2009/06/15

El nacionalismo lingüístico español

El filólogo español Juan Carlos Moreno Cabrera podría haber sido el hombre justo que hubiera salvado a Sodoma y Gomorra de la catástrofe. Con gente como esta uno vuelve a creer en el futuro del género humano, en el entendimiento entre los pueblos y hasta en la teoría de la relatividad.

Para entrar en materia, una entrevista en el diario "Público", "El castellano no está perseguido". Otra entrevista anterior en "Noticias de Gipuzkoa": "Hay un un nacionalismo lingüístico que apoya el bilingüismo..." y una tercera en "El Periodico de Catalunya": "El nacionalismo español es el más excluyente".

Pero el documento definitivo es este video sobre su intervención en unas jornadas sobre los diez años de Filología Catalana en la UOC, con el título "La lingüística y el nacionalismo lingüístico español", No tiene desperdicio.



El profesor Juan Carlos Moreno Cabrera ha publicado el pasado año un libro que habrá que leer. "El nacionalismo lingüístico", Península, 2008. 224 páginas. 20,50 €.

Complemento:
Entrevista al lingüista catalán Joan Solá: "El Estado español debe ser plurilingüe de una vez" [público.es]

2009/06/11

Una cierta fotografía del país


Los resultados, aún provisionales, de las elecciones al Parlamento Europeo ofrecen muchas lecturas complementarias, no siendo desdeñable la que indica la falta de atractivo que para muchos ciudadanos tiene la mencionada institución. Asi mismo conviene remarcar el triunfo de las candidaturas conservadoras, anti-europeístas y xenófobas en muchos estados de la Unión, lo que unido al descalabro de algunas supuestas izquierdas, como el PS francés, nos arroja un panorama peocupante en cuanto la evolución política del continente en el próximo futuro. Cuando las consecuencias de la crisis económica son más evidentes y los causantes de la misma están mayoritariamente alojados en el empresariado financiero y su entorno, la derecha no tiene ninguna dificultad para seguir cosechando votos.

Dicho esto, me centraré en lo acontecido en Euskal Herria. En el sur del país se han dado movimientos interesantes, algunos de ellos derivados de la existencia de una candidatura legal que ha contado con el apoyo de la izquierda independentista mayoritaria. Y es que pese a no ser una candidatura propia, ni tan siquiera vasca, que además ha sufrido un proceso de ilegalización por parte del Tribunal Supremo español, posteriormente invalidado por el Constitucional, el resultado obtenido ha sido muy destacable.

Iniciativa Internacionalista, vuelvo a repetirlo, no era la opción de la izquierda independentista, sino que las circunstancias han obligado a esta fuerza a pedir el voto para esa lista. Aún y todo, ha cosechado casi 140.000 sufragios en Araba, Bizkaia, Nafarroa Garaia y Gipuzkoa, lo que la sitúa en una posición de salida inmejorable para próximas contiendas electorales. Tanto es así que una trasposición de estas elecciones a los parlamentos autonómicos hubieran dado 12 escaños en la CAV y 6 en Iruñea a la izquierda abertzale. Ya sabemos que es un ejercicio de política-ficción, pero tremendamente ilustrativo.

Si a ello añadimos que la presentación de candidaturas propias, probablemente de carácter unitario con otras fuerzas, y en unos comicios en los que se jugará mucho más que en las europeas, podemos vislumbrar un panorama muy favorable para la izquierda abertzale. Tampoco es descartable que sectores que tradicionalmente se han movido en clave electoral en torno al PNV, decidan apostar por la izquierda independentista, dada la deriva imaziana que está viviendo el partido de Urkullu.

Dejando a un lado esos futuribles, conviene fijar algunas otras cuestiones. En primer lugar, la fortaleza electoral del PSOE y, en menor medida del PP, que mantienen sus posiciones sin grandes dificultades. A destacar los votos cosechados por el PP en Nafarroa Garaia, sin el apoyo explicito de UPN. En segundo lugar, debemos remarcar el nuevo desgaste sufrido por el PNV. Si a la primera oportunidad que tenían de demostrar en las urnas su rabia por el desalojo de Ajuria Enea logran ese resultado tan raquítico, mal lo van a tener en un futuro. Es evidente que les falta un líder que aglutine expectativas y un programa verdaderamente nacionalista, pero ese es otro cantar.

