2021/05/17

Nombres y postdatas

Durante las últimas semanas ha estado danzando en el alambre de la actualidad una serie de nombres que no conviene pasar por alto. Empezamos el repaso.

Isabel Díaz Ayuso. La flamante presidenta de la Comunidad de Madrid, una autonomía uniprovincial creada ex novo entre las dos Castillas pero fuera de ellas, ha logrado, amén de arrasar en las elecciones y ayudar a la jubilación anticipada de Iglesias, poner en el diapasón el nacionalismo madrileño. Se trata de una evolución del nacionalismo español, adecuándolo a las condiciones objetivas del terreno a trabajar. Hay un estilo de vida a la madrileña, una mezcla entre la derecha chulapona y el mucho viajar cosmopolita, que seduce a la mayoría de la población del territorio central. Ayuso ha construido la cuadratura del círculo, un movimiento centrífugo que se aleja del Madrid que percibimos desde Euskal Herria y Catalunya, ese Madrid de la Administración y los funcionarios, sustituyéndolo por el Madriz de las terrazas y las cañas, el Madriz de San Isidro y la Plaza Mayor, el Madriz de la Libertad. Construir un nuevo nacionalismo periférico desde el kilómetro cero de la Puerta del Sol tiene mucho mérito. Entretanto la izquierda, o eso a lo que llamamos izquierda, sigue entretenida con la ley trans y las visitas a la peluquería. 

2021/05/09

Izquierda melancólica

Estamos de nuevo ante la eterna cuestión: ¿Qué hacer? El planeta camina con paso firme hacia el colapso ecológico, las fuerzas autoritarias dominan en las urnas, la siniestralidad laboral no cesa, la violencia machista se cronifica... y la izquierda, en su sentido amplio, desde la socialdemócrata hasta la comunista, no sabe qué hacer. En la mayoría de las ocasiones se conforma con describir el problema, pero en cuanto tiene ocasión de poner en marcha medidas correctoras, alternativas al capitalismo dominante, se arruga.

El reciente caso de Grecia, que no hace falta recordar, ha sido paradigmático. Se ha utilizado desde el poder al pueblo, para ir contra el propio pueblo. En el caso del Estado español la cosa no ha ido tan lejos, pero el autodenominado "gobierno más progresista de la historia" continúa en stand by. Ha habido algunos avances, es verdad, pero la reforma laboral del PP sigue sin ser derogada, al igual que la llamada Ley Mordaza. No sé ha frenado la subida meteórica de los precios de la vivienda en alquiler, no se ha terminado con los desahucios, el diálogo Estado-Catalunya sigue estancado, en fin, se van perdiendo oportunidades cuando en el parlamento español existe una mayoría suficiente para avanzar.