Los expertos del mundo del espectáculo saben muy bien el valor de un foco. El público no se puede resistir y fija su mirada en lo que el foco alumbra. Mientras tanto, en el escenario ocurren cosas que pasan desapercibidas. Es el arte del disimulo, de las medias tintas. Un arte que requiere un gran nivel profesional a quienes lo ejecutan.
Quien sigue este blog ya habrá adivinado que hoy no voy a escribir sobre teatro, ni sobre la próxima gira de Bruce Springsteen. Tampoco voy a escribir sobre potencia lumínica, ni sobre la ópera de Milán. Como casi siempre, aburrido que es uno, voy a tratar de política.
La última escenificación llevada a cabo en el Congreso de los Diputados español, a cuenta de la iniciativa del partido ultra-lerrouxista UPyD, permite ejemplificar el arte de la interpretación del Partido Popular. El aviso lo había dado el ministro de la Gobernación, Jorge Fernández, con su declaración sobre la "dimensión política". Ahora se ha dado un paso adelante con el acuerdo firmado por la mayoría de los grupos presentes en la cámara.
El texto en sí, no aporta parcticamente nada. Lo lee y relees y no consigues descubrir lo que hay detrás. Es un simple señuelo para practicar el arte del disimulo. Ante la embestida de Rosa Díez, el Gobierno del PP ha movido pieza de forma inteligente. También ellos tienen que hacer virar el timón de su transatlántico. Y lo tienen que hacer en la mar gruesa previamente agitada por una parte del partido y una agresiva derecha mediática.
La operación del PP incluye varios sumandos. En primer lugar, nada de moverse en solitario. Hay que buscar el mayor arrope posible para que "la opinión pública" vaya aceptando el viraje. De ahí que se haya concertado el texto con PSOE, PNV y CiU, entre otros. En segundo lugar, ya no es tiempo de ilegalizaciones. Leopoldo Barreda lo dejó bien claro en su intervención. Ni hay pruebas, ni las habrá. En tercer lugar, el anuncio de la organización clandestina ETA, de 20 de octubre, es sincero y abre un nuevo tiempo. No hay vuelta atrás. Y en cuarto lugar, se lanza una viso a navegantes en las carnes de UPyD. El que se desmande, no sale en la foto, lo que será tomado muy en cuenta por las asociaciones de víctimas y similares de ahora en adelante.
Como bien ha dicho Rufi Etxeberria, no se trata de una hoja de ruta para solucionar el conflicto vasco. Se trata de un paso previo que la derecha española estaba obligada a realizar: bajarse del monte y comenzar a transitar por calles y avenidas. El desembarco en Madrid de importantes personajes del PP vasco es la prueba del nueve de esa circunstancia: Alonso, Barreda y Oyarzabal son algunos de ellos.
Hay quien se quedará en la insistencia de la disolución de ETA o en la petición de Rajoy a Amaiur para que ejerza su infuencia, en una intervención que, por cierto, fue un buen ejercicio de descomprensión por parte del preisdente español. No obstante, no nos fijemos tanto en el foco, en lo que quieren que veamos, y observemos con detenimiento lo que ocurre entre bambalinas. Ahí es donde se desarrolla el meollo de la obra.
2012/02/23
2012/02/20
Congelados
Argazkia: sakanaturismo.com |
El observador encuentra muchas dificultades a la hora de establecer un diagnóstico sobre la situación. Pese a poner su empeño en leer entre líneas a los oráculos, en descifrar noticias aparentemente fútiles, en traspasar las miradas de los políticos es busca de una pequeña verdad, lo cierto es que cuesta tomar la temperatura ambiental.
Sabemos por experiencia que las apariencias suelen engañar y que debajo de los campos helados puede existir un geyser en ebullición. Pero hasta que el chorro de agua caliente no busque las nubes, es imposible detectarlo.
La crisis económica se alarga y se complica. Ya hay anunciada una nueva huelga general para finales de marzo. En ese escenario tan enrevesado es difícil que las propuestas politicas avancen con claridad. El Gobierno del PP se ha marcado como prioridad la economía; en el Estado francés se ha dado el pistoletazo de salida a la carrera presidencial; y la izquierda independentista ocupa buena parte de sus fuerzas en la gestión institucional, sea como gobierno, sea como oposición.
