En los últimos tiempos crecen como hongos las denominaciones en torno a la Izquierda Abertzale, un movimiento político fuertemente arraigado en Euskal Herria, y cuya trayectoria histórica es suficientemente conocida. No obstante, la constatación de que, pese a todos los intentos de destrucción por aplastamiento o asimilación, ésta sigue en pie, hace que diferentes líderes políticos y opinadores se esfuercen en inventar nuevos nombres para la misma (y tozuda) realidad.
Así, el portavoz del PNV, Iñigo Urkullu, se empeña en denominarla "Izquierda radical", intentando de ese modo despojarle de su carácter abertzale (patriota). Insiste una y otra vez en la fórmula, al parecer sin demasiado éxito entre los medios de comunicación. Otros avezados tertulianos, también de la onda jeltzale, se han decantado por la rídicula expresión de "izquierda autonomista", tal vez con el próposito de echarle en cara su propuesta de autonomía a cuatro, recientemente publicitada. No se dan cuenta de que es tal el grado de identificación de que goza con el independentismo, que semejante definición es absolutamente inoperante.Intentar a estas alturas poner en duda la apuesta independentista de la Izquierda Abertzale resulta risible.
Otro de los inventos puestos en circulación es el de "izquierda abertzale oficial", lanzado tras la escisión de Aralar en el llamado proceso Batasuna. En esta ocasión se trata de hacer ver que existe otra izquierda abertzale oficiosa o no oficial, que correspondería al espacio en que se mueve el partido de Patxi Zabaleta y, por extensión, Eusko Alkartasuna. Aceptando que ese grupo se pueda definir como izquierda abertzale, si le place, lo cierto es que nada menos oficial que Batasuna, partido ilegalizado en el Estado español, perseguido hasta la saciedad y con su principal portavoz encarcelado en Martutene.
No queda ahí la cosa, ya que hoy mismo se ha podido escuchar en la radio la expresión "izquierda abertzale histórica", por boca de un conocido tertuliano. Con ello se trataria de distinguir a la izquierda independentista de los años sesenta y setenta, de la de ahora mismo, en un intento de colocar a aquella como la IA buena y a ésta como la IA mala. Ignoro si esa era la intención del proponente, pero conviene resaltar que, sin solución de continuidad, la izquierda abertzale mantiene sus constantes vitales, ideológicas y organizativas, desde, el menos, el año 1958. Es cierto que han habido numerosas divisiones, escisiones y autodisoluciones, pero el tronco central ha continuado siempre adelante, incluso en minoría respecto de grupos originalmente abertzales que han evolucionado hacia otros ideologías, predominantemente de acento marxista y ámbito estatal.
No merece la pena empeñarse más en ejercicio tan estéril. La Izquierda Abertzale ni se oculta ni se disfraza. Intentar edulcorarla con apellidos o fórmulas más o menos ingeniosas tan sólo conduce al ridículo.
2007/06/26
2007/06/20
La enseñanza de Noain
El 30 de junio de 1521 las tropas castellanas vencieron a las navarras en las campas de Noain, en lo que fue la derrota que consumó la conquista del reino vascón. El estado navarro, reducido territorialmente desde el año 1200, entró en una nueva fase, sin duda de declive, aunque algunas de sus señas de identidad permanecieron, mal que bien, en la parte norte de nuestra nación.
El próximo domingo se volverá a conmemorar en Getze aquella batalla, siguiendo costumbre tan vasca como la de celebrar nuestras derrotas, que no han sido pocas. Cuando se acercan ya los quinientos años de la conquista de 1512, merece la pena volver a reivindicar la memoria de los cinco mil patriotas navarros que cayeron en Noain, defendiendo la libertad del estado navarro, luchando por el mantenimiento de los derechos que como pueblo nos correspondían y nos corresponden.
Dejando a un lado los errores militares que causaron semejante catástrofe nacional, que fueron varios, conviene centrarse en lo fundamental y dejar en la cuneta lo anecdótico. Y lo esencial es que a partir de 1521 el único estado que hemos tenido los vascones quedó en manos de manos extranjeras. Es cierto que hubo oposición popular e institucional a ello, tanto en el siglo XVI como en el XVII; que luego vinieron las guerras carlistas y que ahora seguimos peleando por nuestro derecho a decidir. Pero no podemos ocultar que en este tiempo hemos retrocedido en muchos campos debido a la carencia de una referencialidad estatal.
Hemos sufrido la pérdida del euskara en muchos de nuestros territorios, además del sentimiento identitario. Hemos perdido soberanía para tomar decisiones en campos como la economía, el derecho, las infraestructuras o el deporte. Carecemos de casi todo y enfrentamos el futuro disgregados, partidos, enemistados y, en parte, desmoralizados. Las escasas oleadas de ilusión que hemos podido vivir en los últimos años han sido ahogadas entre el acoso de las potencias extranjeras y nuestros propios desaciertos.
Somos lo que hemos sido, por supuesto, pero sobre todo lo que somos hoy en día y lo que podemos llegar a ser en el futuro. En este momento somos muy poco. No tenemos presencia en el mapa internacional, sufrimos una sangrante división jurídico-territoial y no disponemos de los instrumentos necesarios para lograr acceder al club de naciones de la ONU. Tenemos que tener bien calro que nadie nos va a regalar nada, y menos quienes, desde París y Madrid, pilotan estrategias dirigidas a engatusar a una parte de la población, enfrentándola a la otra, en este caso, la más consciente de la situación de emergencia nacional que padecemos.
