particular afán de protagonismo. Acertar en la búsqueda del necesario equilibrio entre ambas dimensiones es la clave para que el bosque crezca, sin tener que dilucidar dónde se encuentra cada poderoso roble, cada monumental haya, cada fructífero castaño o cada humilde pino.
2012/03/06
Aquí, a la izquierda
Van ya para cinco años de crisis económica, eufemismo que oculta la verdadera cara del capitalismo. Un sistema económico basado en la explotación, que arroja a la cuneta a todas aquellas personas que no le son útiles para sus fines. Los periodos de crisis son consustanciales a este sistema, como lo es el desempleo, el mejor aliado de los empresarios para contratar mano de obra cada vez más barata y en condiciones más precarias.
También es consustancial al capitalismo la corrupción, que siempre ha existido. Alarmarse por su propagación en estos años es un gesto de hipocresía social. La ideología capitalista, basada en la búsqueda del mayor beneficio posible en el menor tiempo, es una invitación a la corrupción.
Volviendo a la crisis, tras años de despilfarro en las cuentas públicas, cuando el dinero de todos se malgastaba en espectáculos como las carreras de bólidos del Bilbao made in Azkuna, llegan los tiempos del ajuste. Los excesos de antaño se han convertido en los apuros de hoy y de mañana. El dinero público se retira hasta de las carreras ciclistas.
En este complicado contexto le ha tocado gobernar una diputación foral y cientos de ayuntamientos a la izquierda independentista y soberanista. Bildu, tras unos extraordinarios resultados electorales, ha tenido que asumir una responsabilidad sobrevenida. No podía esconder la cabeza debajo del ala. Su electorado no se lo habría perdonado.
Sin embargo, la asunción de responsabilidades institucionales debe ir acompañada de un perfil ideológico que identifique el trabajo en la Administración foral y local con las señas de identidad históricas del sector social al que se representa. Equilibrar ingresos y gastos es una tarea obligada, eso se asume, pero el asunto estriba en dónde se recorta y en dónde se mantiene la apuesta.
Puede parecer una perogrullada, pero la izquierda independentista es de izquierdas. Se mueve en ese amplio cauce al que llamamos socialismo, con acentos más prágmáticos y más doctrinales, según los casos. Esa seña de identidad fundacional no puede diluirse en un periodo de gestión, que puede ser coyuntural.
La izquierda independentista tiene que estar atenta a lo que ocurre en nuestra sociedad. A los miles de personas que se encuentran en desempleo, a los cientos de desahuciados de sus viviendas, a los trabajadores en situación precaria, a los autónomos que pasan enormes dificultades, a los pensionistas que ven como disminuye su capacidad adquisitiva, a tantos miles de jóvenes que no han tenido la oportunidad de realizar su primer trabajo remunerado.
La situación es de auténtica alarma social, y va mucho más allá de la protesta ante la enésima reforma laboral. Una reforma que requiere de una respuesta contundente, por supuesto, como lo será la huelga del 29, pero que apenas les va a importar a quienes se encuentran en paro, expulsados del mercado de trabajo.
Nadie duda de la profunda convicción abertzale de la izquierda independentista. Ese label se le otorga desde todo el arco político. Lo que se trata ahora, en medio de esta deteriorada situación económica, es de sacar lo mejor del componente de izquierdas y progresista que atesora, para plantear a la sociedad vasca alternativas viables al capitalismo realmente existente. Un capitalismo descontrolado que está empeorando las condiciones de vida de miles y miles de ciudadanos de este país. Un capitalismo al que hay que poner freno desde la izquierda política y social, porque de lo contrario, los retrocesos pueden ser históricos.
También es consustancial al capitalismo la corrupción, que siempre ha existido. Alarmarse por su propagación en estos años es un gesto de hipocresía social. La ideología capitalista, basada en la búsqueda del mayor beneficio posible en el menor tiempo, es una invitación a la corrupción.
Volviendo a la crisis, tras años de despilfarro en las cuentas públicas, cuando el dinero de todos se malgastaba en espectáculos como las carreras de bólidos del Bilbao made in Azkuna, llegan los tiempos del ajuste. Los excesos de antaño se han convertido en los apuros de hoy y de mañana. El dinero público se retira hasta de las carreras ciclistas.
En este complicado contexto le ha tocado gobernar una diputación foral y cientos de ayuntamientos a la izquierda independentista y soberanista. Bildu, tras unos extraordinarios resultados electorales, ha tenido que asumir una responsabilidad sobrevenida. No podía esconder la cabeza debajo del ala. Su electorado no se lo habría perdonado.
Sin embargo, la asunción de responsabilidades institucionales debe ir acompañada de un perfil ideológico que identifique el trabajo en la Administración foral y local con las señas de identidad históricas del sector social al que se representa. Equilibrar ingresos y gastos es una tarea obligada, eso se asume, pero el asunto estriba en dónde se recorta y en dónde se mantiene la apuesta.
Puede parecer una perogrullada, pero la izquierda independentista es de izquierdas. Se mueve en ese amplio cauce al que llamamos socialismo, con acentos más prágmáticos y más doctrinales, según los casos. Esa seña de identidad fundacional no puede diluirse en un periodo de gestión, que puede ser coyuntural.
La izquierda independentista tiene que estar atenta a lo que ocurre en nuestra sociedad. A los miles de personas que se encuentran en desempleo, a los cientos de desahuciados de sus viviendas, a los trabajadores en situación precaria, a los autónomos que pasan enormes dificultades, a los pensionistas que ven como disminuye su capacidad adquisitiva, a tantos miles de jóvenes que no han tenido la oportunidad de realizar su primer trabajo remunerado.
La situación es de auténtica alarma social, y va mucho más allá de la protesta ante la enésima reforma laboral. Una reforma que requiere de una respuesta contundente, por supuesto, como lo será la huelga del 29, pero que apenas les va a importar a quienes se encuentran en paro, expulsados del mercado de trabajo.
Nadie duda de la profunda convicción abertzale de la izquierda independentista. Ese label se le otorga desde todo el arco político. Lo que se trata ahora, en medio de esta deteriorada situación económica, es de sacar lo mejor del componente de izquierdas y progresista que atesora, para plantear a la sociedad vasca alternativas viables al capitalismo realmente existente. Un capitalismo descontrolado que está empeorando las condiciones de vida de miles y miles de ciudadanos de este país. Un capitalismo al que hay que poner freno desde la izquierda política y social, porque de lo contrario, los retrocesos pueden ser históricos.
Estekak:
- Salida a la crisis: un giro de 180 grados - Juanjo Basterra [rpublica.org]
2011/11/30
Infinitos mundos finitos
El del título de la entrega no es un juego de palabras, sino una hipótesis de trabajo de la comunidad científica. ¿Nos encontramos ante un universo infinito o, por el contrario, ante una colección de universos finitos, del que el nuestro es uno más?
Habrá que seguir reflexionando sobre la cuestión en los próximos años, pero mientras tanto propongo poner los pies en el suelo y tratar de cuestiones más terrenales. De los recientes resultados electorales se pueden realizar infinitas lecturas. Cada cual arrimará el ascua a su sardina y destacará lo que más le convenga. Por lo tanto, es conveniente huir de esas lecturas interesadas y sacar a la luz aspectos que no contribuyen a dibujar mundos idílicos.
Una de las cuestiones que ha dividido a los analistas es la contribución de Aralar a la coalición Amaiur. A bote pronto, se ha dicho que ésta ha sido menor de la esperada. Tengo que decir que tras cotejar algunos datos electorales, por ejemplo los de los barrios de Donostia, la suma de Bildu y Aralar en mayo arroja un resultado prácticamente clavado al de Amaiur en noviembre. Otra cosa es que algunos militantes destacados de Aralar hayan pasado de Amaiur e incluso, como en Nafarroa Garaia, hayan pedido el voto para Geroa Bai. El último congreso no zanjó la cuestión electoral, ni la apuesta estratégica del partido y personas destacadas, como Aintzane Ezenarro o Jon Abril, han mostrado, con su distanciamiento hacia Amaiur, que las aguas bajan turbias.
También es cierto que en el caso de Nafarroa Garaia las cosas no parece que hayan sido idénticas. Es notorio que existe un colectivo de votantes de raíz vasquista que no está dispuesto a dar su apoyo a nada que huela a MLNV, o sea, a la izquierda abertzale de toda la vida. Son gentes del PNV, de Hamaikabat, ex Euskadiko Ezkerra, ex EA, independientes...que han dado su voto a Geroa Bai. En su momento dije que acudir a las elecciones con dos listas era más productivo que hacerlo con una lista única. Esos sectores se verían en un grave compromiso, que les llevaría a la abstención o al voto a Izquierda-Ezkerra. Los resultados confirman el diagnóstico. Se ha alcanzado el mayor número de votos abertzales en unas elecciones a Cortes españolas y dos representantes en las mismas. Y no me quiero olvidar de los cabezas de lista y su influencia. El tirón de Uxue Barkos es innegable y está ahí; el perfil de Sabino Cuadra, persona a la que leo siempre, se decanta muy a la izquierda. Y no digo más.
