El lenguaje se adapta como un guante a las situaciones nuevas que se van originando. La palabra desescalada, que no figura en el DRAE, es la mejor demostración de esta tendencia innata a la adaptación que supone, probablemente, la mejor cualidad del ser humano, la que le ha permitido sobrevivir en el Ártico, en la selva amazónica o en el desierto africano. Ahora toca adaptarse a un virus muy contagioso y con un alto índice de letalidad, al que se le ha puesto el nombre de Covid19.
|
Neonormalidad en Metro Bilbao. deia.eus
|
Existe un debate de fondo sobre si la crisis apocalíptica que estamos apenas superando nos va a cambiar, si cabe la posibilidad de que nos haga mejores personas. La actriz Rosa María Sardá, en una de sus últimas apariciones públicas antes de fallecer por un cáncer linfático, lo tenía claro. No vamos a ser mejores, la riqueza se acumula cada vez en menos manos, la mayoría de la gente sufre de la injusticia social, este mundo tiene mal arreglo. ¿Seremos mejores?, le pregunta el periodista. "No, lo siento. No saldremos mejores. Seguirán vendiendo armas, seguirá existiendo la explotación del hombre por el hombre. Seguiremos recibiendo pateras de gente que no quiere nadie. Seguirán existiendo los campos de refugiados. Seguiremos exactamente igual".
Estoy, en lo sustancial, de acuerdo con Rosa María, a la que deseo que la tierra le sea leve. Por lo menos ella pasó por la vida haciéndonos reír, que no es poca cosa.