Podemos serlo todo. Es decir, podemos llegar a ser un pueblo reconocido como tal, al mismo nivel que los demás. No tenemos que exigir más. Nos es suficiente con no ser menos que Holanda o Montenegro. Pero para ello habrá que impulsar corrientes de opinión y de acción en nuestro pueblo que generen de nuevo la energía suficiente para romper las cadenas que nos impiden volar en libertad.
Recuperando la memoria histórica y trasmitiéndola a los más jóvenes, pero sin caer en historicismos estériles, ni en nostalgias trasnochadas, podemos avanzar, evitando que se produzcan nuevas derrotas como la de Noain. Si al menos aprendemos eso, de algo habrá servido el sacrificio de aquellos cinco mil generosos navarros.
El próximo domingo se volverá a conmemorar en Getze aquella batalla, siguiendo costumbre tan vasca como la de celebrar nuestras derrotas, que no han sido pocas. Cuando se acercan ya los quinientos años de la conquista de 1512, merece la pena volver a reivindicar la memoria de los cinco mil patriotas navarros que cayeron en Noain, defendiendo la libertad del estado navarro, luchando por el mantenimiento de los derechos que como pueblo nos correspondían y nos corresponden.
Dejando a un lado los errores militares que causaron semejante catástrofe nacional, que fueron varios, conviene centrarse en lo fundamental y dejar en la cuneta lo anecdótico. Y lo esencial es que a partir de 1521 el único estado que hemos tenido los vascones quedó en manos de manos extranjeras. Es cierto que hubo oposición popular e institucional a ello, tanto en el siglo XVI como en el XVII; que luego vinieron las guerras carlistas y que ahora seguimos peleando por nuestro derecho a decidir. Pero no podemos ocultar que en este tiempo hemos retrocedido en muchos campos debido a la carencia de una referencialidad estatal.
Hemos sufrido la pérdida del euskara en muchos de nuestros territorios, además del sentimiento identitario. Hemos perdido soberanía para tomar decisiones en campos como la economía, el derecho, las infraestructuras o el deporte. Carecemos de casi todo y enfrentamos el futuro disgregados, partidos, enemistados y, en parte, desmoralizados. Las escasas oleadas de ilusión que hemos podido vivir en los últimos años han sido ahogadas entre el acoso de las potencias extranjeras y nuestros propios desaciertos.
Somos lo que hemos sido, por supuesto, pero sobre todo lo que somos hoy en día y lo que podemos llegar a ser en el futuro. En este momento somos muy poco. No tenemos presencia en el mapa internacional, sufrimos una sangrante división jurídico-territoial y no disponemos de los instrumentos necesarios para lograr acceder al club de naciones de la ONU. Tenemos que tener bien calro que nadie nos va a regalar nada, y menos quienes, desde París y Madrid, pilotan estrategias dirigidas a engatusar a una parte de la población, enfrentándola a la otra, en este caso, la más consciente de la situación de emergencia nacional que padecemos.
Podemos serlo todo. Es decir, podemos llegar a ser un pueblo reconocido como tal, al mismo nivel que los demás. No tenemos que exigir más. Nos es suficiente con no ser menos que Holanda o Montenegro. Pero para ello habrá que impulsar corrientes de opinión y de acción en nuestro pueblo que generen de nuevo la energía suficiente para romper las cadenas que nos impiden volar en libertad.
Recuperando la memoria histórica y trasmitiéndola a los más jóvenes, pero sin caer en historicismos estériles, ni en nostalgias trasnochadas, podemos avanzar, evitando que se produzcan nuevas derrotas como la de Noain. Si al menos aprendemos eso, de algo habrá servido el sacrificio de aquellos cinco mil generosos navarros.
2007/06/16
Las "bases comunes" de Jesús Juan Imaz
El artículo firmado por Josu Jon Imaz, presidente del PNV, en la edición de hoy de "El País" es la mejor muestra de la deriva política de este dirigente jelkide, que desde que dirige el partido está empeñado en poner toda su artillería contra la izquierda abertzale, mientras practica las amistades peligrosas con Zapatero y Rajoy.
Cualquier militante del PNV que se sienta mínimamente abertzale estará hoy ofendido e incluso avergonzado por el artículo, que muy bien podía venir firmado por Joseba Arregi y, si me apuran, por Aurelio Arteta, habituales colaboradores del diario de Prisa. La verdad es que me aburre seguir insistiendo en la línea política del PNV, pero es que no queda otro remedio.
El texto, "Bases comunes frente al terror", podría servir perfectamente de hoja de ruta a Mariano Rajoy cuando entre en la Moncloa o a ZP mientras aguante en esa residencia. No tiene desperdicio. Es más, incluye la graciosa profecía de una explosión interna en la izquierda abertzale que la dejará anulada para siempre. Ya conocemos las virtudes adivinatorias de Josu Jon -¿o es Jesús Juan?-, falta ahora saber la reacción de ese supuesto, más bien virtual, partido de Egibar, más preocupado en tapar los agujeros que la corrupción y la inoperancia les está ocasionando, que en defender una línea abertzale en el partido.
Si quienes se dicen soberanistas tragan con ese ejercicio de españolismo rancio vertido hoy en la página 15 del diario de Polanco, no se dan por aludidos, que vayan cavando su tumba política, porque todos entenderemos que asumen el disparate. Ojalá me equivoque, pero me temo lo peor.
Imaz se atreve incluso, en su inconsciencia de alquimista antiterrorista, en parafrasear una frase histórica del lehendakari Agirre dirigida a los alzados en armas contra la República, esto es los franquistas, para dedicársela en esta ocasión, cambiándole absolutamente el sentido, a los abertzales de izquierdas. "Os decimos con entera lealtad: hasta vencer al fascismo, el patriotismo vasco, el nacionalismo vasco, seguirá firme en su puesto".