Los pasos unilaterales dados por la izquierda abertzale y secundados por la organización clandestina ETA van a seguir produciéndose. Pero en el otro lado también se deben dar pasos, aunque sean asímismo unilaterales, sin acuerdos previos. Hasta ahora lo único que tenemos encima de la mesa son declaraciones más o menos acertadas y retirada de escoltas. Está última es una medida significativa. Al final la realidad se impone y en este aspecto, la crisis ayuda. Hay que ahorrar.
Sabíamos desde el principio que no iba a ser fácil, que el desmontaje de todo el entramado construido en torno a las víctimas, y arropado por la derecha mediática, va para largo. Incluso que Rajoy es un político de paso lento. Pero si se quiere hacer desaparecer el hielo hay que actuar en consecuencia. Contra el frío, calor. Contra el inmovilismo, audacia.
2012/02/15
Sobre la dimensión política
Ayer, sin embargo, gracias a la última payasada de la ultralerrouxista Rosa Díez, el ministro ha tenido a bien mostrar una brizna de inteligencia al afirmar en el congreso español que "ETA ha dejado de ser un problema fundamentalmente policial, para pasar a tener una dimensión política".
Gracias al fugaz momento de lucidez del titular de Gobernación, se ha pasado del franquismo que equiparaba a los activistas y guerrilleros con bandidos a un cierto postfranquismo intelectual. Al fin se reconoce el carácter político del llamado conflicto vasco.
No es para echar cohetes, sino tan sólo un mínimo avance. Lo que ocurre es que estamos tan acostumbrados al desierto, que la mera aparición de un pequeño cactus nos alivia la sed. Ahora bien, tal vez asustado de sus propias palabras, Fernández ha matizado hoy mismo sus declaraciones, si bien no ha retirado lo dicho.
Es evidente que el Partido Popular tiene por delante un enorme trabajo de pedagogía hacia sus propias bases y, sobre todo, hacia su brunete mediática. Han construido tal muralla de empecinamiento ante la realidad, que ahora se les hace muy difícil desprenderse de una sola piedra. Ese, en todo caso, es su trabajo.
El de la izquierda abertzale, por su parte, no es saludar cualquier atisbo de desbloqueo como si fuera un movimiento de calado. En política suele salir caro conceder regalos. En los dos últimos años, ésta ha protagonizado cambios muy importantes, de forma unilateral, ante el inmovilismo de Gobierno y oposición. Ahora es el momento de que el PP mueva ficha, pero no de palabra, sino de obra.
PD: Este post es el resultado de la reelaboración del escrito en el día de ayer, deshabilitado por un fallo técnico del administrador del blog.
Estekak:
- Fernández Díaz matiza sus declaraciones - [elcorreo.com]
2012/02/09
Garzón no cerrará más periódicos
He seguido desde la distancia la peripecia judicial del juez de instrucción Baltasar Garzón. Desde que ordenó la clausura del diario "Egin" y la emisora "Egin Irratia", allá por julio de 1998, no es santo de mi devocion, por razones obvias. Para quien no lo sepa, fui uno de los periodistas damnificados por aquel cierre y varios compañeros de trabajo y amigos permanecen hoy en la cárcel con motivo de aquella operación made in Garzón.
La sentencia que se ha conocido hoy, por la que se inhabilita y separa de la carrera judicial a este hombre, supone un gran alivio. Ya no ordenará el cierre de más periódicos. Ya no ordenará más escuchas a abogados de presos. Ya no seguirá haciendo lo que le venga en gana, como ha hecho hasta ahora. Incluida su cínica postura ante las innumerables denuncias de tortura realizadas cara a cara por presos vascos.
No soy ingenuo. Sé perfectamente que quienes lo han denunciado son una cuadrilla de sinvergüenzas relacionados con tramas de corrupción, pero si el axioma de que el fin no justifica los medios debe prevalecer, Garzón también debe cumplirlo. En el caso de los abogados de presos vascos siempre se ha saltado ese principio. Se han grabado las conversaciones de los abogados con sus defendidos como norma habitual. Garzón, y otros jueces de instrucción como él, han actuado a su antojo, amparados en la razón de Estado.
El paradigma ha cambiado cuando esa práctica ilegal y antidemocrática les ha sido aplicada a abogados de detenidos de alto estanding, implicados en la trama Gürtel. Garzón se pasó de listo y pinchó en hueso. Se creía, como el Borbón, intocable, cuando se había labrado una interminable lista de enemigos. Y se ha quedado fuera de su querida Audiencia Nacional, para siempre.
