En un país en el que el desempleo es un mal crónico, aumentan las bolsas de pobreza, cierran industrias emblemáticas y mueren personas sin techo junto a cajeros automáticos es evidente que tenemos un frente social abierto. La crisis económica, que estalló como pinchazo financiero en 2008, no acaba de ser superada y tiene visos de convertirse en permanente. Los signos de emergencia social se multiplican, pero cuesta visualizar una marea que haga frente a todo este estado de cosas.
El movimiento sindical, más dividido que nunca, se encuentra a la defensiva, aguantando a diario los ataques del pensamiento neoliberal rampante, que quisiera verlo desaparecido, como es el caso de los estrategas de la patronal vasca. Los agentes sociales intentan dar respuesta a algunos de los síntomas (desahucios, pobreza, marginación...) pero no aciertan a construir una alternativa global que ponga en cuestión las verdaderas razones de la fiebre que nos atenaza. Da la impresión de que la impotencia gana terreno.
2016/04/24
2016/04/04
La nación demediada
El peso de la Historia ha hecho que en este arranque del siglo XXI la nación vasca se halle fatalmente demediada, dividida en trozos, en estructuras autonómicas, regionales, forales, provinciales, comarcales y, en fin, municipales. Es evidente que los principales agentes que se han ocupado en demediarla han sido los estados francés y español, sabedores de que la mejor manera de domeñar a un pueblo es destruir su unidad y convertirlo en un puzzle inconsistente.
Pero también han colaborado en el proceso de división y empobrecimiento agentes endógenos que, bien pactando con las respectivas metrópolis o por propia decisión, han preferido mantener un estatus quo fragmentado, para aprovecharse de esa debilidad nacional en favor de sus espúreos intereses.
National Geographic |
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