La presunta valentía de Imaz haciendo este juego de palabras no es sino supina desvergüenza. Que sea precisamente él quien hable de patriotismo vasco es todo un atrevimiento. Él, que hoy mismo ha mandado a sus concejales de Ondarroa ocupar los escaños y la alcaldía que no habían ganado con los votos del pueblo, sino con la Ley de Partidos española. Menos mal que éstos, ellos sí patriotas vascos, han renunciado a cumplir la orden de Sabin Etxea. Esa es la línea que puede llevar a la colaboración y, en definitiva, a la victoria sobre la doble imposición española y francesa que sufrimos en Euskal Herria. Todo lo demás, guste o no guste, son maniobras de distracción para ocultar la realidad: El PNV sufre una grave enfermedad que Imaz no ha hecho sino acrecentar. O los abertzales que aún se mantienen dentro asumen su responsabilidad o muy pronto habrá que dejar de considerarle como partido abertzale, aunque sea tibio.
PD: Los responsables de "El País", no contentos con utilizar el texto de Imaz contra la resistencia vasca, le humillan al insertar el artículo como un mero faldón de la tribuna principal, dedicada en esta ocasión al filósofo nacido en San Sebastián Fernando Fernández Savater, que trata con su habitual exquisitez de la carrera de caballos conocida como "Derby de Epsom". Zorionak Josu Jon.
Cualquier militante del PNV que se sienta mínimamente abertzale estará hoy ofendido e incluso avergonzado por el artículo, que muy bien podía venir firmado por Joseba Arregi y, si me apuran, por Aurelio Arteta, habituales colaboradores del diario de Prisa. La verdad es que me aburre seguir insistiendo en la línea política del PNV, pero es que no queda otro remedio.
El texto, "Bases comunes frente al terror", podría servir perfectamente de hoja de ruta a Mariano Rajoy cuando entre en la Moncloa o a ZP mientras aguante en esa residencia. No tiene desperdicio. Es más, incluye la graciosa profecía de una explosión interna en la izquierda abertzale que la dejará anulada para siempre. Ya conocemos las virtudes adivinatorias de Josu Jon -¿o es Jesús Juan?-, falta ahora saber la reacción de ese supuesto, más bien virtual, partido de Egibar, más preocupado en tapar los agujeros que la corrupción y la inoperancia les está ocasionando, que en defender una línea abertzale en el partido.
Si quienes se dicen soberanistas tragan con ese ejercicio de españolismo rancio vertido hoy en la página 15 del diario de Polanco, no se dan por aludidos, que vayan cavando su tumba política, porque todos entenderemos que asumen el disparate. Ojalá me equivoque, pero me temo lo peor.
Imaz se atreve incluso, en su inconsciencia de alquimista antiterrorista, en parafrasear una frase histórica del lehendakari Agirre dirigida a los alzados en armas contra la República, esto es los franquistas, para dedicársela en esta ocasión, cambiándole absolutamente el sentido, a los abertzales de izquierdas. "Os decimos con entera lealtad: hasta vencer al fascismo, el patriotismo vasco, el nacionalismo vasco, seguirá firme en su puesto".
La presunta valentía de Imaz haciendo este juego de palabras no es sino supina desvergüenza. Que sea precisamente él quien hable de patriotismo vasco es todo un atrevimiento. Él, que hoy mismo ha mandado a sus concejales de Ondarroa ocupar los escaños y la alcaldía que no habían ganado con los votos del pueblo, sino con la Ley de Partidos española. Menos mal que éstos, ellos sí patriotas vascos, han renunciado a cumplir la orden de Sabin Etxea. Esa es la línea que puede llevar a la colaboración y, en definitiva, a la victoria sobre la doble imposición española y francesa que sufrimos en Euskal Herria. Todo lo demás, guste o no guste, son maniobras de distracción para ocultar la realidad: El PNV sufre una grave enfermedad que Imaz no ha hecho sino acrecentar. O los abertzales que aún se mantienen dentro asumen su responsabilidad o muy pronto habrá que dejar de considerarle como partido abertzale, aunque sea tibio.
PD: Los responsables de "El País", no contentos con utilizar el texto de Imaz contra la resistencia vasca, le humillan al insertar el artículo como un mero faldón de la tribuna principal, dedicada en esta ocasión al filósofo nacido en San Sebastián Fernando Fernández Savater, que trata con su habitual exquisitez de la carrera de caballos conocida como "Derby de Epsom". Zorionak Josu Jon.
2007/06/12
Ezkerreko abertzaleon elkarlana
Joan den igandean "Berria" egunkarian artikulu hau argitaratu zuten. Oso interesgarria iruditzen zait. Nahiz eta ez nagoen ados testu osoarekin, nire ustez, irakurtzea merezi du.
"Azkeneko 15 urte hauetan, sigletan gorabehera handiak eman diren arren, Hego Euskal Herrian ildo politikoen arteko indar korrelazioak ez du aldaketa sakonik izan. Bi multzo ideologiko nagusien arteko lehiak, hots euskal abertzaletasuna eta espainiar nazionalismoaren artekoak, berean darrai. Gutxi gorabehera boto emaileen %46k beti boto abertzalea ematen dute, %42k berriz Espainiar Estatua babesten duten taldeen aldeko botoa eman ohi dute, beste %10ek teorikoki dikotomia haragoko dagoen parametroetan bozkatzen omen dute.
