Donald Trump y Elon Musk en un mitin en Butler (Pensilvania). Foto: Política Exterior |
Pero la llegada de Trump a la Casa Blanca el próximo 20 de enero no es sino la guinda de este extravagante pastel americano que anuncia el nuevo apocalipsis. La invasión de Ucrania por parte del ejército ruso de Putin, el genocidio de la población de Gaza impulsado por el gobierno del sionista Netanyahu, así como sus crímenes en Cisjordania y Líbano, la creciente influencia de partidos y líderes de ultraderecha en Europa (Hungria, Austria, Países Bajos, Eslovaquia, Italia, Alemania, Francia...) y en América (Argentina, El Salvador, Paraguay...) no invitan precisamente al optimismo.
La mancha de aceite autoritaria no para de crecer, auspiciada por mentes brillantes al servicio del capitalismo más obsceno. Las ideas fuerza que lanza el equipo de Trump hablan de la expulsión de millones de inmigrantes, del cese de las ayudas públicas a estos colectivos, de la reducción drástica de los impuestos, del adelgazamiento, sino la mera desaparición, del Estado como garante de la sociedad del bienestar (educación y sanidad públicas, asistencia social, pensiones), de la imposición de aranceles a las exportaciones chinas y europeas. Y lo que ocurre hoy en USA se suele trasladaa a Europa con cinco años de retraso.
Una derecha cada vez más reaccionaria y con menos complejos, que pretende desandar el camino de los derechos conquistados tras enormes luchas sociales, como el aborto o la eutanasia y aplicar de facto el discurso del sálvese quien pueda en un escenario descarnado de lucha de clases, reconocido expresamente por el megamillonario Warren Buffet, presidente del consorcio Berkshire Hathaway Holdings. "Hay una guerra de clases y la estamos ganando los ricos".
Son los tiempos previos a la barbarie, un escenario en el que como nos demuestra a diario el ejército de Israel no hay reparo en bombardear escuelas, hospitales, campos de refugiados o ambulancias, en matar miles de mujeres y niños, siempre y cuando estos sean palestinos. Es la metáfora perfecta del programa de intervención de la reacción mundial comandada por Estados Unidos, Israel y todos sus aliados por acción u omisión. Los que no están con nosotros son enemigos a abatir sin dilación.
Nos adentramos sin remisión en los tiempos sombríos. Brecht decía que en los tiempos de rebeldía se rebeló junto a los que luchaban, El problema es que hoy en día son pocos los que ven acercarse con paso firme el espantajo neofascista y todavía menos los que están dispuestos a enfrentarse al mismo. La poderosa izquierda del primer tercio del siglo XX está hace tiempo desaparecida. Me asomo a la ventana y compruebo que ya ha anochecido, esperemos que mañana vuelva a salir el sol. ⧫
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