Una tercera derivada a comentar es el desinfle de Aralar, que en esta ocasión estaba acompañada por EA. Con una campaña basada en tildar de españolista la lista de II-SP, Aralar ha cosechado unos magros resultados, que en Nafarroa Garaia pueden calificarse de horribles. Da la impresión de que los estrategas del partido de Zabaleta han vendido la piel del oso antes de cazarlo y su afirmación de que el espacio de la izquierda independentista iba a ser gestionado por ellos, ha quedado en una mera intención. Los apoyos recabados por II en Nafarroa Garaia así lo demuestran.

Para terminar con el sur, una simple mención a la lista de IzAn, antiguo Espacio Alternativo. Una candidatura anticapitalista que ha contado en su puesta en escena vasca con veteranos ex militantes de LKI, y que ha recabado unos apoyos inapreciables en las urnas, 1.816 votos en las cuatro provincias. Cómo para pensarselo en la próxima ocasión.

Voy terminando. En Ipar Euskal Herria, donde la derecha francesa ha vuelto a dominar sin problemas, se advierte una presencia más que testimonial de las fuerzas abertzales. Sin embargo, la división existente no permite visualizarla. Las condiciones socio-políticas del territorio exigen una reflexión a todos los agentes implicados. Euskal Herria Bai puede ser una buena herramienta para seguir avanzando.

Visiones complementarias
Sobre la candidatura de Izquierda Anticapitalista - Txema [irrintzika]
Preocupación en el PNV - Iñaki Iriondo [gara.net]
Gogoetarako emaitzak - Pello Urzelai [berria.info]
Hauteskundeen ajea - Guillermo Malaina [itsasertzetik]

2009/06/09

Galdos se confiesa

El máximo responsable de Alkarbide, reciente escisión de Eusko Alkartasuna, declaró a ETB que en las elecciones del domingo su voto fue para el PNV. Más concretamente para la Coalición por Europa que integraban PNV y CiU y otros partidos menores. El argumento de Iñaki Galdos para justificar el voto a un partido del que nunca ha sido afiliado reside en la personalidad del cabeza de lista, el catalán Ramón Tremosa, de quien dice que es un político muy interesante del que se dice seguidor.

Ahora que sabemos de su propia voz que el 7 de junio votó al PNV, vendría bien saber a quién votó en las pasadas elecciones autonómicas de marzo, porque dado que la lista estaba encabezada por un politico también interesante como Juan José Ibarretxe, del que no sabemos si Galdos era seguidor, tal vez su voto se decantó por esa opción. Aunque lo más probable es que votase a José María Larrazabal, un profesor de universidad muy interesante, experto en filosofía, del que Galdos puede ser seguidor, o no. Vaya usted a saber.

Incluso volviendo la vista más atrás, puede que Galdos haya sido seguidor de Josu Jon Imaz, de profesión químico, actual presidente de Petrionor, político interesante donde los haya. Eso sí, el representante de Alkarbide afirmó en la misma entrevista que su intención no es ingresar en el PNV, sino construir una alternativa política en todos los territorios de Euskal Herria, con el objetivo de reforzar el nacionalismo institucional. Habrá que esperar a las elecciones municipales y forales de 2011 para comprobarlo.

2009/06/04

Tiempo de realineamientos

Joseba Egibar e Iñaki Galdos firmando el pacto de legislatura.
Foto: Rubén Plaza/Noticias de Gipuzkoa

Estamos viviendo tiempos complicados, en los que la toma de decisiones puede situar a unos y a otros en lugares muy distintos del escenario político de Euskal Herria. Mientras en los momentos de reflujo da la sensación de que nada ocurre, de que los bloqueos y la inercias históricas dominan sobre los deseos de cambio, cuando las corrientes de fondo empiezan a moverse, todo el mundo toma nota e intenta ubicarse en el lugar en el que pueda salir más favorecido.

