2012/09/28

La transformación de Convergencia

Artur Mas es recibido en la plaza Sant Jaume
A veces, para ver más clara la situación propia es necesario ampliar el enfoque y observar situaciones ajenas. En la coyuntura que estamos atravesando se hace ineludible realizar una mirada sobre Catalunya, la parte de los países catalanes que hoy por hoy atesora una mayor conciencia nacional. Nadie puede ignorar que la resolución adoptada en su Parlament, en favor de una consulta sobre la autodeterminación, es un paso significativo en una dirección que supera con creces el autonomismo educado que lideró en su día el honorable Jordi Pujol.

La convocatoria de elecciones anticipadas en clave plebiscitaria, más el proyecto de consulta soberanista futura, han sido las consecuencias inmediatas de la gigantesca manifestación de la Diada y del portazo de Mariano Rajoy en Moncloa a la petición de concierto económico de Artur Mas.

De todos es sabido que los procesos históricos sufren inesperados cambios de ritmo, que el agua que estaba estancada en el embalse por treinta años puede desbravarse en pocos días si las condiciones así lo facilitan. Probablemente eso es lo que está ocurriendo en el Principat, dónde hasta los diputados del PSC se sienten confundidos y no saben cómo hacer frente de forma unida a la marea independentista que les desborda. Alguno, como Ernest Maragall, ha decidido pasarse a la nueva mayoría, rompiendo la disciplina de voto y declarando su total desacuerdo con la posición de Rubalcaba.

Descontada la postura de ERC y Solidaritat, lo que más llama la atención es el paso adelante dado por Convergencia Democrática y. en menor medida, por la Unió de Duran i Lleida. El partido de Mas parece haber resuelto su encrucijada en favor del soberanismo, de un salto cualitativo en el reconocimiento internacional de la realidad nacional catalana.

Este cambio, liderado por un político que hasta ahora había dado incontables muestras de mesura, sorprende a un observador no catalán. Posiblemente, en el seno de los hogares de Catalunya, no habrá habido sorpresa alguna, dado el hartazgo existente respecto a la posición de cerrazón de Madrid. Es evidente que desde el cepillado del Nou Estatut, el recurso del PP ante el TC y el dictamen de éste órgano, a la leña acumulada sólo le hacía falta acercarle una cerilla en forma de Diada multitudinaria.

He sido tradicionalmente escéptico sobre las posibilidades de contemplar una Catalunya Lliure en el concierto europeo. Y digo he sido, porque en este momento ya no lo soy. La palabra que más se repite en los medios digitales catalanes es independencia, y eso quiere decir que la etapa de la autonomía se da oficialmente por concluida.

Nunca pensé que Convergencia fuese capaz de pilotar un proceso soberanista, ya que habrían tenido que ser ERC y el independentismo histórico quienes realizasen tal labor. Sin embargo, los continuos errores de los republicanos han puesto en bandeja a Mas la posibilidad de pasar a la historia como el líder que llevó a Catalunya a los umbrales de su soberanía.

Las diferencias de Catalunya con Euskal Herria son numerosas en muchos ámbitos, pero si la situación social y el empuje de los movimientos sociales, en este caso liderados por la Assemblea Nacional Catalana, han conseguido variar el rumbo de la política conciliadora de CiU y ponerla al servicio del soberanismo, nadie puede descartar que en nuestro país pueda ocurrir algo similar con el PNV. No es muy probable, visto lo visto, pero si a mí me dicen hace tres meses que Mas iba a ser recibido a su vuelta de Madrid con gritos de independencia, como líder de un país en marcha, las carcajadas se hubieran oído en las Filipinas.

Estekak:

2012/09/23

Ni cristianos, ni generosos

"Que se muera en la cárcel" no es un mensaje cristiano, o por lo menos eso es lo que yo aprendí de chaval, pese a reconocer que no soy experto en cristianismo. Sin embargo, ese mensaje de intolerancia se ha difundido con rapidez en las redes controladas por la derecha española ante el caso del preso vasco Josu Uribeetxebarria. Incluso alguna señora, portavoz de una asociación de víctimas, ha llegado a decir que está de acuerdo en que saquen de la cárcel a un preso enfermo, pero solo unas horas antes de que fallezca.