Zer esanik ez, Hego Euskal Herriko gizartea banatzen duen naziotasun sentimenduarekin batera, ezker-eskuin lehiak ere bestelako banaketak sortzen ditu. Hala ere, espainiar nazionalismoaren gotorlekua diren bi indar nagusiek, PSOEk eta PP-UPNk, praktikan agintzen duten guneetan jarduera eskuindarra izaten dute, neoliberalismoak ekarri dituen egitasmo eta jokamolde guztiekin gogo-gozo bat egiten baitute.
Iragan den maiatzaren 27ko hauteskundeek argazki konplexua islatzen badute ere, funtsean, aipatutako banaketa horretan ez dute erroan aldaketarik azaltzen.
Boz kopuruen arabera lau multzo ikusten ditugu: eskuinaren muturrean UPN-PPk 292.000 boto, eskuineko sozialdemokrazia espainiarrean PSOEk 314.000 boto, euskal autonomismo eskuindarrean PNVk 307.000 boto. ANVk, berriz, 180.000 boz.
Itxuraz, indar korrelazio hau ikusita, independentzia nahi dugun euskal herritarrok jai daukagula pentsa genezake. Hala ere, azalaren gainetik bestelako osagaiak ere badirela ez dago ahazterik. Amaitu berriak diren hauteskunde hauek beste datu mamitsu batzuk eskaini dizkigute. Abstentzioa handia izan da, baina, askotan gertatu den moduan, aldaketarik susmatzen ez direnean edo etsipena nagusitzen denean, etxean geratzen diren herrikideak, nagusiki, multzo abertzalearen boto «naturalak» dira. Pertsona hauek «arrisku larria» dagoenean (Ibarretxeren 600.000 boz) edo ilusio handia dagoenean (Lizarra-Garaziren aldeko boto uholdea) mugitzen dira.
Nola edo hala, egungo egoerarekin eroso bizitzeko prestasuna duten indarren boto-emaileak PP-UPN, PSOE eta PNVren boto-emaileak, alegia, gutxi gorabehera 913.000 dira, azkeneko datuen arabera. Oposizio sutsuan ANVren 180.000 boz koka genitzake. Baina joko honetan beste multzo bat sartu beharra dagoela uste dugu, oposizioan, sutsuan, epelagoan, edo dena delakoan. PNVtik ezkerraldera gutxienez beste 140.000 boto abertzale egon dira: EA, Aralar eta Nafarroa Bairen gehienak, hain zuzen ere. Ezker Batuaren bozak ere autodeterminazioaren botoak bihur daitezkeela uste dugu. Horietaz gain, Josu Jon Imazek gidatzen duen alderdiak hartu duen norabide autonomistarekin bat egiten ez dutelako, 100.000 boto etxean geratu dira. Bestalde, gogora dezagun, Iparraldean aurkeztu berria dela Euskal Herria Bai koalizioa.
Bestelako mundua nahi dugu, bestelako Euskal Herria nahi dugu, eta hauteskunde batzuetan ematen diren boto kopuru zehatzen azpitik korronte ideologiko sendoak bizirik daudela dakigulako, beste Euskal Herri aske, solidarioa eta burujabea lortzeko adina indarra badagoela uste dugu.
Lan hori ezkerreko abertzaleoi dagokigu, beste inork ez baitu egingo. Erronka handiak ditugu aurrean: Bake Prozesua osatzea, bakea lortzea, herriak eta pertsonak zapaltzen dituen globalizazioari aurre egitea, euskara Euskal Herri osoko hizkuntza ofizial erreala izan dadin, lurralde zatiketa gaindituko dituzten nazio erakundeak berrosatzea, benetako demokrazia sortzea, herriari hitza eta erabakia ematea...
Ezkerreko abertzaleon multzo soziologikoa hauteskundeetan islatzen den baino askoz zabalagoa da, herri honetako indar handiena da, herri honi azkeneko urteetan bizitasuna herriz herri, arloz arlo eman dion indar heterogeneo eta heterodoxoa. Jakin badakigu Josu Jonen alderdiari azkenekoetan botoa eman ez dion hainbat lagun soziologikoki, oro har, bere esparruan kokatzen direla. Badakigu ere Euskal Herrian, Europa osoan bezala, sozialdemokrazia izena erabiltzen dutenen artean bi talde ezkutatzen direla: neoliberalismoak ematen dituen aukeretatik etekinak atera nahi dituena eta zintzoki sistema zapaltzaile horren aurka lanean ari dena, alegia.
Ezkerreko sozialdemokraziatik hasita, ezker pentsamoldeak sortu dituen euskal korronte askatzaile guztietatik pasatuz, Ezker Abertzaleraino, multzo ideologiko heterogeneo, konplexua, bitxia osatzen dugu. Baina multzo horrek, orain arte egituratu ez den arren, garaipen handiak lortu ditu PNVk, PSOEk eta PP-UPNk sortu duten gizarte ereduaren aitzin. NATOri ezetz esan zion, soldadutza deuseztatu zuen, ehunka herri mugimendu sortu ditu, langile mugimendu indartsua eratu du, komunikazio sare alternatiboak gorpuztu ditu, ingurumenarekiko errespetua zabaldu du, nazioartean elkartasun adierazpen beroenak eskaini ditu...
Kolore askotakoa den multzo hori elkartzea eragozten zuten hainbat horma erortzen hasita badaude ere, beste horrenbeste falta da, eta batik bat asko dago elkarrekin eraikitzeko, elkarlanetik konfiantza sortzen baita. Arestian aipatutako erronka horietan datza ezkerreko abertzale guztion bilgunea osa lezakeen elkarlanaren ardatza eta gure herriari aurkez geniezaiokeen egitasmoaren muina. «Asko gara, elkar gaitezen» zioen Ezker Abertzaleren ildo nagusiak aukeratu zuen lelo batek, eta askoz gehiago gara, neoliberalismoaren trena gelditzeko adina, eta Euskal Herria demokratikoki askatzeko adina.