En el debate sobre la hegemonía nacionalista/soberanista, hay que volver a insistir en que es un debate trufado. Lo importante no es quién saque más apoyos, sino que la suma de ambos cauces arroje suficiente agua para que nos podamos tirar a la piscina autodeterminista en un futuro. Las dicrepancias entre el PNV y la izquierda soberanista van a seguir existiendo, sobre todo en materia económica y social. Pero no deben ser motivo de guerras banderizas, causantes de tantas derrotas a la nación vasconavarra. El ejercicio efectivo del derecho a decidir debe estar en primera línea del horizonte. Tragar algún sapo en aras de ese objetivo superior forma parte del programa.
Volviendo a los análisis postelectorales, ha quedado demostrado que el esfuerzo unitario que ejemplifican las coaliciones Bildu y Amaiur ha sido premiado por la ciudadanía. Ha recibido un plus de apoyos, lo que unido al anuncio de abandono de las armas por parte de ETA, ha generado movimientos subterráneos de voto, impensables hace poco tiempo. A las listas de Amaiur les han dado apoyo gentes de la IA, de EA, de Aralar, de Alternatiba, de la izquierda federal, del PNV y hasta del PSOE. No se puede cuantificar en números, pero el mero hecho de que se haya dado esa confluencia da una idea de que los límites, cuando se hacen bien las cosas, se pueden romper. De que lo finito puede transformarse en infinito (o casi).
Varios portavoces de Amaiur han destacado el dato de que se han conseguido escaños en los cuatro territorios del sur vasco, por vez primera. A este respecto hay que decir dos cosas. Que Amaiur es algo nuevo, incomparable con datos del pasado, ya que una parte del nacionalismo institucional (EA) está dentro de la coalición. El caso de Araba es llamativo, pero también hay que decir que en ese territorio Eusko Alkartasuna ha tenido su historia.
La segunda cuestión es la disparidad de porcentajes de apoyo. Van a continuación unos datos de las capitales y principales ciudades: Primera fuerza en Donostia (24,13%), Zarautz (37,51%), Laudio (27,14%-empatada con EAJ) y Agurain (35,92%); segunda en Eibar (26,98%) y Amurrio (29,33%); tercera en Gasteiz (16,56%), Getxo (15,04%) y Lizarra (16,13%); cuarta en Bilbao (13,77%), Iruñea (14,12%) Barakaldo (12,42%), Portugalete (12,79%), Irun (16,84%) y Barañain (14,21%), quinta en Tudela (3,56%).
Aparece una horquilla entre el 12% de Barakaldo y el 37% de Zarautz, que representa el cauce central de los apoyos y que da una idea de la solidez del voto soberanista/independentista a lo largo y ancho del territorio. Una horquilla que muestra su debilidad en el área del Gran Bilbao, tal vez por el limitado perfil social de la coalición, muy definida, en cambio, en lo nacional. El caso de Tudela y la comarca de Erribera necesitaría un estudio más en detalle, por sus bajos porcentajes.
Es evidente que esta corriente de fondo necesita una consolidación en el tiempo y, sobre todo, en el plano organizativo. Hay quien, como Patxi Zabaleta, adelanta ya futuras confluencias. Ya se verá. Lo prioritario es que la izquierda abertzale central disponga de una cobertura legal para estructurarse en todo el país. La legalización de Sortu sería un paso decisivo en esa dirección, al que seguirían otros, como la reestructuración de Bildu, como agrupación de las fuerzas soberanistas de izquierdas, en el camino hacia la autoderminación. Pero eso son ya cuestiones a captar por el telescopio, como esos infinitos mundos finitos de los que habla el título de esta entrega.
Habrá que seguir reflexionando sobre la cuestión en los próximos años, pero mientras tanto propongo poner los pies en el suelo y tratar de cuestiones más terrenales. De los recientes resultados electorales se pueden realizar infinitas lecturas. Cada cual arrimará el ascua a su sardina y destacará lo que más le convenga. Por lo tanto, es conveniente huir de esas lecturas interesadas y sacar a la luz aspectos que no contribuyen a dibujar mundos idílicos.
Una de las cuestiones que ha dividido a los analistas es la contribución de Aralar a la coalición Amaiur. A bote pronto, se ha dicho que ésta ha sido menor de la esperada. Tengo que decir que tras cotejar algunos datos electorales, por ejemplo los de los barrios de Donostia, la suma de Bildu y Aralar en mayo arroja un resultado prácticamente clavado al de Amaiur en noviembre. Otra cosa es que algunos militantes destacados de Aralar hayan pasado de Amaiur e incluso, como en Nafarroa Garaia, hayan pedido el voto para Geroa Bai. El último congreso no zanjó la cuestión electoral, ni la apuesta estratégica del partido y personas destacadas, como Aintzane Ezenarro o Jon Abril, han mostrado, con su distanciamiento hacia Amaiur, que las aguas bajan turbias.
También es cierto que en el caso de Nafarroa Garaia las cosas no parece que hayan sido idénticas. Es notorio que existe un colectivo de votantes de raíz vasquista que no está dispuesto a dar su apoyo a nada que huela a MLNV, o sea, a la izquierda abertzale de toda la vida. Son gentes del PNV, de Hamaikabat, ex Euskadiko Ezkerra, ex EA, independientes...que han dado su voto a Geroa Bai. En su momento dije que acudir a las elecciones con dos listas era más productivo que hacerlo con una lista única. Esos sectores se verían en un grave compromiso, que les llevaría a la abstención o al voto a Izquierda-Ezkerra. Los resultados confirman el diagnóstico. Se ha alcanzado el mayor número de votos abertzales en unas elecciones a Cortes españolas y dos representantes en las mismas. Y no me quiero olvidar de los cabezas de lista y su influencia. El tirón de Uxue Barkos es innegable y está ahí; el perfil de Sabino Cuadra, persona a la que leo siempre, se decanta muy a la izquierda. Y no digo más.
En el debate sobre la hegemonía nacionalista/soberanista, hay que volver a insistir en que es un debate trufado. Lo importante no es quién saque más apoyos, sino que la suma de ambos cauces arroje suficiente agua para que nos podamos tirar a la piscina autodeterminista en un futuro. Las dicrepancias entre el PNV y la izquierda soberanista van a seguir existiendo, sobre todo en materia económica y social. Pero no deben ser motivo de guerras banderizas, causantes de tantas derrotas a la nación vasconavarra. El ejercicio efectivo del derecho a decidir debe estar en primera línea del horizonte. Tragar algún sapo en aras de ese objetivo superior forma parte del programa.
Volviendo a los análisis postelectorales, ha quedado demostrado que el esfuerzo unitario que ejemplifican las coaliciones Bildu y Amaiur ha sido premiado por la ciudadanía. Ha recibido un plus de apoyos, lo que unido al anuncio de abandono de las armas por parte de ETA, ha generado movimientos subterráneos de voto, impensables hace poco tiempo. A las listas de Amaiur les han dado apoyo gentes de la IA, de EA, de Aralar, de Alternatiba, de la izquierda federal, del PNV y hasta del PSOE. No se puede cuantificar en números, pero el mero hecho de que se haya dado esa confluencia da una idea de que los límites, cuando se hacen bien las cosas, se pueden romper. De que lo finito puede transformarse en infinito (o casi).
Varios portavoces de Amaiur han destacado el dato de que se han conseguido escaños en los cuatro territorios del sur vasco, por vez primera. A este respecto hay que decir dos cosas. Que Amaiur es algo nuevo, incomparable con datos del pasado, ya que una parte del nacionalismo institucional (EA) está dentro de la coalición. El caso de Araba es llamativo, pero también hay que decir que en ese territorio Eusko Alkartasuna ha tenido su historia.
La segunda cuestión es la disparidad de porcentajes de apoyo. Van a continuación unos datos de las capitales y principales ciudades: Primera fuerza en Donostia (24,13%), Zarautz (37,51%), Laudio (27,14%-empatada con EAJ) y Agurain (35,92%); segunda en Eibar (26,98%) y Amurrio (29,33%); tercera en Gasteiz (16,56%), Getxo (15,04%) y Lizarra (16,13%); cuarta en Bilbao (13,77%), Iruñea (14,12%) Barakaldo (12,42%), Portugalete (12,79%), Irun (16,84%) y Barañain (14,21%), quinta en Tudela (3,56%).
Aparece una horquilla entre el 12% de Barakaldo y el 37% de Zarautz, que representa el cauce central de los apoyos y que da una idea de la solidez del voto soberanista/independentista a lo largo y ancho del territorio. Una horquilla que muestra su debilidad en el área del Gran Bilbao, tal vez por el limitado perfil social de la coalición, muy definida, en cambio, en lo nacional. El caso de Tudela y la comarca de Erribera necesitaría un estudio más en detalle, por sus bajos porcentajes.
Es evidente que esta corriente de fondo necesita una consolidación en el tiempo y, sobre todo, en el plano organizativo. Hay quien, como Patxi Zabaleta, adelanta ya futuras confluencias. Ya se verá. Lo prioritario es que la izquierda abertzale central disponga de una cobertura legal para estructurarse en todo el país. La legalización de Sortu sería un paso decisivo en esa dirección, al que seguirían otros, como la reestructuración de Bildu, como agrupación de las fuerzas soberanistas de izquierdas, en el camino hacia la autoderminación. Pero eso son ya cuestiones a captar por el telescopio, como esos infinitos mundos finitos de los que habla el título de esta entrega.