Este es el diapasón existente en amplios círculos de esa derecha. No podemos engañarnos. Quienes en su día decían que serían generosos una vez de que ETA dejase de matar, han desaparecido del escenario. Esos mensajes de concordía, dialogantes, favorables a un mínimo entendimiento, no tienen ningún recorrido actualmente. Lo que domina en ese ambiente neoconservador y ultramontano con perlas como las de Pedro José Ramírez, director de "El Mundo", sugiriendo el envío de tropas a Catalunya, como si se tratara de el último país árabe en conflicto y no de una "región" tan española como su Rioja natal.

La derecha intransigente y espúrea que padecemos en el Estado español bebe más de Ramiro Ledesma Ramos que de Ortega y Gasset, parece leer más a Giménez Caballero que a Josep Plá y debe más a José María Pemán que a Ruiz Jiménez. Su impronta mediática en emisoras como Intereconomía o 13 TV se mueve entre el trentino Juan Manuel de Prada, llorando bajo la lluvia entre tertulianos con clergyman, y el obispal Alfonso Merlos, entrevistando al anciano Blas Piñar para completar el obituario de Santiago Carrillo.

No tienen remedio. Incrustado en medio de esa vorágine, el mismísimo Rajoy parece un político de centro-izquierda cuando manifiesta que la ley no contempla que un preso muera en la cárcel. Esa mínima piedad que expresan sus palabras produce escándalo en los oídos de tanto fanático preconciliar, carente de autoestima, que rumia entre dientes la mayor crisis de España desde el 98, con una economía intervenida y la amenaza secesionista creciente en Euskal Herria y Catalunya.

Ante semejante panorama de decadencia, lo más listos de la clase hablan de que es hora de unirse en lo ecónomico, olvidando las guerras cainitas entre PP y PSOE, y en lo nacional abogan por una España federal que sujete al independentismo catalán y, de paso, al vasco. A buenas horas mangas verdes, señor Cebrián.

  
Estekak:

2012/09/19

Más allá de la huelga

Como es sabido, la mayoría de sindicatos y organismos sociales vascos, excepto CCOO y UGT, han convocado una huelga general de 24 horas para el próximo miércoles 26 de septiembre. Se trata de intentar poner freno a los múltiples recortes sociales y medidas económicas retrógradas que se están impulsando desde la Unión Europea, el Gobierno español y las administraciones autonómicas de Iruñea y Gasteiz. Será la quinta convocatoria de huelga general desde que se inició la actual crisis y todo indica que no va a ser la última.

Son tantas las razones que se reúnen en este momento para defender la necesidad de una huelga de estas características, que no tendría espacio en este artículo para referirme a todas ellas. Los ataques continuados que se han proyectado desde el poder han afectado a tantas y tan diversas áreas y sectores, que es prácticamente imposible que ningún ciudadano pueda salir indemne de los mismos. Las medidas implementadas han deteriorado las condiciones de vida de la gran mayoría social de Euskal Herria, la clase trabajadora. Y lo han hecho recortando derechos y prestaciones a trabajadores en activo, a trabajadores en desempleo, a pensionistas, a jóvenes, a estudiantes, en fin, al entramado social mayoritario.

Unas medidas que, para sonrojo de los gobernantes que las están ejecutando sin piedad, no han venido derivadas de la avaricia o la desenfrenada búsqueda de beneficios de trabajadores,    funcionarios y pensionistas, sino de la codicia y el afán de lograr la mayor plusvalía en el menor tiempo posible de los banqueros, inversores y especuladores que dan forma a eso que los medios se empeñan en disfrazar bajo el inocente apelativo de mercados. Por lo tanto, no existen excusas para hacer oídos sordos a una convocatoria bien fundamentada, seria y sostenida por un abanico plural de sindicatos y organismos sociales, amén del bloque soberanista de izquierdas en construcción.