Artikulu hau bukatzear genuelarik, su-etenaren amaieraren berri tamalgarria jaso dugu. Berri txar horrek premia sentimendua areagotzen du. Ezkerreko abertzale guztion elkarlanak giza eskubideetan oinarritutako jarduera tinkoa izan behar du. Bortxarik gabeko borroka baino ez dugu aurreikusten. Euskal Herria askatzeko lanean buru-belarri aritzeko konpromisoa beharrezkoa dugu, eta horren baitan kokatzen dugu egun, berriro, bake iraunkorra lortzeko lana.
Bestelako mundua nahi dugu, bestelako Euskal Herria nahi dugu, eta hauteskunde batzuetan ematen diren boto kopuru zehatzen azpitik korronte ideologiko sendoak bizirik daudela dakigulako, beste Euskal Herri aske, solidarioa eta burujabea lortzeko adina indarra badagoela uste dugu."
Sinatzen dute artikulua: Joxe Migel Agirre, Patxi Azparren, Sabin Intxaurraga, Txema Landa, Zelai Nikolas, Andee Sainte Marie eta Xabier Soroa, ezkerreko abertzaleak.
"Azkeneko 15 urte hauetan, sigletan gorabehera handiak eman diren arren, Hego Euskal Herrian ildo politikoen arteko indar korrelazioak ez du aldaketa sakonik izan. Bi multzo ideologiko nagusien arteko lehiak, hots euskal abertzaletasuna eta espainiar nazionalismoaren artekoak, berean darrai. Gutxi gorabehera boto emaileen %46k beti boto abertzalea ematen dute, %42k berriz Espainiar Estatua babesten duten taldeen aldeko botoa eman ohi dute, beste %10ek teorikoki dikotomia haragoko dagoen parametroetan bozkatzen omen dute.
Zer esanik ez, Hego Euskal Herriko gizartea banatzen duen naziotasun sentimenduarekin batera, ezker-eskuin lehiak ere bestelako banaketak sortzen ditu. Hala ere, espainiar nazionalismoaren gotorlekua diren bi indar nagusiek, PSOEk eta PP-UPNk, praktikan agintzen duten guneetan jarduera eskuindarra izaten dute, neoliberalismoak ekarri dituen egitasmo eta jokamolde guztiekin gogo-gozo bat egiten baitute.
Iragan den maiatzaren 27ko hauteskundeek argazki konplexua islatzen badute ere, funtsean, aipatutako banaketa horretan ez dute erroan aldaketarik azaltzen.
Boz kopuruen arabera lau multzo ikusten ditugu: eskuinaren muturrean UPN-PPk 292.000 boto, eskuineko sozialdemokrazia espainiarrean PSOEk 314.000 boto, euskal autonomismo eskuindarrean PNVk 307.000 boto. ANVk, berriz, 180.000 boz.
Itxuraz, indar korrelazio hau ikusita, independentzia nahi dugun euskal herritarrok jai daukagula pentsa genezake. Hala ere, azalaren gainetik bestelako osagaiak ere badirela ez dago ahazterik. Amaitu berriak diren hauteskunde hauek beste datu mamitsu batzuk eskaini dizkigute. Abstentzioa handia izan da, baina, askotan gertatu den moduan, aldaketarik susmatzen ez direnean edo etsipena nagusitzen denean, etxean geratzen diren herrikideak, nagusiki, multzo abertzalearen boto «naturalak» dira. Pertsona hauek «arrisku larria» dagoenean (Ibarretxeren 600.000 boz) edo ilusio handia dagoenean (Lizarra-Garaziren aldeko boto uholdea) mugitzen dira.
Nola edo hala, egungo egoerarekin eroso bizitzeko prestasuna duten indarren boto-emaileak PP-UPN, PSOE eta PNVren boto-emaileak, alegia, gutxi gorabehera 913.000 dira, azkeneko datuen arabera. Oposizio sutsuan ANVren 180.000 boz koka genitzake. Baina joko honetan beste multzo bat sartu beharra dagoela uste dugu, oposizioan, sutsuan, epelagoan, edo dena delakoan. PNVtik ezkerraldera gutxienez beste 140.000 boto abertzale egon dira: EA, Aralar eta Nafarroa Bairen gehienak, hain zuzen ere. Ezker Batuaren bozak ere autodeterminazioaren botoak bihur daitezkeela uste dugu. Horietaz gain, Josu Jon Imazek gidatzen duen alderdiak hartu duen norabide autonomistarekin bat egiten ez dutelako, 100.000 boto etxean geratu dira. Bestalde, gogora dezagun, Iparraldean aurkeztu berria dela Euskal Herria Bai koalizioa.
Bestelako mundua nahi dugu, bestelako Euskal Herria nahi dugu, eta hauteskunde batzuetan ematen diren boto kopuru zehatzen azpitik korronte ideologiko sendoak bizirik daudela dakigulako, beste Euskal Herri aske, solidarioa eta burujabea lortzeko adina indarra badagoela uste dugu.
Lan hori ezkerreko abertzaleoi dagokigu, beste inork ez baitu egingo. Erronka handiak ditugu aurrean: Bake Prozesua osatzea, bakea lortzea, herriak eta pertsonak zapaltzen dituen globalizazioari aurre egitea, euskara Euskal Herri osoko hizkuntza ofizial erreala izan dadin, lurralde zatiketa gaindituko dituzten nazio erakundeak berrosatzea, benetako demokrazia sortzea, herriari hitza eta erabakia ematea...
