Atravesamos un tiempo dominado por lo políticamente correcto, por el enjuague, por la adaptación a lo realmente posible. Un tiempo en el que decir lo que verdaderamente se piensa puede acarrear problemas. Un tiempo en el que triunfan el consenso, la lágrima fácil y el disimulo. Pero un tiempo también para la supervivencia de la idea, para la defensa de principios básicos como son el laicismo y el antifranquismo.
Cimientos atacados de la Cruz de Olarizu, en el Concejo de Mendiola. Foto: Abc |