Pese a ello, existen dos vías de crítica que conviene clarificar. Por un lado se encuentran aquellas personas que consideran que su participación activa en la huelga les supone una sensible merma en sus ingresos salariales. Es cierto, y más teniendo en cuenta la situación de crisis económica general que atravesamos. A estas personas les diría, no obstante, que en esta vida es importante el ejercicio de la solidaridad entre iguales. Es decir, que quienes ahora disponemos de un trabajo y un salario seamos conscientes de que hay miles y miles de trabajadores, especialmente los más jóvenes, que no disponen de trabajo ni de salario. Somos precisamente quienes estamos en activo los que tenemos ahora la posibilidad de protestar en forma de huelga. Los desempleados, por desgracia, no pueden parar porque carecen de empleo.

Otro argumento esgrimido por algunos ante la huelga del 26 de septiembre se centra en cuestionar la eficacia de la misma, aduciendo que una huelga de un día no es suficiente para detener los planes de los actuales gestores capitalistas. Dicen que habría que dar un salto adelante convocando una huelga general de varios días o incluso de una semana. Puede que seamos muchos los que podamos sintonizar con la teoría del argumento, pero la clase trabajadora vasca debe tener los pies en el suelo. Si ya es complicado convertir en éxito una huelga de 24 horas, ¿qué respuesta podría obtener la de una semana? No por querer lo máximo debemos obviar lo básico. Ya veremos en el futuro si es necesario endurecer el formato de la protesta. Pero lo que toca en este momento es conseguir que la jornada del 26 sea un triunfo de la mayoría social ante los continuados ataques a sus derechos.

Unos derechos conquistados en base al sacrificio de anteriores generaciones a lo largo de muchas décadas y que tenemos el deber de defender y preservar ante la batería de agresiones que están padeciendo. Existe una tendencia muy humana y comprensible que circunscribe las cuestiones globales al modo en que le afectan a uno de forma personal. El pensionista al que han impuesto el pago de medicamentos puede ser ajeno a la situación del inmigrante ilegal desplazado de la atención en los ambulatorios. El joven desempleado que ve recortada su ayuda tendrá poco que ver con el funcionario a quien han suprimido la paga de Navidad. Pero aunque no lo vivan así, todos ellos están siendo víctimas de una misma estrategia neoliberal, consistente en detraer parte del dinero que corresponde a las clases mayoritarias para ponerlo en manos de las minorías capitalistas que dominan el actual estatus quo.

Mientras no seamos capaces de vislumbrar lo que está sucediendo como una gigantesca transferencia de rentas a favor de los capitalistas, seremos incapaces de plantear una respuesta adecuada y conforme con el desafío planteado. La subida del IVA, el copago sanitario, los recortes en la enseñanza y en la Administración, el retraso en la edad de jubilación, la congelación de las pensiones y las demás medidas puestas en práctica forman parte de una estrategia global del capitalismo del siglo XXI. Una estrategia hasta ahora ganadora, ya que la izquierda no ha sabido por el momento dar una contestación contundente a la misma.

Ante esta catarata de recortes y medidas restrictivas de derechos, la izquierda política y social de este país no puede continuar a la defensiva. Debe implementar acciones en demanda de la supremacía de lo público sobre lo privado en todas las áreas, sean sanidad, enseñanza, transporte o servicios sociales. En demanda de una banca pública al servicio de las mayorías sociales y no de las elites empresariales. En demanda de unas relaciones laborales en las que se valoren los derechos de los trabajadores por encima de las ansías irrefrenables de beneficio de los patronos. Una izquierda política y social que sea capaz de plantar cara a los privilegios de la iglesia católica en materia de impuestos, en ayudas a sus colegios o en la inmatriculación de edificios. Una izquierda que demande sin rubor la eliminación de los gastos militares del Presupuesto, la drástica reducción de los gastos en cuerpos de seguridad armados o la supresión de ayudas al lobby energético-nuclear.