2011/11/22
Sobre el sorpasso
Iñigo Urkullu |
Pero no voy a centrar este comentario en una disputa entre número de votos o de escaños, sino en que la afirmación de Iñigo Urkullu denota que en su subconsciente anidaba ese temor y que solo al ver las cifras se ha sentido aliviado. Yo, personalmente, me alegro de que el presidente jelkide se sienta menos nervioso que lo que demostró a lo largo de la campaña.
Y es que leyendo a comentaristas cercanos al PNV, en periódicos y blogs, llega uno a la conclusión de que quienes están obsesionados por la hegemonía abertzale son ellos y no los socios de Amaiur. Creo que la situación resultante, en la que Amaiur dispone de 7 diputados y el PNV de 5 (+1), es irrelevante. Como decia ayer, lo importante es que de 23 diputados a Cortes españolas dilucidados en Hego Euskal Herria, 13 son de obediencia vasca (o navarra) y 10 de obediencia estatal, los 5 de PP-UPN y los otros 5 del PSOE. Una mayoría en la representación que no se había dado en los últimos 35 años.
Habrá que recordar a estos comentaristas que la prioridad actual de la izquierda soberanista e independentista no es arrebatar la hegemonía al PNV, sino encauzar el proceso politico y avanzar hacia la concreción del derecho a decidir del pueblo vasco. Para ello es necesario reunir a las fuerzas dispersas y ponerlas en valor, como se ha hecho mediante Bildu en las municipales y Amaiur en las estatales. Y que como segundo estadio llegará el entendimiento estratégico con EAJ-PNV, en reclamación de ese derecho a decidir que en su día llevó el lehendakari Ibarretxe a Madrid.
Por lo tanto, el sorpasso que interesa es este. Un sorpasso en el que las fuerzas abertzales superen con nitidez a las estatales. Un sorpasso que aglutine, que sume y que ilusione a la inmensa mayoría de los ciudadanos de este país. Y para que ese momento llegue, más temprano que tarde, hay mucho trabajo por hacer. Hay que convencer, con argumentos, a muchos y a muchas, en las grandes ciudades, en Erribera, en Errioxa y en tantos sitios donde aún hay terreno para crecer.
Los proyectos económicos y sociales de PNV y Amaiur son diferentes. Las prioridades de uno y otros divergen en el día a día, en la fiscalidad, en las grandes infraestructuras, en muchas cuestiones. Hay que hacer una lista conjunta de discrepancias, reconocerlas y pactarlas. Para seguidamente poner manos a la obra en la tarea de abrir un espacio soberano en el mapa de Europa a una nación llamada Euskal Herria (o Euskadi), como más le guste a la mayoría.
- El PNV, Amaiur y la falsedad matemática - Iñaki Iriondo [gara.net]
Estekak:
2011/09/26
Del "insuficiente" al "inédito"
Jon Agirre Agiriano firma la Declaración. [Jauregialtzo/Argazki Press] |
La contundencia de los hecho a valorar ha obligado a esos agentes a medir su reacción y a acercarla a la realidad. Siguen añadiendo la coletilla de que no es el paso definitivo, que lo que esperan es la disolución de ETA y bla, bla, bla, pero empiezan a notar cierta presión sobre sus espaldas: algo habrá que hacer si no queremos desaprovechar esta oportunidad. El facilitador sudafricano Brian Currin lo ha dejado meridianamente claro en la entrevista que ha concedido a John Carlin para "El País". En la misma, Currin afirma que "hoy el Gobierno español tiene claramente a ETA muy a la defensiva, pero nunca logrará que se rinda incondicionalmente. No se puede mantener un control policial sobre cada casa y cada habitación en el País Vasco. Otros tipos duros aparecerán dispuestos a empuñar las armas y el conflicto seguirá durante más décadas hasta que por fin haya un acuerdo político. La opción policial no es sostenible a largo plazo. Hay que tragarse un poco el orgullo, demostrar un poco de generosidad y pragmatismo, y estar dispuestos a hacer algunas concesiones".
La izquierda independentista ha reflexionado, ha cambiado de estrategia y ha dado pasos muy significativos en la nueva dirección, respaldados de forma muy importante por la ciudadanía vasca el pasado 22 de mayo. Pronto habrá nuevos comicios en los que acudirá reforzada por la presencia conjunta con Aralar y se prevé que los resultados sean también excelentes. Madrid puede continuar haciendo el Don Tancredo, que diría el maestro Bergamín, pero sabe que el tiempo, en esta fase, corre a favor del bando contrario, sea Rubalcaba o sea Rajoy quien duerma en La Moncloa.
Es por ese motivo que agunos comunicadores de la Corte comienzan a sacar a flote el debate sobre el relato que va a quedar de este periodo de la historia de Euskal Herria y de España. Ellos quieren que lo que se cuente en los libros de texto es que la organización clandestina fue derrotada por la firmeza del Estado y que, por tanto, sí que hubo vencedores y vencidos. Intentarán por todos los medios -y cuando digo todos no es un eufemismo- sellar ese cierre para la posterioridad. A esos sectores no les importa nada que se produzca o no una cicatrización de las heridas en la sociedad vasca, lo único que pretenden es que quede claro que ellos han ganado y los otros, los malos, han perdido.
Con lo que no cuentan es con los votos del pueblo. Cuando escriben en sus medios que "el entorno etarra" ha accedido al gobierno de diputaciones y ayuntamientos, parecen querer deslizar la idea de que lo ha hecho mediante la fuerza, no gracias a los miles de votos cosechados. Ese pequeño dato no encaja en sus retratos sobre lo que ocurre en este país. Y no encaja porque desmonta el castillo de naipes que han erigido en base a sus propias ensoñaciones granespañolas. El discurso del miedo se les ha acabado. Todo el mundo ha podido votar con libertad a las distintas opciones que se presentaban. Y si Bildu ha logrado tantos votos es porque el relato de los vencedores y los vencidos no cuela en buena parte de la población vasca. Ni colará en un futuro, que no se hagan ilusiones.
Ante el nuevo escenario que se está dibujando en Euskal Herria, la izquierda independentista tiene una ventaja evidente, ya que ha sido la primera que se ha movido. A los demás grandes actores les está costando amoldarse a los nuevos tiempos políticos, y cuanto más tarden en recolocarse, peores resultados van a cosechar a corto y medio plazo. EAJ discute ahora si cambiar su denominación en castellano, debe ser su manera de ir recolocándose. Pero mejor haría en cambiar de actitud ante la izquierda independentista, dejando para los expetos en marketing lo del nombre comercial de la firma.
2011/09/17
Sentencia prefabricada
Arnaldo Otegi y Rafa Díez Usabiaga |
Tanto la Audiencia Nacional, como la Fiscalía, el Gobierno o el Tribunal Supremo están integrados por personas, personas que conocen la realidad, que leen la prensa e internet, escuchan la radio y ven la televisión. Personas que están perfectamente informadas de lo que pasa en Euskal Herria. Personas que saben al detalle que Arnaldo Otegi, Rafa Díez Usabiaga, Miren Zabaleta, Arkaitz Rodríguez y Sonia Jacinto eran en el momento de su detención la avanzadilla de un cambio histórico en la estrategia independentista. Ellos cinco, los cinco de Igara y otros más, por supuesto, pusieron los cimientos de una estrategia exclusivamente política, ajena a la violencia, al esquema político-militar, estrategia que se ha ido abriendo paso, no sin dificultades internas, en el seno de la izquierda independentista.
¿Cuál es, entonces, la razón de esta sentencia? La única explicación que se puede entender como razonable, en el sentido de que responde a una argumentación, consiste en infligir a la izquierda abertzale en busca de dos resultados. Por un lado, dar oxígeno a quienes puedan tener dudas sobre la apuesta realizada, y por otro, y mucho más importante, lanzar un serio aviso sobre la virtualidad de un proceso en el que ETA siga estando presente, aunque sea tan solo de forma latente.
Hay sectores influyentes en el Estado español que consideran insultante que Bildu acapare un gran poder institucional mientras ETA sigue sin anunciar el fin definitivo de su campaña armada, o en su defecto, la propia Bildu le solicite de forma fehaciente que dé semejante paso. Esos sectores, incrustados en los aparatos del Estado, los medios de comunicación, la judicatura y los principales partidos españoles, no están dispuestos a tolerar que la izquierda independentista, tras renunciar a su estrategia histórica, logre una victoria política sin precedentes.
Todos estos sectores, de los que el diario "El Mundo" es la vanguardia ideológica, desean escenificar una obra en la que la izquierda abertzale se arrodille ante el victorioso Estado español. Todos los demás escenarios son repudiados. Por lo tanto, van a seguir actuando en esa dirección, hacia la conformación de una fotografía final en la que las fuerzas independentistas vascas sean asimiladas a la derrota.