El pacto UPN-PSN en Nafarroa Garaia, la entrada del PSE en Ajuria Enea de la mano del PP, la pasada huelga general, los últimos pronunciamientos de las más altas instancias judiciales españolas o la decisión de París de aparcar el proyecto de TGV en Iparralde son algunas de las cuestiones que van marcando el escenario general. Un escenario en el que las fuerzas políticas de ámbito vasco se enfrentan a una nueva encrucijada derivada del realineamiento entre conservadores y progresistas, entre derecha e izquierda.

Es en ese contexto general, alimentado por los últimos resultados electorales y las voces que se elevan defendiendo la construcción de un bloque progresista por la soberanía, donde se debe situar el último capítulo vivido en las luchas intestinas que vienen aquejando a Eusko Alkartasuna desde hace ya demasiados años. El derrumbe electoral sufrido en marzo por el partido, que decidió acudir en solitario a los comicios autonómicos, desató una nueva crisis que significó la dimisión del presidente, Unai Ziarreta, y el pase a la actividad privada del secretario general Joseba Azkarraga. Con la situación interna muy tensa, especialmente en Gipuzkoa, el grupo mayoritario en este territorio, encabezado por Iñaki Galdos y Joxan Rekondo, se ha separado del partido, quedándose con los cargos obtenidos en juntas y ayuntamientos, y creando una nueva formación política denominada Alkarbide.

Este grupo de militantes y cargos públicos de EA venía cuestionando la línea política de su partido de forma constante, erosionando su unidad y dando una imagen al exterior de debilidad, que probablemente incidió en la debacle electoral de marzo. Su posicionamiento ha incidido sobretodo en la necesidad de mantener la unidad de acción con el PNV, acudiendo juntos a las citas electorales, así como trabajando armoniosamente en las instituciones. Asi mismo han insistido en rechazar cualquier intento de construir un polo soberanista con la izquierda independentista, en la búsqueda de una alternativa eficaz a la deriva autonomista del PNV. Su preferencia política pasa por integrarse en el llamado nacionalismo institucional, y en ese sentido, tanto Iñigo Urkullu como Andoni Ortuzar han realizado ya invitaciones públicas a la colaboración.

Todo parece indicar que los miembros de Alkarbide, que por el momento sólo tiene peso en Gipuzkoa, acabarán situándose en el entorno de Sabin Etxea, intentando reforzar la imagen del partido, ahora que sus dos socios tradicionales en los últimos años, EA y Ezker Batua, parecen alejarse de su influencia, que tan nefastos resultados electorales han proporcionado a ambos partidos. Sin embargo surge una duda razonable sobre el futuro entendimiento o, incluso, la posible vuelta a la casa del padre de los díscolos guipuzcoanos.

No podemos pasar por alto la relación directa que guarda este colectivo con el grupo Bultzagilleak-Goiz Argi, integrado por el propio Rekondo, Paco Garmendia o Kepa Bilbao, entre otros profesionales e intelectuales. Es este un colectivo ultraconservador, encabezado en su momento por Antón de Irala y José Luis Iriarte, y que mantiene entre sus señas de identidad un inequívoco antimarxismo, como se encargó de denunciar en los años ochenta el ex presidente del PNV Xabier Arzalluz, quien sintió un gran alivio personal cuando los bultzagilleak se decantaron por Eusko Alkartasuna en el momento clave de la escisión.

Partidarios de una especie de neofuerismo, poco amigos de las aventuras de Ibarretxe y firmes partidarios del acoso y derribo de la izquierda abertzale, queda por ver si su influencia será decisiva en el nuevo colectivo Alkarbide y si defenderán en esta coyuntura la vuelta al Partido con mayúsculas, territorio en el que iniciaron sus intrigas. En todo caso, Eusko Alkartasuna se desprende de un serio lastre político, deja a un lado peleas internas que han debilitado enormemente a la formación y, si es capaz de realizar un congreso sosegado y con iniciativas, puede volver a retomar el camino de la construcción nacional, en el que estará condenado a encontrarse con otros importantes agentes políticos y sociales de este país.

Siempre es de lamentar una división traumática en el seno de fuerzas políticas que como EA se reclaman del soberanismo y están articuladas en todos nuestros territorios, pero en esta ocasión puede que la ruptura sirva en el futuro para clarificar espacios, empujar hacia nuevos realineamientos y facilitar el trabajo en común por la puesta en marcha de un referente soberanista y de izquierdas que ilumine el horizonte del independentismo.