Más allá de la huelga del 26 de septiembre tenemos por delante un desafío aún mayor, consistente en estructurar un bloque social que ponga sobre el escenario los valores de la izquierda en toda su dimensión, sin disimulos, haciendo frente a la ofensiva ideológica que han orquestado durante estos años de crisis los sectores neoliberales que dirigen el entramado institucional, empresarial y mediático que gobierna el mundo occidental. El del 26 será un pequeño nuevo paso, puede que insuficiente en sí mismo, pero absolutamente necesario en el reto de construir un bloque social hegemónico que ponga fin al deterioro sociopolítico que se vive en Euskal Herria.

* Articulo publicado en el diario "Gara" [2012-09-18]

2012/09/13

Autonomías R.I.P.

Los estudiantes que consulten en su tableta las páginas de la asignatura de historia, allá por el año 2030, observarán en la lista de fechas significativas la del once de septiembre de 2012. Junto a la fecha un pequeño párrafo les indicará que en tal jornada se escribió el RIP del llamado estado de las autonomías del Reino de España, gracias a una gigantesca manifestación ciudadana convocada en Barcelona por la Asamblea Nacional Catalana.

Para entonces, el estado de las autonomías llevaba años en crisis, viviendo una agonía, y aquella demostración independentista lo acabó de rematar. El invento creado por la coalición de franquistas recauchutados y demócratas sobrevenidos que dio lugar a la llamada Transición, entendió que uno de los pilares de la misma, amén de la restauración monárquica, el olvido de los crímenes de la Dictadura y la preeminencia del Ejército en el texto constitucional, residía en el "café para todos". Es decir, como los pueblos vasco y catalán pedían un trato diferenciado, una autonomía avanzada, se disimulaba la concesión otorgando un trato similar a Murcia, Castilla-La Mancha o la misma conurbación madrileña.

Precisamente ha sido la presidenta de la misma, Esperanza Aguirre Gil de Biedma, la primera autoridad política del Estado que ha reconocido en público el objetivo del "café para todos", disolver entre el laberinto de autonomías las ansías de libertad nacional de Euskal Herria y Catalunya. Y además Aguirre ha confirmado el fracaso de la fórmula, añadiendo tras lo sucedido en la Diada que "habrá que replanteárselo todo".

La crisis económica que atravesamos ha sido un doble aliado en la rápida evolución de los acontecimientos. Por un lado ha puesto sobre la mesa la inviabilidad de la algarabía autonómica existente. Se han creado autonomías en territorios que nunca la habían exigido y que se hubieran contentado con una mínima descentralización administrativa. Por el otro se ha demostrado que Catalunya sale perdiendo en lo económico-financiero con el sistema fiscal actual, por lo que seguir financiando a Andalucía o Extremadura en base a los excedentes fiscales catalanes ya no es operativo. Porque los excedentes se han volatilizado y porque los catalanes han dicho, por fin, basta.

¿Cuál es la salida a este auténtico problema de Estado? A bote pronto, se me ocurren cuatro. La primera, descartable en primera instancia, es mantener el estatus quo, adelgazando las autonomías más artificiales, dotando al Senado de capacidad de decisión en asuntos autonómicos y firmando un pacto fiscal a la baja con Catalunya. Sería más de lo mismo.

La segunda, apuntada por los neofalangistas de UPyD, consistiría en la abolición de todas las autonomías para emprender un proceso de recentralización en el que todos los ciudadanos del Reino fueran iguales, se expresaran en castellano y cantarán puesto en pie el himno patrio con la letra de Pemán.

La tercera opción, más realista, consistiría en dibujar un nuevo mapa del Estado, de carácter plurinacional, en el que Euskal Herria, Catalunya, y quizás Galiza, tuvieran un alto grado de soberanía, especialmente en lo económico y lo cultural, mientras las  regiones perderían competencias, que volverían al Estado central y a las diputaciones provinciales. Dependiendo del grado de soberanía, se podría considerar al Reino como un estado federal o confederal.

