“Badaquit halaber ecin heda naitequeyela euscarazco minçatce molde guztietara. Ceren anhitz moldez eta differentqui minçatcen baitira euscal herrian, Naffarroa garayan, Naffarroa beherean, Çuberoan, Lappurdin, Bizcayan, Guipuzcoan, Alaba-herrian eta bertce anhitz leccutan."Pedro Agerre Azpilkueta "Axular"
La lehendakari en funciones, Isabel Celaá, se ha caído del caballo, a imagen y semejanza de Pablo de Tarso, y ha proclamado a los cuatro vientos que Euskal Herria existe, que es el país del euskera y que, por tanto, esa denominación, en su sentido cultural, se mantendrá en los libros de texto de los alumnos de la CAPV.
Habrá que tomar la noticia por buena. Por una vez los prejuicios políticos se dejan a un lado y se realiza un ejercicio de pragmatismo. Es evidente, además, que Euskal Herria no configura, hoy por hoy, ninguna entidad político-administrativa, ya que los vascos estamos administrados desde dos estados y desde al menos tres entidades, si dejamos a un lado los casos de Trebiño y Villaverde de Trucíos, dependientes administrativamente de la Junta de Castilla y León y del Gobierno de Cantabria, respectivamente.
Estamos pues ante el reconocimiento de una comunidad cultural y lingüística, pequeña pero tan digna como la comunidad lusoparlante o la hispanohablante. Portugal y Brasil son estados soberanos e independientes, pero comparten la lengua de Camoens. Así habría que decir, para no molestar a Sanz, que la CAPV y CFN son comunidades autónomas diferentes y separadas, que comparten el euskara, al igual que el departamente de Pirineos Atlánticos, ya que Iparralde ni tan siquiera se ha erigido en departamento dentro del estado francés.
En el momento que las autoridades de Iruñea asimilen esa circunstancia y despojen a la lengua vasca de cualquier connotación política, podrán dotarle de las ayudas a su desarrollo sin mayor dificultad. El euskara es tan de Nafarroa como de Bizkaia, y por lo tanto, sin complejos absurdos, debe gozar del mejor trato en cualquiera de los territorios de Euskal Herria.
Ahora bien, todo ese ejercicio de pragmatismo no debe impedir que quienes se sientan independentistas y favorables a la construcción de un estado nacional vasco, o un ente confederado, que lo mismo da en este caso, puedan continuar defendiéndolo con absoluta normalidad, como lo hacen desde siempre quienes entienden que el País Vasco es España y los vascos somos doblemente españoles, por vascos y por españoles.
Es más, como bien dice Axular en la frase de "Gero" que he entresacado al inicio del comentario, el euskara se hablaba en Euskal Herria y en otros muchos lugares «bertze anitz lekutan», en clara referencia a La Rioja, Aragón o Aquitania. Y así era en realidad, por lo que el concepto de Euskal Herria sería, lógicamente, más amplio que el conocido como Zazpiak Bat, las siete provincias de tantos escudos y banderas.
Y ahí quería concluir. Tras los cambios en el mapa del tiempo de ETB, vuelve a ser visible la idea de Wasconia, la de Krutwig sí, pero también la de Irujo y el Consejo Nacional de Londres. Una entidad que superaba ampliamente los límites de la Euskal Herria de Celaá y que representa, en el inconsciente colectivo vasco, los territorios perdidos tras siglos de minorizacion y de derrotas.
No vamos a compararlo con la tierra prometida de los judíos, ni con las praderas perdidas de los pieles rojas americanos, dios me libre. Tan sólo con el solar de los vascones. Un solar que tal vez no represente nada en la agenda de las reivindicaciones políticas inmediatas, pero que conforma para algunos de nosotros el imaginario colectivo de un pueblo que, pese a la dominación sufrida y a sus constantes guerras intestinas, sigue, mal que bien, existiendo en el suroeste de Europa, a ambos lados de los Pirineos y bañado por el golfo de Bizkaia o Gascuña.