El pulso de estos sectores no va a acabar con esta sentencia prefabricada, sino que va a continuar en torno a la legalización de Sortu o la relectura de la llamada "doctrina Parot". Entre tanto, la izquierda independentista, lejos de ponerse nerviosa, debe acentuar su apuesta por las vías pacíficas, por la apertura de un escenario democrático, por la acumulación de fuerzas soberanistas que conquiste en las urnas el derecho de este pueblo a decidir su futuro. Cuanto mayores sean los obstáculos, mayor debe ser la decisión a favor del proceso. No puede haber vuelta atrás.
Beste iritziak:
- ¿Más allá de toda duda razonable? - Txema Montero [noticiasdenavarra.com]
- Bateragune y el huracán Ángela - Ramón Zallo [deia.com]
- Zigorraren itsukeria - Pello Urzelai [berria.info]
- Los delineantes del actual escenario político - Iñaki Iriondo [gara.net]
- El peso de las inercias - Luis Rodríguez Aizpeolea [elpais.com]
- Otegi y la paz en el País Vasco - Vicenç Fisas [publico.es]
2011/09/09
Zabaltzen: ¿navarrismo de izquierdas?
Asamblea constituyente de Zabaltzen |
El sí de la mayoría de la asamblea de Aralar, un 61%, ha puesto nerviosa a la derecha navarra, especialmente a su lideresa, Yolanda Barcina, quien ha movido ficha con rapidez para asegurar una coalición UPN-PP el próximo 20N. El temor de una victoria de la plataforma abertzale ha hecho de catalizador de la nueva entente, reedición de antiguos compromisos.
Otro temor muy diferente ha hecho que en el seno de Nafarroa Bai se produzan interesantes movimientos, que amenazan con dinamitar el sentido original de la coalición. La opción de Aralar por concurrir junto a los socios de Bildu ha determinado la reacción fulgurante de los autodenominados "independientes" de NaBai, quienes han formalizado la constitución de una asociación a la que han llamado Zabaltzen.
Zabaltzen, en su afán de impedir que la izquierda abertzale amplíe su campo de juego en la Alta Navarra, ha dado un paso al frente, comenzando a modular un discurso que se aleja de forma evidente de lo que se puede considerar como ideología abertzale. ¿Por qué afirmo esto? Pues porque su discurso considera a la Alta Navarra, un territorio de los siete que conforman Euskal Herria, como único sujeto político de la asociación. Por lo tanto, los integrantes de Zabaltzen cercenan el cordón umbilical que une a los territorios vascos para transformarse en una asociación provincial, como lo es Unión del Pueblo Navarro o lo fue en su día Unidad Alavesa.
Están en su derecho de hacerlo, por supuesto, faltaría más. Cada uno es muy libre de defender las ideas políticas que considere más oportunas. Ahora bien, quienes como Uxue Barkos, José Luis Mendoza o Koldo Martínez, defienden esas posiciones, deberán ser conscientes de que su praxis política se acerca más a la de UPN que a la sustentada por Bildu o Aralar. Una cosa es reconocer la división administrativa de los territorios vascos y las diferentes velocidades a desarrollar en cada una de sus entidades, y otra muy distinta convertir a un solo territorio en el sujeto exclusivo de la acción política.
Uno de los argumentos que utilizan es que defendiendo esas posturas pueden atraer a ciudadanos no abertzales, que vean en el progresismo de sus propuestas una alternativa fiable para Nafarroa Garaia, sin "contaminaciones" vascas. No deben darse cuenta de que el discurso navarrista, de no injerencia en la comunidad foral de decisiones tomadas en Bilbao o Donostia, tiene un defensor muy eficaz en UPN. Es cierto que este último partido es de derecha extrema y Zabaltzen podría considerarse de centro-izquierda, pero en la cuestión nacional las diferencias serían muy pocas.
Cara al 20N la inmensa mayoría de los abertzales navarros se agruparán bajos las siglas que decidan conjuntamente la izquierda abertzale, Aralar, Eusko Alkartasuna y Alternatiba. Una opción que puede aglutinar un importante porcentaje de votos. Según han anunciado los portavoces de Zabaltzen, ellos pretenden acudir a los comicios con el PNV y con personas desencantadas de otros partidos, aunque es muy probable que no lo puedan hacer bajo las siglas NaBai, registradas por Aralar.
El 21 de noviembre podremos evaluar cual ha sido la mejor decisión, pero el movimiento que se está produciendo trasciende de esas elecciones y habrá que seguirlo con atención en los próximos meses. El devenir de la construcción nacional vasca se verá afectado, sin duda, por las decisiones que se vayan tomando en Nafarroa Garaia en el corto y medio plazo.
Estekak:
- Nafarroa como provincia - Joxerra Bustillo
2011/09/05
Va a ser que no
Tras un mes desaparecido, a uno le cuesta entrar en materia a la hora de abordar la actualidad del país, pero este asunto de hoy me resulta conocido. El adelanto de las elecciones legislativas españolas al 20 de noviembre, debido a la debacle del Gobierno Zapatero, obliga a acelerar los tiempos a todos los actores, incluidos los vascos. La irrupción de Bildu el pasado mes de mayo y su incontestable éxito electoral no ha hecho sino aumentar los temores existentes en el seno del PNV por el posible final de su liderazgo político. Retirado Ibarretxe a la universidad, sin lideres carismáticos y con Iñigo Urkullu como único referente fiable, el partido de Sabino y Luis Arana no se siente seguro.
Ese temor no es nuevo, ya que nació hace ya más de cincuenta años, cuando un grupito de jóvenes universitarios de Bilbao y Donostia se reunieron con el fin de acabar con la indolencia que dominaba en el escenario vasco tras la derrota en la guerra de 1936. Esos jóvenes, que primero se llamaron Ekin y posteriormente Euzkadi ta Azkatasuna (ETA), pusieron en cuestión algo intocable durante décadas: la primacía del nacionalismo sabiniano en el movimiento patriótico vasco. Es cierto que en los años treinta había surgido Acción Vasca, pero la guerra y la represión habían dejado exagüe a ese agente político.
Fue el histórico líder del PNV, Juan Ajuriagerra, quien optó en aquel momento decisivo por no dar crédito a las demandas de los jóvenes abertzales. Pensó que aquello sería flor de un día. Se equivocó. Pasados más de cincuenta años de aquella encrucijada, PNV y Bildu se reconocen como adversarios políticos de tamaño semejante, lo que favorece las desconfianzas mutuas. Parece estar en juego el futuro liderazgo abertzale y cualquier pequeño error de cálculo puede ser fatal.
De cara a las elecciones del 20N, los grupos que conforman Bildu han lanzado una oferta de colaboración electoral a PNV y Aralar, con el propósito de concurrir juntos a las elecciones a Madrid, en calidad de representantes de una mayoría social de Euskal Herria, que negocie como pueblo ante las autoridades españolas. Se anuncia una próxima reunión exploratoria, pero la postura del PNV es nítida. No se mezclarán con los herederos políticos de aquellos jóvenes rebeldes de finales de los cincuenta.
No lo harán por muchas razones, pero la principal es que el PNV mantiene una postura estratégica incompatible con la de Bildu. Mientras que la izquierda abertzale, en su sentido más amplio y plural, siempre ha defendido una lucha de liberación nacional frente a los Estados español y francés, el PNV abandera el camino institucional, de acuerdos y compromisos con la metrópoli, que no va a abandonar a estas alturas de su dilatada historia.
Más allá de las diferencias programáticas, de las enemistades personales, de las luchas cainitas, se encuentra el concepto central que anida en ambos agentes políticos. Un concepto diferente, sino enfrentado. Para la izquierda abertzale las siglas son lo de menos, lo importante es sumar en el proceso soberanista; para el PNV las siglas son sagradas y todos sus militantes se deben a ellas. Transigir ahí sería el principio del fin.
Si el PNV aceptase la candidatura unitaria con Bildu y Aralar, estaría aceptando de facto que su estrategia nescafé, de tacita a tacita, trasferencia a trasferencia, ha sido un error histórico. Se estaría plegando a la estrategia de liberación nacional de los jóvenes rebeldes que tantos dolores de cabeza ocasionaron a Ajuriagerra.
Por lo tanto, por muchos esfuerzos de conciliación, de gestos de buena voluntad, que realicen los representantes de Bildu, la respuesta final del PNV va a ser que no. Porque como decía Iñigo de Loyola, en tiempos de turbación no se deben hacer mudanzas. Es mejor hacerse fuerte en lo conocido, en lo que se tiene y a partir de ahí planificar los futuros pasos. Es cierto, y lo saben, que corren el riesgo de sufrir el sorpasso por parte de Bildu. Pero ese posible escenario lo gestionarán cuando toque, si es que llega a darse. Mientras tanto, como en sus mejores años tras la muerte de Franco, Batasuna ta Indarra.
Ese temor no es nuevo, ya que nació hace ya más de cincuenta años, cuando un grupito de jóvenes universitarios de Bilbao y Donostia se reunieron con el fin de acabar con la indolencia que dominaba en el escenario vasco tras la derrota en la guerra de 1936. Esos jóvenes, que primero se llamaron Ekin y posteriormente Euzkadi ta Azkatasuna (ETA), pusieron en cuestión algo intocable durante décadas: la primacía del nacionalismo sabiniano en el movimiento patriótico vasco. Es cierto que en los años treinta había surgido Acción Vasca, pero la guerra y la represión habían dejado exagüe a ese agente político.
