Nos estamos quedando secos. Navarra ha sufrido (y sufre) incendios pavorosos. He sido testigo de varios de ellos, en plenas llamas, entre Los Arcos, Gares y Tafalla, y este mismo sábado he comprobado la destrucción de pinares entre Caparroso y Valtierra, una tierra negra, desnuda, y unos pinos requemados que difícilmente van a prosperar. Se trata, y no solamente en Navarra, de un acontecimiento decisivo de cara al futuro. Un acontecimiento que nos desafía como país. Que desafía a la humanidad entera.