La cuarta y última, como es obvio, dibujaría un mapa de la Península Ibérica en el que además de Portugal, asomasen los perfiles de España, Euskal Herria y Catalunya como estados independientes integrados en la Unión Europea, con iguales derechos y obligaciones, y relaciones diplomáticas mutuas.

A día de hoy se puede pronosticar que, descartadas las dos primeras opciones, si el Estado español es incapaz de abordar el proceso para llegar a la tercera solución, que creo que es incapaz per se, se verá en la tesitura de enfrentarse a la cuarta. Si es así, tan solo la utilización de la fuerza bruta impediría que se conformase el nuevo mapa ibérico.

La obligación de las fuerzas soberanistas vascas debe centrarse en poner todo de su parte para que caminemos hacia la opción de la independencia, sin hacer caso a los cantos de sirena que, sin duda, se lanzarán desde el Estado con la intención de frenar o al menos retrasar el proceso de emancipación nacional al que estamos abocados en los años venideros.

Estekak:

2012/09/10

Elecciones y electoralismo

Resulta sorprendente que en vísperas de una jornada de huelga general, los medios de comunicación de la CAPV tan solo pongan en sus principales escaparates los asuntos relacionados con las próximas elecciones autonómicas. Unos comicios que, aunque importantes, no van a ser decisivos para la historia de este país. Hemos pasado por muchas situaciones semejantes y, a día de hoy, ninguna de las elecciones anteriores ha resultado histórica, en el verdadero sentido que guarda la palabra.

Ahora bien, que no vayan a cambiar la historia no significa que las elecciones sean un mero trámite a cumplir. Existen asuntos a dilucidar en las urnas, sobre todo tras la decisión de la organización clandestina ETA de cesar en su actividad armada y de la reciente legalización del partido independentista Sortu.

Se va a configurar, en base al resultado de los comicios, un nuevo mapa electoral, más acorde con la realidad sociopolítica de la CAPV, si dejamos a un lado el escabroso tema de la abstención, al que nadie quiere hincarle el diente. Esto es, a partir de la noche del 21 de octubre, sabremos a ciencia cierta cual es la fuerza en votos de las cuatro principales expresiones políticas existentes: PNV, PSOE, PP y EH Bildu. Luego vendrán los pactos postelectorales, del alcance que sean, y la conformación de un gobierno autonómico. En su día hablaremos de todo ello.

Sin embargo, ahora es el momento de contextualizar en su justo término la importancia de los comicios. Se trata en primer lugar de unos comicios autonómicos, nacidos de la fórmula constitucional del café para todos surgida a la muerte del dictador Franco. Una fórmula hoy por hoy agotada y que deberá ser reformada o reeemplazada a medio plazo, para dar paso a una reformulación federal, confederal o a la independencia de las naciones ahora encarceladas en el Estado español.

Además de esto, son unos comicios que no abarcan a la totalidad del territorio vasco. No habrá elecciones en Nafarroa Garaia, ni en los territorios de Iparralde, pero tampoco podrán votar los ciudadanos de Villaverde de Trucíos, bajo administración cántabra, ni los de Treviño, bajo administración burgalesa.

Tratándose pues de unos comicios de alcance limitado en lo nacional y en lo institucional, no sería muy conveniente dar rienda suelta al electoralismo. Y cuando uso esa palabra no me refiero a las promesas de los políticos en campaña, casi siempre incumplidas posteriormente, sino a la creación de expectativas electorales desmesuradas. Si así lo hacemos, la resaca puede ser incómoda.

Es evidente que de acuerdo con el nuevo escenario que se va configurando, a trancas y barrancas, la izquierda independentista debe estar presente en la campaña, en buena lid con las demás ofertas electorales. Pero sería reconfortante que los mensajes lanzados se circunscribieran a los asuntos importantes que preocupan a la mayoría social de este país: la socioeconomía y la soberanía. Asuntos que, siendo diferentes, están íntimamente ligados cuando se trata de ofrecer salidas progresistas y serias a la crisis económica en la que nos han metido los gestores del capitalismo de la burbuja, la especulación y el pelotazo.