Fue el histórico líder del PNV, Juan Ajuriagerra, quien optó en aquel momento decisivo por no dar crédito a las demandas de los jóvenes abertzales. Pensó que aquello sería flor de un día. Se equivocó. Pasados más de cincuenta años de aquella encrucijada, PNV y Bildu se reconocen como adversarios políticos de tamaño semejante, lo que favorece las desconfianzas mutuas. Parece estar en juego el futuro liderazgo abertzale y cualquier pequeño error de cálculo puede ser fatal.
De cara a las elecciones del 20N, los grupos que conforman Bildu han lanzado una oferta de colaboración electoral a PNV y Aralar, con el propósito de concurrir juntos a las elecciones a Madrid, en calidad de representantes de una mayoría social de Euskal Herria, que negocie como pueblo ante las autoridades españolas. Se anuncia una próxima reunión exploratoria, pero la postura del PNV es nítida. No se mezclarán con los herederos políticos de aquellos jóvenes rebeldes de finales de los cincuenta.
No lo harán por muchas razones, pero la principal es que el PNV mantiene una postura estratégica incompatible con la de Bildu. Mientras que la izquierda abertzale, en su sentido más amplio y plural, siempre ha defendido una lucha de liberación nacional frente a los Estados español y francés, el PNV abandera el camino institucional, de acuerdos y compromisos con la metrópoli, que no va a abandonar a estas alturas de su dilatada historia.
Más allá de las diferencias programáticas, de las enemistades personales, de las luchas cainitas, se encuentra el concepto central que anida en ambos agentes políticos. Un concepto diferente, sino enfrentado. Para la izquierda abertzale las siglas son lo de menos, lo importante es sumar en el proceso soberanista; para el PNV las siglas son sagradas y todos sus militantes se deben a ellas. Transigir ahí sería el principio del fin.
Si el PNV aceptase la candidatura unitaria con Bildu y Aralar, estaría aceptando de facto que su estrategia nescafé, de tacita a tacita, trasferencia a trasferencia, ha sido un error histórico. Se estaría plegando a la estrategia de liberación nacional de los jóvenes rebeldes que tantos dolores de cabeza ocasionaron a Ajuriagerra.
Por lo tanto, por muchos esfuerzos de conciliación, de gestos de buena voluntad, que realicen los representantes de Bildu, la respuesta final del PNV va a ser que no. Porque como decía Iñigo de Loyola, en tiempos de turbación no se deben hacer mudanzas. Es mejor hacerse fuerte en lo conocido, en lo que se tiene y a partir de ahí planificar los futuros pasos. Es cierto, y lo saben, que corren el riesgo de sufrir el sorpasso por parte de Bildu. Pero ese posible escenario lo gestionarán cuando toque, si es que llega a darse. Mientras tanto, como en sus mejores años tras la muerte de Franco, Batasuna ta Indarra.
Beste iritziak:
- Zer gertatzen zaie gure politikoei? - Pako Aristi [basque-criticalstew.org]
2011/07/28
Aralar: en busca del sitio perdido
Patxi Zabaleta, líder de Aralar. www.noticiasdenavarra.com |
Entre los perdedores del pasado 22M resalta la decisión de Hamaikabat de no volver a concurrir a otros comicios. Su creación, dicen ellos mismos, ha podido traer más inconvenientes que ventajas al nacionalismo institucional que proclaman. Un nacionalismo basado en ocupar despachos y arremeter, día sí y día también, contra la "izquierda radical", que en el lenguaje se parecen como dos gotas de agua a Iñigo Urkullu, paisano encartado. Sabia decisión, la de Hamaikabat.
Ezker Batua, en trance de descomposición a base de intrigras y puñaladas varias, es menos batua que nunca y en otoño, se dividirá con toda seguridad en dos. Una menos sucia ligada a la IU de Cayo Lara y otras más casposa, con aspiraciones soberanistas. Las dos, presiento, camino de la inanidad política, pese a algunos militantes esforzados.
A Aralar, en cambio, no se le puede incluir en el capítulo de los perdedores, dado que bajo la sigla de NaBai 2011 (en coalición con PNV e independientes) ha cosechado un importante resultado en Nafarroa Garaia, especialmente en la capital Iruñea, que compensa, en parte, su debacle en la CAPV. El avance de su documento político para el congreso que celebrará en octubre no aporta muchas novedades en lo filosófico, resultando una reafirmación de las ideas históricas profesadas por su líder Patxi Zabaleta. En pocas palabras, una izquierda abertzale abierta, plural, civil, soberanista, que distingue los tres espacios jurídico-administrativos en que se divide hoy por hoy el país y que adolece de una falta de nervio en materia social, en la pata socialista de su ideario, demasiado proclive al centro, según observo.
Donde sí que trae novedades la ponencia de Aralar es respecto a su política de alianzas a corto y medio plazo. Coalición con Bildu en la CAPV, coalición Nabai-Bildu para la CFN y gran coalición por el derecho a decidir para el senado español, con el PNV y Bildu. Aparte de la bondad o no de la propuesta, ésta da a entender que Aralar sigue ocupando un papel central en la política de alianzas en Hego Euskal Herria, lo que no es del todo cierto. Las últimas elecciones han confirmado un dibujo con cuatro grandes fuerzas: PNV, Bildu, PSOE y PP-UPN, en el que Aralar sería, en todo caso, un fragmento del espacio Bildu-izquierda abertzale.
Sobrevalorar las propias fuerzas es un error importante en política. En el tiempo anterior, con la izquierda abertzale proscrita a sangre y fuego, Aralar acumuló una cierta fuerza, en parte prestada. Ahora ha perdido esa adherencia y es muy probable que no la pueda recobrar en el futuro. Si a las próximas elecciones concurre en solitario puede obtener un resultado muy pobre, lo que intenta evitar a toda costa. Pero la diferencia en respaldo electoral con Bildu es tan notable que, pretender acudir de igual a igual a los comicios parece un brindis al sol.
El camino futuro de Aralar, y así lo apuntan también en su escrito, depende en mayor medida de la refundación de la izquierda abertzale, una vez que Sortu pueda convertirse en formación legal. Ahí se abriría un periodo de debate en el que podrían participar, desde sus propias realidades, Abertzaleen Batasuna y Aralar. Sin embargo, a corto plazo, la coalición que plantea el partido de Zabaleta se me antoja inviable con ese formato. Otra cosa es que Aralar se uniese a la coalición Bildu como otro socio más, junto a EA, Alternatiba e independientes abertzales y socialistas, pero queda poco tiempo para operaciones tan complicadas.
La apuesta publicada por Aralar, además, ha logrado mover pieza en Nafarroa Garaia, donde los llamados independientes de NaBai 2011, encabezados por Uxue Barkos y José Luis Mendoza, empiezan a ver las orejas al lobo, o sea, a Bildu. Acérrimos enemigos de cualquier entente con la izquierda abertzale mayoritaria, estos independientes pretenden mantener a toda costa el espíritu vasquista y progresista de la coalición navarra, agrupándose en torno a un colectivo-partido que se llamará Zabaltzen. El asunto es que si Aralar plantea ir junto a Bildu en las elecciones, ellos puedan acudir a las mismas junto al PNV en un polo que vaya a representar en el futuro una opción abertzale de centro para Nafarroa Garaia, alejada de la órbita de la izquierda abertzale. Una especie de NaBai sin Batzarre, sin EA y sin Aralar, o sea, otra cosa.
A mí me parece estupendo que las gentes independientes de NaBai se organicen y defiendan sus postulados a cara descubierta. Nunca he creído en la viabilidad de una única opción abertzale en la Alta Navarra, desde el PNV hasta la izquierda abertzale que ellos apellidan "radical". Un decantamiento en NaBai, entre PNV y Zabaltzen por un lado, y Aralar por el otro, junto a Bildu, puede ser clarificador y sumar más apoyos populares, que la opción de ir todos bajo un mismo cartel electoral. En todo caso, los próximos dos o tres meses serán decisivos en la conformación del próximo mapa de aspirantes a las elecciones. Dependiendo de si hay adelanto o no de la fecha, puede que se den sorpresas.
PD: Tras tantas elucubraciones preelectorales, conviene tomarse un respiro, que el otoño va a ser movidito. Volveremos en septiembre, con más ánimos, si cabe.
2011/07/14
Tras la espuma
El proceso político vasco, como el verano que estamos padeciendo, se caracteriza por las turbulencias, los cambios inesperados y las galernas a última hora de la tarde. Nadie prometió, a la hora de arrancar, que la tarea iba a ser fácil, por lo que surgirán contratiempos, habrá parones, pasos en falso y desistimientos. Como en la vida misma.
Siendo sinceros, somos muchos los que nos hubiéramos dado con un canto en los dientes si hace tres años nos hubiesen pronosticado que a íbamos a estar, en junio de 2011, como estamos. Mas lo cierto es que se ha avanzado mucho en el camino de apertura de un nuevo ciclo político. Falta también mucho para culminar el trabajo, pero si miramos un instante hacia atrás, comprobaremos que el punto de partida está ya muy lejos. Y lo que es más importante, todo indica que por muchos reveses que se produzcan en los tiempos venideros, nunca se ha de volver a aquel estadio. Pareciese que en dos años se ha avanzado a una velocidad de vértigo.
