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Alfredo Pérez Rubalcaba |
Cada día que pasa me parece más evidente la estrategia dosificada que ha puesto en marcha el Gobierno de España/PSOE en todo lo concerniente al proceso político vasco. Una estrategia inteligente, adaptada a las difíciles condiciones de un terreno en el que se miden las fuerzas cuatro grandes ideas-fuerza: derecha estatal, izquierda estatal, derecha vasca e izquierda vasca. Una descripción a brocha gorda, pero que se comprende a la primera.
Enfrascados en el día a día de la política, en muchas ocasiones perdemos la visión global de los acontecimientos y tenemos serias dificultades para valorar en su justa medida algunos de los movimientos que se dan sobre el tablero. En definitiva, nos perdemos en el detalle y dejamos a un lado una concepción panorámica de lo que sucede en el territorio que se disputa. Todo lo que escriba a partir de ahora será una mera hipótesis de trabajo, que necesitará el contraste futuro con los acontecimientos que se vayan desarrollando. Lejos de mi intención el abundar en especulaciones sobre fechas y acciones que no está en mi mano adivinar, ni siquiera de forma aproximada.
La idea-fuerza que he denominado más arriba
izquierda estatal se compone fundamentalmente de lo que hoy en día son el PSE y el PSN, además de asociaciones satélite y medios de comunicación afines. A ello hemos de añadir un amplio poder temporal, que goza de los gobiernos del Estado y de la CAPV y de un pacto con UPN en la CFN. Unas condiciones muy favorables, en líneas generales, para abordar un proceso de cambio de ciclo con ciertas garantías de éxito. En el lado negativo hay también cuestiones importantes, como la debilidad del Gobierno de España por la crisis económica, el estrecho marcaje que el PP realiza al Gobierno de Patxi López y la subordinación a UPN del Partido Socialista de Navarra.
Descrito el escenario general, paso a describir, a grandes rasgos, la estrategia del Gobierno/PSOE en relación a Euskal Herria. Una estrategia que nace ante la certeza del cambio sustancial que está protagonizando la izquierda abertzale, del que son prueba inequívoca las declaraciones realizadas la pasada semana por
Arnaldo Otegi en la Audiencia Nacional:
"Rechazamos el uso de la violencia para la imposición de proyectos políticos". Ante semejante constatación, el Gobierno/PSOE ha desplegado un abanico de posturas públicas que se pueden resumir en tres: La de el inmovilismo absoluto, la del algo se mueve pero es insuficiente y, por último, la de ETA ya ha decidido dejarlo.
La primera de las posturas es la que encabeza el ministro de la Gobernación Alfredo Pérez Rubalcaba, que ahora asume más galones en el Gobierno de España. Una postura que insiste una y otra vez en que lo decisivo es que ETA abandone su lucha o la izquierda abertzale se separe de ETA de forma nítida. Esta posición es la que sirve al PSOE para mantener intactas sus relaciones con el PP en materia "antiterrorista", a la vez que frena el ímpetu de las asociaciones de víctimas y foros varios, deseosas de que se les dé un poco de carnaza para saltar a la yugular.
La postura intermedia, que ve movimientos de fuste en la izquierda abertzale, aunque sean aun insuficientes, es la que preconiza el equipo de editorialistas del diario "El País" y que también asumen algunos de sus columnistas más influyentes, como es el caso de
Luis Rodríguez Aizpeolea, persona muy conectada con La Moncloa. Esta misma postura estaría defendida por el diario "Público", con ciertos matices y por alguno de sus columnistas, así como por el periodista de "El Confidencial"
Carlos Fonseca. La última incorporación es la del juez
Baltasar Garzón, que la expone en
un largo artículo publicado en el diario de Prisa.
La tercera postura, que da por hecha la ciaboga política de la izquierda abertzale, está encabezada por el presidente del PSE,
Jesús Eguiguren, y en menor medida por el alcalde de Donostia,
Odón Elorza, así como por otros francotiradores como
José Luis Uriz. Se trata de la avanzadilla del PSOE para enviar señales positivas a la izquierda abertzale, a pesar de que pongan en riesgo su propia posición en el partido, En todo caso, ante los ataques sufridos por Eguiguren tras
su última entrevista a La Sexta, hasta el mismo Zapatero ha salido en su apoyo. Hecho que viene a demostrar la ligazón existente entre las tres posiciones. Aizpeolea también lo ha defendido
con contundencia por escrito.
Por supuesto que entre estas tres grandes posturas se dan líneas de conexión, como las realizadas por
Rodríguez Zapatero, cuando declaró que los movimientos de la izquierda abertzale "no iban a ser en balde", lo que le sitúa a caballo entre la postura dos y la tres, para luego matizarlo por medio de su vocero Aizpeolea en una columna en "El País".
¿A dónde quiero llegar con todo esto? Es muy sencillo. La conclusión es que todas estos posicionamientos tácticos responden a una misma estrategia, que pretende aprovechar la oportunidad que se ha abierto sin dejar espacios libres para una política de rechazo frontal por parte del PP y sus entornos mediáticos. El margen de maniobra del Gobierno/PSOE es muy limitado, en buena parte por sus propios errores y contradiciones, y la única manera que han visto de eludir el problema e intentar avanzar, ha sido la de diseñar una compleja estrategia en la que cada personaje de la obra siga sin vacilación el papel que le marca el guión previamente escrito por el autor, que no sería otro que
Alfredo Pérez Rubalcaba. Las tres caras del mismo prisma.
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