Es tiempo de dejar de lado discusiones interpartidistas, diálogos de besugos y demás entretenimientos de campaña para solaz de periodistas y analistas varios y de ofrecer, en cambio, propuestas de calado que lleguen a la ciudadanía con la frescura que debe representar la nueva coalición de la izquierda soberanista. Propuestas que enraícen con la mejor tradición de la izquierda europea, defensora de lo público ante lo privado, partidaria de una planificación económica compatible con la iniciativa empresarial y defensora de las conquistas sociales que se han logrado a lo largo del pasado siglo gracias a la lucha sin cuartel de la clase trabajadora y sus organizaciones sindicales más consecuentes.

Antes de todo ello, por supuesto, la primera tarea a realizar por los hombres y mujeres que conforman esa nueva izquierda soberanista sería poner toda la carne en el asador para que la huelga general del 26 de septiembre sea un éxito, en el sentido de que se concrete en un elemento de contención de la deriva de recortes sociales y económicos que protagonizan las administraciones central y autonómica, menoscabando los derechos de la mayoría social y trabajadora vasca.

Estekak:

2012/09/08

Gaur sei urte betetzen ditugu

Orain dela sei urte hasi nintzen blog honekin. Eta sei urte askotarako ematen dute, benetan. Denetarik idazten dut hemen, batez ere euskal politikari buruz. Hasieran entretenimendu bat bezala hartu nuen bloga, baina denboraren poderioz konpromiso batean bihurtu ziren nire azogeak.

Noizean behin uztea burutu nuen, baina beti jarraitzen dut aurrera. Arrazoia ez dakit, batzuk izango dira, ziur aski. Dena den, ondorioa argi dago. Hemen nago, idazten, nire gogoetak zabaltzen eta, azken finean, Euskal Herria hobe bat eraikitzen saiatzen.

Gure egoera politikoa asko aldatu da azken sei urte hauetan. Orain, orokorrean, ikuspegia askoz hobeto dago, dudarik ez. Egia da krisi ekonomikoak den dena nahastu duela, tamalez, eta herriaren aurpegian ez da agertzen irribarrea. Hala ere, ekonomiaren arazoaz aparte, urrats sendoak eman dira eszenatoki demokratiko baterantz, eta ez da gutxi. Hori bai, pauso sendoena ETArena izan da. Espainia eta Frantziako Gobernuak geldi geratu dira bidegurutze honetan eta horrela ezinezkoa da, bidea bete nahi bada.

Epe laburrean bi erronka dauzkagu arlo sozial eta politikoan. Lehena greba orokorra irailaren 26an. Euskal sindikatuek konbokatu dute, baina CCOO eta UGTek, oraingoz, ez dute erantzunik eman. Edozein kasuan arrazoi multzo bat dago grebara joateko eta, dirudienez, arrakasta handia lortuko du euskal sindikatuen deialdiak.

Geroago etorriko dira EAEko hausteskundeak. Beste pauso bat dira egoera konpontzeko. Kasu honetan sentsibilatate guztiak egongo dira hautestontzietan, aspaldiko partez. Hori da berri onena. Bigarrenez, zarata handia dago komunikabideetan hauteskundeei buruz. Eta ez du merezi. Azken finean, partzialak dira, ez nazionalak, eta autonomiaren mugak hor daude, batez ere krisi ekonomiko honetan.

Hori bai, datorren hauteskundeetan leia garrantzisua izango da PNV eta EH Bilduren artean lidergoaren bila. Bistan da PSOE eta PPek ez dutela aukerarik hauteskundeak irabazteko eta borroka garrantzitsuena bestea izango da. Testuinguru berri honetan, borroka armaturik gabe eta Sortu legal batekin, lehen round-a da, baina ez da izango azkena. Hurrengo hauteskundeek, piezak ahokatzeko lehenengo pistak emango dizkigute, seguru asko, baina ez behin betiko. 