Por cierto que algunos que sentían eso, vértigo, al inicio del camino, gentes que no veían con claridad la utilidad de la nueva estrategia, se van incorporando a la misma, una vez que los resultados de Bildu les han abierto los ojos. Enrocarse en una posición defensiva puede ser útil durante un tiempo para librarse del mate, pero a la larga es mucho más inteligente lo que se ha hecho, mover ficha.
Sin embargo, no todo son parabienes. La espuma que ha dejado el tsunami Bildu no puede ser utilizada para esconder la realidad. Los procesos políticos continúan, sigue habiendo detenciones, prohibicions a diversos actos. En definitiva, pese a que se diga por ahí que la batalla contra la ilegalización está ganada, no es del todo cierto. Está pendiente el recurso de Sortu, Arnaldo Otegi y sus compañeros siguen en la cárcel, las amenazas contra Bildu son diarias. Yo diría que se ha ganado una batalla contra la ilegalización, pero no la guerra.
Esa misma espuma de optimismo puede enredar a los electos de Bildu en el proceloso laberinto de la gestión diaria de los problemas. Las tareas institucionales son importantes y no se puede defraudar a los votantes que han confiado en las listas soberanistas. Pero el día a día no puede dejar de lado los objetivos a medio y largo plazo del soberanismo, que no son otros que poner a este pueblo en la pista de despegue del derecho a decidir. Probablemente con la compañía de otros agentes políticos, sindicales y sociales que coincidan con ese objetivo de carácter nacional.
Entretanto, en la batalla mediática, el enemigo no descansa. Trata de sacar a la luz contradiciones, reproduce hasta la saciedad fotos de buen rollito que esconden posteriores puñaladas dialécticas. Estamos empezando el camino institucional, pero uno echa en falta una línea menos zigzageante, en la que sin caer en el gesto hosco ni en el desafío, ya que estamos en otro tempus político, se evite el buenismo, ese discurso de estar a bien con todo el mundo, porque además es irreal.
La izquierda soberanista tiene un programa y unos objetivos nítidos. A una parte de la ciudadanía de este país no le gustan, pero esa circunstancia no debe ser motivo para desdibujarlos. Una cosa es no entrar como elefante en cacharrería y otra ir de puntillas para no molestar. Se precisa buscar un término medio, es decir, hacer política, con mayúsculas y sin complejos.
Siendo sinceros, somos muchos los que nos hubiéramos dado con un canto en los dientes si hace tres años nos hubiesen pronosticado que a íbamos a estar, en junio de 2011, como estamos. Mas lo cierto es que se ha avanzado mucho en el camino de apertura de un nuevo ciclo político. Falta también mucho para culminar el trabajo, pero si miramos un instante hacia atrás, comprobaremos que el punto de partida está ya muy lejos. Y lo que es más importante, todo indica que por muchos reveses que se produzcan en los tiempos venideros, nunca se ha de volver a aquel estadio. Pareciese que en dos años se ha avanzado a una velocidad de vértigo.
Por cierto que algunos que sentían eso, vértigo, al inicio del camino, gentes que no veían con claridad la utilidad de la nueva estrategia, se van incorporando a la misma, una vez que los resultados de Bildu les han abierto los ojos. Enrocarse en una posición defensiva puede ser útil durante un tiempo para librarse del mate, pero a la larga es mucho más inteligente lo que se ha hecho, mover ficha.
Sin embargo, no todo son parabienes. La espuma que ha dejado el tsunami Bildu no puede ser utilizada para esconder la realidad. Los procesos políticos continúan, sigue habiendo detenciones, prohibicions a diversos actos. En definitiva, pese a que se diga por ahí que la batalla contra la ilegalización está ganada, no es del todo cierto. Está pendiente el recurso de Sortu, Arnaldo Otegi y sus compañeros siguen en la cárcel, las amenazas contra Bildu son diarias. Yo diría que se ha ganado una batalla contra la ilegalización, pero no la guerra.
Esa misma espuma de optimismo puede enredar a los electos de Bildu en el proceloso laberinto de la gestión diaria de los problemas. Las tareas institucionales son importantes y no se puede defraudar a los votantes que han confiado en las listas soberanistas. Pero el día a día no puede dejar de lado los objetivos a medio y largo plazo del soberanismo, que no son otros que poner a este pueblo en la pista de despegue del derecho a decidir. Probablemente con la compañía de otros agentes políticos, sindicales y sociales que coincidan con ese objetivo de carácter nacional.
Entretanto, en la batalla mediática, el enemigo no descansa. Trata de sacar a la luz contradiciones, reproduce hasta la saciedad fotos de buen rollito que esconden posteriores puñaladas dialécticas. Estamos empezando el camino institucional, pero uno echa en falta una línea menos zigzageante, en la que sin caer en el gesto hosco ni en el desafío, ya que estamos en otro tempus político, se evite el buenismo, ese discurso de estar a bien con todo el mundo, porque además es irreal.
La izquierda soberanista tiene un programa y unos objetivos nítidos. A una parte de la ciudadanía de este país no le gustan, pero esa circunstancia no debe ser motivo para desdibujarlos. Una cosa es no entrar como elefante en cacharrería y otra ir de puntillas para no molestar. Se precisa buscar un término medio, es decir, hacer política, con mayúsculas y sin complejos.
2011/07/06
El Estado monopoliza la violencia
Donostiako manifestazioa, joan den larunbatean. www.gara.net |
Viene todo esto a cuento de la operación policial de octubre de 2009 por la que fueron detenidos varios militantes independentistas por el grave delito de reunirse para hablar de política. Más claro, para que el movimiento al que pertenecen pasase de una estrategia político-militar (que incluía el ejercicio de la violencia de respuesta o insurgente) a otra estrictamente política, pacífica, democrática.
El Estado español, en el pleno ejercicio de la violencia, en grado de monopolio, privó de libertad a la mayoría de estas personas y año y medio después las juzga en base a las mismas premisas argumentadas en el momento de la operación. Esto es, ese grupo de personas trabajaban a las órdenes de ETA. Es decir, que quienes se dedicaban a construir todo un andamiaje teórico-político para que concluyese la actividad de la organización clandestina, con su consiguiente desaparición a medio plazo, estaban en realidad trabajando para ella.
Quienes vivimos en este país, estamos mínimamente informados y tenemos algo de sentido común, sabemos de sobra que se trata de un absurdo mayúsculo. Que lo que pergeñó en su momento el juez Baltasar Garzón y ahora confirma el fiscal Vicente González-Mota es una verdadera fantasía jurídica. Lo que ocurre es que al Estado le conviene mantener su intransigencia, para defender así sus posiciones en el tablero de ajedrez en el que se libra la batalla. Los resultados del 22M han sido una bofetada en el rostro para ellos y ahora quieren devolverla en forma de sentencia ejemplar. Al menos eso es lo que parece.
El mantenimiento de la petición de 10 años de cárcel para Arnaldo Otegi y Rafa Díez, los nueve para Miren Zabaleta y los ocho para Sonia Jacinto y Arkaitz Rodríguez es un auténtico despropósito. Pero no por el número de años, que es una auténtica burrada, sino por su propia existencia. En este caso, una multa de cien euros también sería un despropósito. Ninguno de los cinco citados, ni de los otros tres que han sido eximidos de acusación, funcionaba de forma clandestina. Al parecer acudían, entre otros lugares, a una conocida sede sindical, con el afán de intercambiar puntos de vista sobre el proceso político. Y por ese hecho se les acusa de ser dirigentes terroristas.
Habrá que volver a recordar cómo están las cosas en este país. Habrá que decir que la organización clandestina ETA está parada de forma permanente, que ni siquiera manda cartas a los empresarios. Habrá que decir que no se dan hechos de kale borroka. Habrá que explicar que la Diputación de Gipuzkoa, gobernada por Bildu, ha rechazado con contundencia el ataque al monolito en recuerdo del ex gobernador civil Juan María Jauregi, muerto por ETA en el año 2000. Podría seguir con la lista, pero no hace falta. En el campo contrario, el de los Estados, prosiguen las detenciones. Hoy mismo se ha producido otra en Cahors. Y, lo que es más grave, continúa el ataque policial-judicial contra los principales actores de la nueva estrategia independentista. ¿Qué es lo que busca el Estado con este nuevo desafío a quienes queremos la paz, una paz justa y duradera, para el pueblo vasco? ¿Qué persigue manteniendo su estrategia de violencia político-judicial?
Beste iritziak:
- La instrumentalización permanente - Daniel Escribano y Pau Casanellas [rebelion.org]
2011/06/30
Separatistas
¡Mueran los separatistas! era una exclamación muy conocida en la infancia. Era un grito de guerra de los falangistas referido a los vascos. En aquellos tiempos, claro está, la coalición Bildu no existía. Ahora que existe, los separatistas son ellos.
Hablamos de cultura, de capital cultural, de Donostia. Y hablamos, no porque a mí me vuelva loco el invento de la capitalidad, que va a ser que no, sino por los derivados político-mediáticos de la historia. Y hablando de cultura, habrá que recordar que en la autodenominada piel de toro, sí, la misma de la Enciclopedia Alvarez, persiste una cultura soterrada, intransigente, antivasca, que aflora en momentos puntuales, con gritos contra los jugadores del Athletic o la Real en esos campos de la meseta o a la hora de otorgarle a Donostia la capitalidad cultural.