Ezkerreko abertzaleon multzo soziologikoa hauteskundeetan islatzen den baino askoz zabalagoa da, herri honetako indar handiena da, herri honi azkeneko urteetan bizitasuna herriz herri, arloz arlo eman dion indar heterogeneo eta heterodoxoa. Jakin badakigu Josu Jonen alderdiari azkenekoetan botoa eman ez dion hainbat lagun soziologikoki, oro har, bere esparruan kokatzen direla. Badakigu ere Euskal Herrian, Europa osoan bezala, sozialdemokrazia izena erabiltzen dutenen artean bi talde ezkutatzen direla: neoliberalismoak ematen dituen aukeretatik etekinak atera nahi dituena eta zintzoki sistema zapaltzaile horren aurka lanean ari dena, alegia.
Ezkerreko sozialdemokraziatik hasita, ezker pentsamoldeak sortu dituen euskal korronte askatzaile guztietatik pasatuz, Ezker Abertzaleraino, multzo ideologiko heterogeneo, konplexua, bitxia osatzen dugu. Baina multzo horrek, orain arte egituratu ez den arren, garaipen handiak lortu ditu PNVk, PSOEk eta PP-UPNk sortu duten gizarte ereduaren aitzin. NATOri ezetz esan zion, soldadutza deuseztatu zuen, ehunka herri mugimendu sortu ditu, langile mugimendu indartsua eratu du, komunikazio sare alternatiboak gorpuztu ditu, ingurumenarekiko errespetua zabaldu du, nazioartean elkartasun adierazpen beroenak eskaini ditu...
Kolore askotakoa den multzo hori elkartzea eragozten zuten hainbat horma erortzen hasita badaude ere, beste horrenbeste falta da, eta batik bat asko dago elkarrekin eraikitzeko, elkarlanetik konfiantza sortzen baita. Arestian aipatutako erronka horietan datza ezkerreko abertzale guztion bilgunea osa lezakeen elkarlanaren ardatza eta gure herriari aurkez geniezaiokeen egitasmoaren muina. «Asko gara, elkar gaitezen» zioen Ezker Abertzaleren ildo nagusiak aukeratu zuen lelo batek, eta askoz gehiago gara, neoliberalismoaren trena gelditzeko adina, eta Euskal Herria demokratikoki askatzeko adina.
Artikulu hau bukatzear genuelarik, su-etenaren amaieraren berri tamalgarria jaso dugu. Berri txar horrek premia sentimendua areagotzen du. Ezkerreko abertzale guztion elkarlanak giza eskubideetan oinarritutako jarduera tinkoa izan behar du. Bortxarik gabeko borroka baino ez dugu aurreikusten. Euskal Herria askatzeko lanean buru-belarri aritzeko konpromisoa beharrezkoa dugu, eta horren baitan kokatzen dugu egun, berriro, bake iraunkorra lortzeko lana.
Bestelako mundua nahi dugu, bestelako Euskal Herria nahi dugu, eta hauteskunde batzuetan ematen diren boto kopuru zehatzen azpitik korronte ideologiko sendoak bizirik daudela dakigulako, beste Euskal Herri aske, solidarioa eta burujabea lortzeko adina indarra badagoela uste dugu."
Sinatzen dute artikulua: Joxe Migel Agirre, Patxi Azparren, Sabin Intxaurraga, Txema Landa, Zelai Nikolas, Andee Sainte Marie eta Xabier Soroa, ezkerreko abertzaleak.
2007/06/10
Mirando adelante
Conocidas las últimas noticias de la semana, alguien podría pensar que los vascos sufrimos una especie de maldición bíblica, por la que estamos condenados a permanecer con el barro hasta el cuello hasta la venida del Juicio Final. Hay razones para creer que puede haber algo de verdad en esa presunción, si tenemos en cuenta la cadena de acontecimientos: ruptura del alto el fuego permanente; reingreso de Iñaki de Juana en la cárcel; encarcelamiento de Arnaldo Otegi; detenciones en la Bigorra; quema de un autobús urbano en Barakaldo; manifestaciones de Gesto por la paz; declaraciones de todos los políticos y aspirantes a políticos... suma y sigue.
Sin embargo, habrá que volver a decir que el asunto que nos ocupa, el llamado "problema vasco" o "conflicto" o "guerra del norte", o como quiera ser denominado, es un problema esencialmente político. No se trata de que gente emparentada con el hombre de Neanderthal se haya empeñado en mantener un escenario de caos en Vasconia. Se trata de algo mucho más sencillo: la existencia de una nación, que unos llamamos Nafarroa (Osoa) y otros Euskal Herria o Euskadi, que ha sido despojada de sus derechos más elementales y que, por tanto, pretende recuperarlos. Como Escocia, Catalunya o Flandes, por poner tres ejemplos cercanos.
El día en que Madrid y París sean capaces de reconocer la existencia de un pueblo que tiene derecho a decidir sobre su futuro, todas las derivadas violentas del proceso desaparecerán como por ensalmo y a partir de ahí podremos asistir a un debate político de fondo en el que el verdadero sentido de la democracia otorgará a cada cual su cuota de poder y responsabilidad, mirando al futuro.
No podemos caer en el pesimismo de que siempre sale mal, pese a reconocer que todos los procesos negociadores emprendidos hasta ahora han embarrancado por una u otra causa. Siendo ello cierto, es evidente que habrá que intentarlo de nuevo, si cabe con más determinación.