2012/09/04

De héroes a mercenarios

Para Jon Odriozola

Fernando Llorente y Javi Martínez
Un análisis mínimamente objetivo podía prever el desenlace final. El fútbol dejó de ser un deporte el día que los seguidores del Lutxana o del Amaika centraron sus preocupaciones en el Athletic de forma exclusiva. Y donde escribo Athletic puede ir Osasuna, Real, Alavés o Aviron. Cuando yo era un chaval acudía con ilusión los domingos a la tarde a ver a mis ídolos del equipo del pueblo, el Garsa de Gordexola. Gentes de carne y hueso, trabajadores, agricultores, repartidores de cerveza, que entrenaban un día a la semana y el domingo se calzaban las botas para pasar un buen rato disputando la liga regional contra el Abanto, el Apurtuarte o el Arbuio.

Ahora la cosa ha cambiado un montón. Los chavales visten para ir a la ikastola la camiseta de Agirretxe o Susaeta, y si te descuidas la de Ronaldo, Falcao o Messi. Del equipo del pueblo o del barrio casi nadie se acuerda. Se ha engordado tanto el fenómeno del fútbol espectáculo que gente de bien acaba pidiendo un crédito rápido para sufragar los gastos del viaje a la final de Bucarest o Budapest, que de todo ha habido. Madres que nunca han acudido a San Mamés lucen la elástica con el 9 de Llorente y gritan desaforadas en la Plaza Elíptica, como si les fuera la vida en el envite.

Los medios de comunicación acompañan la ola social, porque se juegan audiencias y publicidades, y al final todo se convierte en una desmesura. Los seguidores del Athletic dicen defender la llamada filosofía del club, pero a escondidas sueñan con emular a los grandes equipos europeos y a sus rutilantes estrellas mediáticas.

Luego llega el verano y los jugadores franquicia del equipo amado actúan como lo que son, figuras de un deporte sobrevalorado. Lo importante para ellos no es defender los colores del equipo que les ha dado la gloria, sino jugar la Champions, la Eurocopa y, si se tercia, fichar por un equipo de campanillas como el Bayern o el Barça. Pretender que Martínez y Llorente funcionen como si fueran Larrauri y Ormaza es una ensoñación. El futbol es así. El Athletic juega en la Liga BBVA, no en la tercera división, y debe atenerse a las consecuencias.

Me hace gracia la actitud de algunos forofos que se desgañitan en Lezama gritando a los ahora malditos, llamándoles peseteros y mercenarios. ¿Es que el resto de la plantilla juega por diversión? ¿No cobran también unos suculentos sueldos y sus correspondientes primas? Me da que si no se van más jugadores es porque carecen de ofertas jugosas que llevarse a la boca.

Quienes todavía defienden un fútbol trufado de amor a los colores, desinterés por el dinero y fidelidad a prueba de bomba, no viven en el siglo XXI. La práctica totalidad de los futbolistas de elite, por no decir todos, juegan básicamente para hacerse millonarios. Sea en el equipo de su ciudad o región, o en el de la de al lado. Y si el Athletic fichó al Osasuna a un Javi Martínez juvenil por seis millones de euros no entiendo que ahora se queje porque se lo arrebaten a cambio de 40 millones. Al fin y al cabo es un defensa y ha resultado un buen negocio.

Martinez y Llorente han pasado de héroes a villanos en un par de semanas. Si es un error considerarlos héroes, cuando ganan al año tanto dinero, considerarlos ahora mercenarios es una sandez aún mayor. Si Llorente hubiera optado por firmar su renovación por 4,5 millones anuales la hinchada estaría encantada. Pero el jugador seria tan "mercenario" como ahora. ¿O es que el dinero que paga el equipo de Mazarredo no tiene el mismo olor que el del Madrid o el PSG?

No nos salgamos de madre por acontecimientos que tan sólo nos incumben en un plano sentimental. Que un jugador campeón del mundo cambie de equipo es tan natural como que un directivo de Euskaltel se vaya a Telefónica a cambio de más dinero y mejores expectativas profesionales. Puede no gustar, pero es la cruda realidad del capitalismo. Un poco de comedimiento nunca está de más, incluso en el fútbol.