Es una cultura made in Millán-Astray, primitiva, sedicente, que ahora se ha puesto por montera el ex ministro y actual alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, acompañado en el tercio de varas por la ministra y ex alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar. Resulta que un jurado internacional, con seis representantes nombrados por el Ministerio español de Cultura, ha designado a la capital donostiarra como ciudad cultural europea 2016. Por méritos propios y a pesar de contar con un alcalde de Bildu, elegido por la mayoría de los ciudadanos del municipio, por cierto.
Resulta que Belloch y Aguilar, apostaban por sus ciudades para semejante honor. Resulta que sus compañeros del Ministerio de Cultura se han pasado sus presiones, que, conociéndolos, habrán sido de peso, por la entrepierna. Resulta que estos dos políticos de segunda fila no saben perder y mezclando impunemente churras con merinas, intentan ahora que se repita la votación para salvar sus mezquinos intereses.
Como no disponen de argumentos, utilizan la frase gruesa contra Bildu, Donostia y Euskal Herria en general. No pueden aceptar que en una movida organizada por España gane una ciudad vasca. Su subconsciente les delata. Es igual al odio profesado por tantos españoles al Barça, al que no consideran equipo español. Llevan razón, no lo es, al igual que Donostia no es España. Pero en el pecado llevan la penitencia, porque en lugar de aplaudir la nominación, argumentando que Donostia será en 2016 el rompeolas de España, como hace el aristocrático "Abc" todos los años, se emperran en denigrar un proceso en el que Donostia ha logrado superar a la Córdoba del Califato y la Mezquita y a la Zaragoza de la Pilarica y Agustina de Aragón. Ahí es nada.
Tienen tan bajo nivel, disponen de mecanismos mentales tan poco desarrollados, que desprecian a compañeros de partido como Odón Elorza, artífice de la nominación. Lo único que les mueve es el ardor guerrero que abraza a "La Roja", "La Rojita", el flamenco, los toros y Fernando Alonso como estandartes de la patria española una e indivisible. Una patria decadente, la España de Frascuelo y de María que describiera con su acerada pluma Antonio Machado.
Al final, cuando el alcalde independentista de Donostia acude a Madrid a defender la candidatura donostiarra, al llamado Museo del Traje, acompañado del ex alcalde Elorza, en un acto de convivencia cultural y política digno de aplaudir, ellos se retratan como los separatistas que son. Bildu no es sino la disculpa de su profundo rencor contra lo vasco, contra el euskara, contra un pueblo que no es el suyo. ¿O acaso temen que para 2016 Donostia sea la capital cultural de una Euskal Herria soberana?
Hablamos de cultura, de capital cultural, de Donostia. Y hablamos, no porque a mí me vuelva loco el invento de la capitalidad, que va a ser que no, sino por los derivados político-mediáticos de la historia. Y hablando de cultura, habrá que recordar que en la autodenominada piel de toro, sí, la misma de la Enciclopedia Alvarez, persiste una cultura soterrada, intransigente, antivasca, que aflora en momentos puntuales, con gritos contra los jugadores del Athletic o la Real en esos campos de la meseta o a la hora de otorgarle a Donostia la capitalidad cultural.
Es una cultura made in Millán-Astray, primitiva, sedicente, que ahora se ha puesto por montera el ex ministro y actual alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, acompañado en el tercio de varas por la ministra y ex alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar. Resulta que un jurado internacional, con seis representantes nombrados por el Ministerio español de Cultura, ha designado a la capital donostiarra como ciudad cultural europea 2016. Por méritos propios y a pesar de contar con un alcalde de Bildu, elegido por la mayoría de los ciudadanos del municipio, por cierto.
Resulta que Belloch y Aguilar, apostaban por sus ciudades para semejante honor. Resulta que sus compañeros del Ministerio de Cultura se han pasado sus presiones, que, conociéndolos, habrán sido de peso, por la entrepierna. Resulta que estos dos políticos de segunda fila no saben perder y mezclando impunemente churras con merinas, intentan ahora que se repita la votación para salvar sus mezquinos intereses.
Como no disponen de argumentos, utilizan la frase gruesa contra Bildu, Donostia y Euskal Herria en general. No pueden aceptar que en una movida organizada por España gane una ciudad vasca. Su subconsciente les delata. Es igual al odio profesado por tantos españoles al Barça, al que no consideran equipo español. Llevan razón, no lo es, al igual que Donostia no es España. Pero en el pecado llevan la penitencia, porque en lugar de aplaudir la nominación, argumentando que Donostia será en 2016 el rompeolas de España, como hace el aristocrático "Abc" todos los años, se emperran en denigrar un proceso en el que Donostia ha logrado superar a la Córdoba del Califato y la Mezquita y a la Zaragoza de la Pilarica y Agustina de Aragón. Ahí es nada.
Tienen tan bajo nivel, disponen de mecanismos mentales tan poco desarrollados, que desprecian a compañeros de partido como Odón Elorza, artífice de la nominación. Lo único que les mueve es el ardor guerrero que abraza a "La Roja", "La Rojita", el flamenco, los toros y Fernando Alonso como estandartes de la patria española una e indivisible. Una patria decadente, la España de Frascuelo y de María que describiera con su acerada pluma Antonio Machado.
Al final, cuando el alcalde independentista de Donostia acude a Madrid a defender la candidatura donostiarra, al llamado Museo del Traje, acompañado del ex alcalde Elorza, en un acto de convivencia cultural y política digno de aplaudir, ellos se retratan como los separatistas que son. Bildu no es sino la disculpa de su profundo rencor contra lo vasco, contra el euskara, contra un pueblo que no es el suyo. ¿O acaso temen que para 2016 Donostia sea la capital cultural de una Euskal Herria soberana?
Beste iritziak:
- Orfeón antidonostiarra - Javier Vizcaino [publico.es]
2011/06/27
Absolución
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Imagen de la vista oral. www.gara.net |
Lo que ocurre es que España funciona así. Por impulsos políticos que emanan desde el poder y los satélites que orbitan a su alrededor. El Ministerio de la Gobernación y sus servicios de inteligencia (sic) detectaron en el año 2009, violando el derecho a la intimidad de los encausados, movimientos políticos en los que se adivinaba un cambio de estrategia de fondo en la izquierda abertzale. Aún eran incipientes y por tanto, podían ser objeto de una operación represiva con el fin de abortarlos, antes de que prendiesen en el corpus de la izquierda independentista. La Audiencia Nacional, el brazo tonto de la justicia al servicio del titular de Gobernación, propició la entrada de las fuerzas policiales en la sede de LAB en Donostia, lugar de encuentro de algunos de los ahora juzgados.
El Gobierno Zapatero, en su afán de venganza por el fracaso del anterior proceso de diálogo, no tuvo empacho en cargarse el incipiente movimiento estratégico, para seguir apostando por la vía represiva, por la mano dura para ahogar las ansias de independencia del pueblo vasco. Con lo que no contaba Alfredo Pérez es con la capacidad de resistencia de esa izquierda independentista, la cual, pese a ver encarcelados a algunos de sus militantes más preciados, y no hablo solo de Otegi y Diez Usabiaga, supo mantener la apuesta. Y no solo eso. Supo extender el movimiento, con las dificvultades que entrañaba, y hacerlo en tiempo y forma.
La estrategia fundamental de Pérez Rubalcaba ha fracasado. Y él lo sabe. Fracasó el día en que el Tribunal Constitucional, por un solo voto, permitió que Bildu se presentase a las elecciones y obtuviese 325.000 votos, la Diputación de Gipuzkoa y 120 alcaldías. Pérez Rubalcaba intenta ahora, como candidato de su partido a La Moncloa, amenazar a Bildu. También fracasará. Sabe que ha sido un mero peón del sistema para retrasar lo que todo el mundo sabe. Más temprano que tarde el pueblo vasco tendrá ocasión de decidir democráticamente su futuro. Como pronto lo hará el pueblo escocés, como ya lo hizo en su día el pueblo de Québec, como tantos y tantos pueblos del mundo lo han hecho y lo harán.
Mantener en prisión, por hacer política, a Miren Zabaleta, Sonia Jacinto, Arkaitz Rodríguez y Arnaldo Otegi es un escándalo democrático de primer orden. Juzgarles a ellos y a Rafa Díez Usabiaga, Mañel Serra, Amaia Esnal y Txelui Moreno es un despropósito. Todo el mundo sabe que ellos fueron piezas importantes en la que hoy es diáfana apuesta independentista por las vías pacíficas y democráticas. No se trata tanto de vencer como de convencer, de acumular fuerzas, plurales y complementarias, en una dirección que convenza a la mayoría de la población de este país, sin injerencias de ningún tipo. Así de sencillo y así de complicado al mismo tiempo.
Y la única salida aceptable para este juicio, que se va a volver contra los que impulsaron aquella operación represiva, es la absolución de todos y cada uno de los encausados. Porque su único delito ha sido luchar políticamente por una estrategia pacífica y democrática. Porque los necesitamos en las calles y en los centros de trabajo de Euskal Herria. Por los queremos en casa. Absolución.
