Han pasado 127 años del Primero de Mayo de 1886, una jornada de lucha por las ocho horas que movilizó a miles y miles de trabajadores en los Estados Unidos de América. En Chicago, unos días después, sucederían unos graves incidentes, motivados por la irrupción de la policía en una concentración obrera, que acabarían con el encarcelamiento y condena a muerte de algunos de los líderes sindicales de la ciudad: Spies, Fielden, Neebe, Fischer, Schwab, Lingg, Engel y Albert Parsons. Todos fueron enviados a la horca o condenados a cadena perpetua.
Con el paso del tiempo, el Primero de Mayo se constituyó como una jornada reivindicativa del proletariado mundial. Durante muchos años, las organizaciones obreras aspiraban a derrocar el injusto sistema capitalista y a sustituirlo por el socialismo, en sus diversas variantes. Hoy es el día en que comentar estas cosas parece algo trasnochado, carente de sentido. Lo que mola ahora es el smartphone, las redes sociales y los reality televisivos.