Ha habido errores, algunos inevitables, otros achacables a la precipitación y a la falta de paciencia, -una virtud siempre revolucionaria- y a no confundir con la inacción o el inmovilismo. La izquierda abertzale tiene fuerza suficiente para volver a poner sobre la mesa la cuestión central, pero para ello deberá aprender de los errores cometidos, deberá valorar mejor las intenciones del resto de agentes implicados y, sobre todo, tendrá que calcular con precisión hasta donde puede llegar y qué es lo que los demás pueden ofrecer.
La creación de ilusiones puede estar bien para que la gente coja ánimo y mantenga la esperanza, pero si no se parte de un análisis real de la situación, olvidándose de programas máximos, jamás se avanzará hacia la meta posible, que siempre podrá ser mejorada en el futuro. Son muchos años de lucha y sacrificio para entregárselos gratis a nadie, pero también son muchos años de acumulación de fuerzas, para dilapidarlas en enfrentamientos infinitos. Ni lo uno, ni lo otro. Hay futuro, y si espabilamos, puede ser nuestro.
Sin embargo, habrá que volver a decir que el asunto que nos ocupa, el llamado "problema vasco" o "conflicto" o "guerra del norte", o como quiera ser denominado, es un problema esencialmente político. No se trata de que gente emparentada con el hombre de Neanderthal se haya empeñado en mantener un escenario de caos en Vasconia. Se trata de algo mucho más sencillo: la existencia de una nación, que unos llamamos Nafarroa (Osoa) y otros Euskal Herria o Euskadi, que ha sido despojada de sus derechos más elementales y que, por tanto, pretende recuperarlos. Como Escocia, Catalunya o Flandes, por poner tres ejemplos cercanos.
El día en que Madrid y París sean capaces de reconocer la existencia de un pueblo que tiene derecho a decidir sobre su futuro, todas las derivadas violentas del proceso desaparecerán como por ensalmo y a partir de ahí podremos asistir a un debate político de fondo en el que el verdadero sentido de la democracia otorgará a cada cual su cuota de poder y responsabilidad, mirando al futuro.
No podemos caer en el pesimismo de que siempre sale mal, pese a reconocer que todos los procesos negociadores emprendidos hasta ahora han embarrancado por una u otra causa. Siendo ello cierto, es evidente que habrá que intentarlo de nuevo, si cabe con más determinación.
Ha habido errores, algunos inevitables, otros achacables a la precipitación y a la falta de paciencia, -una virtud siempre revolucionaria- y a no confundir con la inacción o el inmovilismo. La izquierda abertzale tiene fuerza suficiente para volver a poner sobre la mesa la cuestión central, pero para ello deberá aprender de los errores cometidos, deberá valorar mejor las intenciones del resto de agentes implicados y, sobre todo, tendrá que calcular con precisión hasta donde puede llegar y qué es lo que los demás pueden ofrecer.
La creación de ilusiones puede estar bien para que la gente coja ánimo y mantenga la esperanza, pero si no se parte de un análisis real de la situación, olvidándose de programas máximos, jamás se avanzará hacia la meta posible, que siempre podrá ser mejorada en el futuro. Son muchos años de lucha y sacrificio para entregárselos gratis a nadie, pero también son muchos años de acumulación de fuerzas, para dilapidarlas en enfrentamientos infinitos. Ni lo uno, ni lo otro. Hay futuro, y si espabilamos, puede ser nuestro.
2007/06/06
Anoeta versus Anoeta
El anuncio de ruptura del alto el fuego por parte de ETA es una muy mala noticia.
La responsabilidad de la ruptura recae exclusivamente en la organización armada.
Todos los ciudadanos y ciudadanas tenemos parte de culpa en que esa decisión se haya tomado.
Los partidos y agentes sociales tampoco han estado a la altura de las circunstancias, aunque unos han tenido posiciones más positivas y otros más negativas.
Todos ellos, absolutamente todos, han cometido errores, algunos de bulto.
El Gobierno español ha desperdiciado, de forma frívola, una oportunidad histórica de encauzar el conflicto y de desactivar su componente armado, y por ser quien es, tiene un plus de irresponsabilidad en toda la situación generada.
La inmensa mayoría de la población de Euskal Herria desea que no haya ningún muerto ni herido más.
Muchos, por desgracia no tantos como los de la anterior frase, queremos que no haya ningún detenido ni torturado más. [Hoy, día 7 de junio, tres detenidos en la Bigorra].
La pelota está en el tejado de todos y ahora no es momento de reproches, ni de críticas, ni de huidas hacia adelante, sino de construir las condiciones para que se produzca un nuevo proceso, a poder ser, de carácter resolutivo.
Que las diversas posiciones políticas se puedan dirimir en un escenario democrático y sin violencia es el objetivo a lograr en ese proceso.
Todo lo demás vendrá por añadidura.
La responsabilidad de la ruptura recae exclusivamente en la organización armada.
Todos los ciudadanos y ciudadanas tenemos parte de culpa en que esa decisión se haya tomado.
Los partidos y agentes sociales tampoco han estado a la altura de las circunstancias, aunque unos han tenido posiciones más positivas y otros más negativas.
Todos ellos, absolutamente todos, han cometido errores, algunos de bulto.
El Gobierno español ha desperdiciado, de forma frívola, una oportunidad histórica de encauzar el conflicto y de desactivar su componente armado, y por ser quien es, tiene un plus de irresponsabilidad en toda la situación generada.
La inmensa mayoría de la población de Euskal Herria desea que no haya ningún muerto ni herido más.
Muchos, por desgracia no tantos como los de la anterior frase, queremos que no haya ningún detenido ni torturado más. [Hoy, día 7 de junio, tres detenidos en la Bigorra].