Estekak:
- "Bateragune": Garzón y Murillo en el otro banquillo - Ramón Zallo [gara.net]
- Desfase politikoa - Pello Urzelai [berria.info]
- 8719600510 - Carlo Frabetti [insurgente.org]
- Epaiketa zuzenean [eleakmugimendua.info]
2011/06/22
Conflicto-adictos
Un mes después de las eleccciones locales y forales se puede confirmar que el nuevo tiempo político tiene su puerta anteabierta. Un soplo de aire fresco ha llegado a las instituciones de la mano de Bildu, y el mejor ejemplo es la decidida actuación por el cambio del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Donostia, con Juan Karlos Izagirre a la cabeza.
Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, las fuerzas retardatarias que operan en nuestro país han movido ficha desde el primer día, intentando ensuciar el potente caudal político que ha sumado la coalición soberanista de izquierdas en los comicios. En la configuración de las corporaciones municipales utilizaron los altavoces mediáticos con que cuentan para amplificar hasta el absurdo los "incidentes" que se produjeron en Elorrio y Lizartza. De los "no incidentes" que se dieron en el resto de los lugares, ni mención. De hecho, el singular concejal popular de Elorrio se paseado por los platós de todas las televisiones españolas con aires de nuevo héroe contra la barbarie de los vascos irredentos. Le han concedido entrevistas como si de un mandatario internacional se tratase. El señor Ares, al parecer, ya le ha ofrecido un puesto en su departamento autonómico de Gobernación.
Otro de los hilos de los que tiran esas fuerzas empecinadas en que nada cambie, porque les va muy bien así, es de las víctimas, de ETA claro está, utilizando a familiares de algunas de ellas como punta de lanza de las criticas políticas a Bildu, papel que en ningún caso les corresponde. Paralelamente, destacados columnistas de la prensa local y de la madrileña, se empeñan en expandir la idea de que la derrota de ETA va por mal camino, debido a los cientos de miles de votos cosechados por Bildu, circunstancia que aleja el escenario final que a ellos les encantaría contemplar. Sostienen además que ETA sigue ahí, agazapada, a la espera de su momento.
Blandir el señuelo de ETA, cuando la organización clandestina se encuentra en tregua permanente, confirmada incluso por los lobbys empresariales, es una maniobra, cuando menos, irresponsable. Como no hay atentados, ni kale borroka, ni incidente que inflar, aventan sin pudor el supuesto drama de los concejales de Andoain de PSOE y PP, que no pueden estar acompañados de sus escoltas dentro del edificio consistorial. Esa es la gran prueba del nueve de la maldad intrínseca de Bildu, personificada en la alcaldesa Ana Carrere.
El problema es que decisiones semejantes han sido implementadas anteriormente en otros ayuntamientos e instituciones por alcaldes de PNV y PSOE, sin que nadie se haya llevado las manos a la cabeza. Tal vez ha habido una falta de tacto en las formas, pero en el fondo la decisión municipal es impecablemente democrática. La ley está de parte de la alcaldesa y por ese mismo motivo el ministro/candidato Rubalcaba anuncia ahora que cambiará la ley de forma urgente. El cántabro no quiere que se le escape ningún voto por la derecha, los de izquierda los ha dado por perdidos hace mucho tiempo.
En el fondo, de lo que se trata con el lanzamiento mediático de estos temas, en sí mismos insustanciales, es de mantener una cierta tensión político-informativa en un país que camina con paso firme hacia otro estadio politico en el que, por ejemplo, el derecho a decidir no sea un tabú, sino una práctica real de la ciudadanía. La llegada de Bildu a 120 alcaldías no ha supuesto la hecatombe que ellos habían pronosticado e intentan sacarse la rabia, que esa circunstancia les produce, componiendo titulares tan graciosos como el de La Gaceta: "ETA ya tiene alcalde en San Sebastián". Está claro que quieren seguir aferrados al "conflicto" hasta la eternidad.
Un alcalde que, por cierto va a viajar a Madrid, a defender la capitalidad cultural de Donostia, acompañado del ex alcalde del PSOE, Odón Elorza, en un gesto de normalidad institucional que desbarata la línea de flotación de la alianza de conflicto-adictos engrasada por la conjunción mediática española.
Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, las fuerzas retardatarias que operan en nuestro país han movido ficha desde el primer día, intentando ensuciar el potente caudal político que ha sumado la coalición soberanista de izquierdas en los comicios. En la configuración de las corporaciones municipales utilizaron los altavoces mediáticos con que cuentan para amplificar hasta el absurdo los "incidentes" que se produjeron en Elorrio y Lizartza. De los "no incidentes" que se dieron en el resto de los lugares, ni mención. De hecho, el singular concejal popular de Elorrio se paseado por los platós de todas las televisiones españolas con aires de nuevo héroe contra la barbarie de los vascos irredentos. Le han concedido entrevistas como si de un mandatario internacional se tratase. El señor Ares, al parecer, ya le ha ofrecido un puesto en su departamento autonómico de Gobernación.
Otro de los hilos de los que tiran esas fuerzas empecinadas en que nada cambie, porque les va muy bien así, es de las víctimas, de ETA claro está, utilizando a familiares de algunas de ellas como punta de lanza de las criticas políticas a Bildu, papel que en ningún caso les corresponde. Paralelamente, destacados columnistas de la prensa local y de la madrileña, se empeñan en expandir la idea de que la derrota de ETA va por mal camino, debido a los cientos de miles de votos cosechados por Bildu, circunstancia que aleja el escenario final que a ellos les encantaría contemplar. Sostienen además que ETA sigue ahí, agazapada, a la espera de su momento.
El problema es que decisiones semejantes han sido implementadas anteriormente en otros ayuntamientos e instituciones por alcaldes de PNV y PSOE, sin que nadie se haya llevado las manos a la cabeza. Tal vez ha habido una falta de tacto en las formas, pero en el fondo la decisión municipal es impecablemente democrática. La ley está de parte de la alcaldesa y por ese mismo motivo el ministro/candidato Rubalcaba anuncia ahora que cambiará la ley de forma urgente. El cántabro no quiere que se le escape ningún voto por la derecha, los de izquierda los ha dado por perdidos hace mucho tiempo.
En el fondo, de lo que se trata con el lanzamiento mediático de estos temas, en sí mismos insustanciales, es de mantener una cierta tensión político-informativa en un país que camina con paso firme hacia otro estadio politico en el que, por ejemplo, el derecho a decidir no sea un tabú, sino una práctica real de la ciudadanía. La llegada de Bildu a 120 alcaldías no ha supuesto la hecatombe que ellos habían pronosticado e intentan sacarse la rabia, que esa circunstancia les produce, componiendo titulares tan graciosos como el de La Gaceta: "ETA ya tiene alcalde en San Sebastián". Está claro que quieren seguir aferrados al "conflicto" hasta la eternidad.
Un alcalde que, por cierto va a viajar a Madrid, a defender la capitalidad cultural de Donostia, acompañado del ex alcalde del PSOE, Odón Elorza, en un gesto de normalidad institucional que desbarata la línea de flotación de la alianza de conflicto-adictos engrasada por la conjunción mediática española.
2011/06/14
Cuestión de estilo
Mesa de las Juntas de Bizkaia. [deia.com] |
La fotografía puede no pasar de la anécdota, pero puede apuntar talantes y estilos de cara a los próximos tiempos que se avecinan. El PNV ostenta la supremacía política en Bizkaia desde 1979 y es entendible que se obstine en seguir manteniendo su hegemonía. Sin embargo, debería tener en cuenta que también ha sido, en su día, primera fuerza en Gipuzkoa, y ahora mismo no lo es ni de lejos.
Es posible que el PNV continúe dominando la escena vizcaina durante los años venideros, pero también puede ocurrir que la pierda en un futuro no muy lejano. Si ha perdido Bermeo, Sopela o Zalla y está en Gernika lejísimos de Bildu, nada se puede descartar. Todo dependerá de cómo aborde su práctica política y, por supuesto, en cómo lo haga Bildu.
En cuanto a los pronunciamientos de los voceros de PP y PSOE sobre la composición de ayuntamientos y diputaciones, son de tan bajo nivel dialéctico que casi es mejor no comentarlas. Sin embargo, hay una cuestión que sí es necesario remarcar. Las alcaldías obtenidas por Bildu no son fruto del trato de favor del Tribunal Constitucional español, ni mucho menos de la errática política jeltzale. Son fruto, simplemente, de los cientos de miles de votos ciudadanos que han respaldado sus candidaturas.
Ellos, PP y PSOE, que acostumbran a autodenominarse como demócratas, dejan entrever el pequeño problema que sufren a la hora de reconocer el resultado que las urnas han deparado. Legalizado a ultimísima hora, confeccionadas sus listas con gente inexperta, "no contaminada", Bildu ha cosechado un resultado brillante en los cuatro territorios históricos del sur vasco. Nadie les va a pedir a PP y PSOE que reconozcan el hecho, pero al menos podían quedarse callados y asumir, de una vez, que son una minoría, respetable, pero minoría al fin y al cabo.
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