Santiago Cervera y Antonio Basagoiti (PP) |
Desde el día 23, los portavoces del partido han insistido en plantear una especie de entente anti-Bildu junto a PSOE y PNV, en un intento desesperado de negar la realidad incontestable que suponen los 315.000 sufragios a la coalición soberanista. Resulta curioso que quienes han impulsado frentes anti-PNV, como el que protagonizaron los inolvidables Mayor Oreja y Redondo Terreros, vayan ahora a humillarse ante el partido de Urkullu, en aras a un bien supuestamente superior como es el aislamiento institucional de Bildu. Pero así es la política.
Es ciertamente cómico que el único concejal que ha obtenido este partido en Elorrio vaya en peregrinación de medio en medio, proclamando su heroicidad y su voluntad inquebrantable de dar su voto a EAJ-PNV, un partido tachado de secesionista día sí y día también por el propio PP y sus medios afines. El objetivo no es otro que impedir que Bildu obtenga la alcaldía.
El Partido Popular puede seguir viviendo en su burbuja todo el tiempo que quiera. Está en su derecho. Pero lo más sensato, como diría su líder Mariano Rajoy, sería ir aterrizando en la realidad sociopolítica vasca y darse cuenta de una vez por todas que en Litzartza no volverá a ser alcaldesa la señora Otaola. Su reinado por un día se debió a la ilegalización del independentismo, que ahora ha cosechado las siete actas de concejal del municipio.
Es esa la fotografía del país, no la que se empeñan en exhibir todos los días en los medios de la derecha con sede en Madrid. Puede que alguna gente ingenua en el Estado se crea las deformadas imágenes que sobre Euskal Herria se proyectan en esos ámbitos informativos, pero por aquí no cuela ninguna de sus patrañas.
Cuanto antes se den cuenta los dirigentes del PP de la situación y cuanto antes comiencen a dar pasos hacia el reconocimiento de la realidad nacional vasca, antes podremos llegar a formalizar entendimientos suprapartidarios sobre el futuro del país. No se trata de que renuncien a su ideario, ni a sus propuestas programáticas. Forman parte del caleidoscopio vasco, como lo formaron en su momento las propuestas de Juan Echevarria Gangoiti, Julen Guimón o el conde de Motrico, por poner tres ejemplos. Lo único que se les pide es que se desprendan de esas visiones edulcoradas en el españolismo rampante y pongan de una vez los pies en la tierra.
La izquierda abertzale está haciendo un importante esfuerzo de realpolitik, el PSOE parece que empieza a entenderlo y el PNV, cuando se reponga del susto, también lo hará. A la cuarta pata, la de la derecha española, no le quedará más remedio que imitarlos, aunque sea a trompicones.