En el caso de las víctimas de la Guerra Civil, guiado por su megalomanía enfermiza, ha intentado abrir una Causa General contra el franquismo. Un loable afán, si no fuera porque se ha acordado tarde de las víctimas y se ha saltado a la torera los pactos que los antecesores de quienes ahora le jalean -léase el PCE y el PSOE- suscribieron a escondidas con los franquistas reciclados, encabezados por Suárez y Fraga. Esa Causa General debió ser abierta a instancias de un primer gobierno democrático tras la muerte de Franco, incluyendo entre los acusados a su sucesor en la Jefatura del Estado, pero nunca se hizo, y de aquellos polvos estos lodos.
Por otra parte, da lástima esa "izquierda garzoniana", que olvida todos los atropellos protagonizados por este juez estrella, y se agarra como clavo ardiendo a su paripé contra Pinochet y su guiño judicial a los que reclaman, con dignidad, la memoria histórica de los derrotados. Una "izquierda" patética, incapaz de plantar cara a una Constitución monárquica infumable, verdadero obstáculo para una verdadera regeneración democrática del Estado español. Siempre les quedará la opción de auparlo de líder carismático cara a las próximas contiendas electorales.
Pero más allá de esas miserias políticas, lo significativo, lo que tiene verdadero relieve, es que un juez de instrucción que ha protagonizado a lo largo de su carrera en la Audiencia Nacional incontables irregularidades, ha sido, por fin, puesto en su sitio por sus compañeros del Tribunal Supremo y además por unanimidad. Seguro que en la sentencia han podido influir prejuicios personales y políticos contra él, pero esa circunstancia es el pan nuestro de cada día en esas instancias.
Retirado de la primera línea de combate en defensa del Estado, por su propia prepotencia, el juez que elaboró la teoría del "todo es ETA" acaba su carrera profesional, saliendo por la puerta de atrás. Ahora lo único que deseo es que su reciclaje profesional no tenga nada que ver con Euskal Herria y sus gentes. Viviremos más tranquilos.
La sentencia que se ha conocido hoy, por la que se inhabilita y separa de la carrera judicial a este hombre, supone un gran alivio. Ya no ordenará el cierre de más periódicos. Ya no ordenará más escuchas a abogados de presos. Ya no seguirá haciendo lo que le venga en gana, como ha hecho hasta ahora. Incluida su cínica postura ante las innumerables denuncias de tortura realizadas cara a cara por presos vascos.
No soy ingenuo. Sé perfectamente que quienes lo han denunciado son una cuadrilla de sinvergüenzas relacionados con tramas de corrupción, pero si el axioma de que el fin no justifica los medios debe prevalecer, Garzón también debe cumplirlo. En el caso de los abogados de presos vascos siempre se ha saltado ese principio. Se han grabado las conversaciones de los abogados con sus defendidos como norma habitual. Garzón, y otros jueces de instrucción como él, han actuado a su antojo, amparados en la razón de Estado.
El paradigma ha cambiado cuando esa práctica ilegal y antidemocrática les ha sido aplicada a abogados de detenidos de alto estanding, implicados en la trama Gürtel. Garzón se pasó de listo y pinchó en hueso. Se creía, como el Borbón, intocable, cuando se había labrado una interminable lista de enemigos. Y se ha quedado fuera de su querida Audiencia Nacional, para siempre.
En el caso de las víctimas de la Guerra Civil, guiado por su megalomanía enfermiza, ha intentado abrir una Causa General contra el franquismo. Un loable afán, si no fuera porque se ha acordado tarde de las víctimas y se ha saltado a la torera los pactos que los antecesores de quienes ahora le jalean -léase el PCE y el PSOE- suscribieron a escondidas con los franquistas reciclados, encabezados por Suárez y Fraga. Esa Causa General debió ser abierta a instancias de un primer gobierno democrático tras la muerte de Franco, incluyendo entre los acusados a su sucesor en la Jefatura del Estado, pero nunca se hizo, y de aquellos polvos estos lodos.
Por otra parte, da lástima esa "izquierda garzoniana", que olvida todos los atropellos protagonizados por este juez estrella, y se agarra como clavo ardiendo a su paripé contra Pinochet y su guiño judicial a los que reclaman, con dignidad, la memoria histórica de los derrotados. Una "izquierda" patética, incapaz de plantar cara a una Constitución monárquica infumable, verdadero obstáculo para una verdadera regeneración democrática del Estado español. Siempre les quedará la opción de auparlo de líder carismático cara a las próximas contiendas electorales.
