Mesa de las Juntas de Bizkaia. [deia.com] |
La fotografía puede no pasar de la anécdota, pero puede apuntar talantes y estilos de cara a los próximos tiempos que se avecinan. El PNV ostenta la supremacía política en Bizkaia desde 1979 y es entendible que se obstine en seguir manteniendo su hegemonía. Sin embargo, debería tener en cuenta que también ha sido, en su día, primera fuerza en Gipuzkoa, y ahora mismo no lo es ni de lejos.
Es posible que el PNV continúe dominando la escena vizcaina durante los años venideros, pero también puede ocurrir que la pierda en un futuro no muy lejano. Si ha perdido Bermeo, Sopela o Zalla y está en Gernika lejísimos de Bildu, nada se puede descartar. Todo dependerá de cómo aborde su práctica política y, por supuesto, en cómo lo haga Bildu.
En cuanto a los pronunciamientos de los voceros de PP y PSOE sobre la composición de ayuntamientos y diputaciones, son de tan bajo nivel dialéctico que casi es mejor no comentarlas. Sin embargo, hay una cuestión que sí es necesario remarcar. Las alcaldías obtenidas por Bildu no son fruto del trato de favor del Tribunal Constitucional español, ni mucho menos de la errática política jeltzale. Son fruto, simplemente, de los cientos de miles de votos ciudadanos que han respaldado sus candidaturas.
Ellos, PP y PSOE, que acostumbran a autodenominarse como demócratas, dejan entrever el pequeño problema que sufren a la hora de reconocer el resultado que las urnas han deparado. Legalizado a ultimísima hora, confeccionadas sus listas con gente inexperta, "no contaminada", Bildu ha cosechado un resultado brillante en los cuatro territorios históricos del sur vasco. Nadie les va a pedir a PP y PSOE que reconozcan el hecho, pero al menos podían quedarse callados y asumir, de una vez, que son una minoría, respetable, pero minoría al fin y al cabo.
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