La pelota está en el tejado de todos y ahora no es momento de reproches, ni de críticas, ni de huidas hacia adelante, sino de construir las condiciones para que se produzca un nuevo proceso, a poder ser, de carácter resolutivo.
Que las diversas posiciones políticas se puedan dirimir en un escenario democrático y sin violencia es el objetivo a lograr en ese proceso.
Todo lo demás vendrá por añadidura.
2007/06/04
Lurraldebus: Y luego pierden las elecciones
La situación del transporte público colectivo en Gipuzkoa es desastrosa. Nadie lo duda, ni tan siquiera la Diputación Foral. De hecho, hace ya un tiempo que emprendió un proyecto con el ánumo de mejorarlo (en el caso concreto de los autobuses), mediante la puesta en marcha de un consorcio denominado LurraldeBus. Hasta ahí, todo correcto. Es cierto que el abordaje del tema era tardío y, permitáseme, tímido. Pero al fin y al cabo, algo se movía.
Se alcanzó un acuerdo con las empresas privadas de autobuses para poner en circulación el billete único y se hicieron pruebas, al parecer favorables. El caso es que el modelo de billete único no tiene nada que ver con el que funciona con notable éxito en Bizkaia, Creditrans. La cuestión es diferenciarnos entre herrialdes, entre pueblos, entre barrios. Los vascos somos así, no tiene remedio. Pues bien, mientras en Bizkaia se adquiere el billete en una máquina por el importe que se desee y ese medio de pago sirve para utilizar en la mayoría de medios de transporte, incluidos metro, tranvía y autobuses, en nuestra querida Gipuzkoa se apuesta por una especie de carnet, con foto y todo, e intransferible, que se expende en los kioskos de prensa, previo pago de 4 euros. La citada txartela se recarga en esos mismos sitios y con su uso se obtienen descuentos creecientes a partir del undécimo viaje del mes.
Es muy discutible el sistema, por ser engorroso, caro y poco flexible. Pero es lo que hay. Lo que agrava aún más el asunto es que hoy mismo, 4 de junio, fecha en la que entra en funcionamiento el invento, hay cientos de usuarios que habiendo solicitado el billete único no lo poseen. Y resulta que con motivo de la implantación, a la excelentísima Diputación Foral no se le ocurre otra cosa que elevar el precio del billete normal, cuando se paga con dinero, de los 1.10 euros a los 1.25. Una importante subida que se añade a la de cinco céntimos de euro registrada el pasado mes de abril, que ha generado la correspondiente irritación y cabreo de los usuarios.
Si ésta es la manera en que la Diputación Foral pretende atraer pasajeros a los autobuses, lo lleva claro. Y eso sin olvidarnos de que el citado billete no sirve, por el momento, ni para las líneas de Donostia, ni para el topo de Euskotren, ni, por supuesto, para las Cercanías de Renfe. Todo un éxito de la política de aunar esfuerzos liderada por el defenestrado González de Txabarri y su equipo de PNV-EA. Y luego, estos gestores de pacotilla, incapaces de llevar a cabo proyectos verdaderamente eficaces de desarrollo del transporte público, se quejan de haber perdido apoyos de la ciudadanía en las últimas elecciones. ¡Demasiado leve ha sido el sopapo para lo que se hubieran merecido!.
Se alcanzó un acuerdo con las empresas privadas de autobuses para poner en circulación el billete único y se hicieron pruebas, al parecer favorables. El caso es que el modelo de billete único no tiene nada que ver con el que funciona con notable éxito en Bizkaia, Creditrans. La cuestión es diferenciarnos entre herrialdes, entre pueblos, entre barrios. Los vascos somos así, no tiene remedio. Pues bien, mientras en Bizkaia se adquiere el billete en una máquina por el importe que se desee y ese medio de pago sirve para utilizar en la mayoría de medios de transporte, incluidos metro, tranvía y autobuses, en nuestra querida Gipuzkoa se apuesta por una especie de carnet, con foto y todo, e intransferible, que se expende en los kioskos de prensa, previo pago de 4 euros. La citada txartela se recarga en esos mismos sitios y con su uso se obtienen descuentos creecientes a partir del undécimo viaje del mes.
Es muy discutible el sistema, por ser engorroso, caro y poco flexible. Pero es lo que hay. Lo que agrava aún más el asunto es que hoy mismo, 4 de junio, fecha en la que entra en funcionamiento el invento, hay cientos de usuarios que habiendo solicitado el billete único no lo poseen. Y resulta que con motivo de la implantación, a la excelentísima Diputación Foral no se le ocurre otra cosa que elevar el precio del billete normal, cuando se paga con dinero, de los 1.10 euros a los 1.25. Una importante subida que se añade a la de cinco céntimos de euro registrada el pasado mes de abril, que ha generado la correspondiente irritación y cabreo de los usuarios.
Si ésta es la manera en que la Diputación Foral pretende atraer pasajeros a los autobuses, lo lleva claro. Y eso sin olvidarnos de que el citado billete no sirve, por el momento, ni para las líneas de Donostia, ni para el topo de Euskotren, ni, por supuesto, para las Cercanías de Renfe. Todo un éxito de la política de aunar esfuerzos liderada por el defenestrado González de Txabarri y su equipo de PNV-EA. Y luego, estos gestores de pacotilla, incapaces de llevar a cabo proyectos verdaderamente eficaces de desarrollo del transporte público, se quejan de haber perdido apoyos de la ciudadanía en las últimas elecciones. ¡Demasiado leve ha sido el sopapo para lo que se hubieran merecido!.
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