Pero más allá de esas miserias políticas, lo significativo, lo que tiene verdadero relieve, es que un juez de instrucción que ha protagonizado a lo largo de su carrera en la Audiencia Nacional incontables irregularidades, ha sido, por fin, puesto en su sitio por sus compañeros del Tribunal Supremo y además por unanimidad. Seguro que en la sentencia han podido influir prejuicios personales y políticos contra él, pero esa circunstancia es el pan nuestro de cada día en esas instancias.
Retirado de la primera línea de combate en defensa del Estado, por su propia prepotencia, el juez que elaboró la teoría del "todo es ETA" acaba su carrera profesional, saliendo por la puerta de atrás. Ahora lo único que deseo es que su reciclaje profesional no tenga nada que ver con Euskal Herria y sus gentes. Viviremos más tranquilos.
Estekak:
- Carta abierta a Jabier Salutregi y Teresa Toda - Iñaki Iriondo [gara.net]
- Este no es un post sobre Garzón - Saber Derecho [rebelion.org]
2012/02/02
Ocurrencias
En un par de días de observación se pueden cazar decenas de ocurrencias de los responsables políticos de uno y otro signo. Entre ellas, la del ministro español de Gobernación, Jorge Fernández, se lleva el primer premio. Afirma que para él la visualización de las sinceras intenciones de ETA se resume en que "en una campa del País Vasco veamos unas cuantas armas". Esta sola frase muestra a las claras el nivel de este dirigente del PP, al que le deben haber nombrado ministro para agradecerle los servicios prestados y su fidelidad al presidente del partido. Su antecesor, Pérez Rubalcaba, habrá sido nefasto, por su empecinamiento, pero al menos no caia en semejantes extravagancias.
Hablando de extravagancias, la última del presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, es notable. Arrinconado de todo lo que puede significar el proceso de paz, al que sin duda ha podido contribuir de forma positiva en otros tiempos, Eguiguren lanza ahora la idea de una constitución de Euskal Herria dentro del Estado español. Una constitución propia, que incluya los cuatro territorios históricos. Se puede admitir que como idea a discutir en una mesa de partidos tiene su áquel, como así lo ha reconocido la propia izquierda abertzale, pero todo el mundo sabe que este hombre no cuenta con el respaldo de la dirección del partido que preside. Es más, el mismo día que saca el nuevo conejo de su chistera es desautorizado por el Gobierno Vasco y el PSN.
A Jorge Fernández habría que decirle que una foto de un convoy de la Guardia Civil saliendo de Gasteiz hacia Pancorbo sería una buena manera de visualizar que estamos cerca del final del conflicto.
A Jesús Eguiguren, por su parte, habria que pedirle que la próxima vez que plantee una idea, lo haga arropado por la ejecutiva de su partido y en la sede del mismo, para demostrar que se trata de una propuesta oficial y no de un mero divertimento.
Si a estas alturas resulta ridículo exigir eficiencia a los políticos, por lo menos habrá que exigirles un mínimo de seriedad. Antes de hablar, en el foro que sea, hay que pensarse un par de veces las cosas. Contribuir con ocurrencias a que aumente el ruido mediático no es la mejor manera de acercarse a las vías de solución de los problemas.
Hablando de extravagancias, la última del presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, es notable. Arrinconado de todo lo que puede significar el proceso de paz, al que sin duda ha podido contribuir de forma positiva en otros tiempos, Eguiguren lanza ahora la idea de una constitución de Euskal Herria dentro del Estado español. Una constitución propia, que incluya los cuatro territorios históricos. Se puede admitir que como idea a discutir en una mesa de partidos tiene su áquel, como así lo ha reconocido la propia izquierda abertzale, pero todo el mundo sabe que este hombre no cuenta con el respaldo de la dirección del partido que preside. Es más, el mismo día que saca el nuevo conejo de su chistera es desautorizado por el Gobierno Vasco y el PSN.
A Jorge Fernández habría que decirle que una foto de un convoy de la Guardia Civil saliendo de Gasteiz hacia Pancorbo sería una buena manera de visualizar que estamos cerca del final del conflicto.
A Jesús Eguiguren, por su parte, habria que pedirle que la próxima vez que plantee una idea, lo haga arropado por la ejecutiva de su partido y en la sede del mismo, para demostrar que se trata de una propuesta oficial y no de un mero divertimento.
Si a estas alturas resulta ridículo exigir eficiencia a los políticos, por lo menos habrá que exigirles un mínimo de seriedad. Antes de hablar, en el foro que sea, hay que pensarse un par de veces las cosas. Contribuir con ocurrencias a que aumente el ruido mediático no es la mejor manera de acercarse a las vías de solución de los problemas.
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