2020/03/02

Deshechos SA

A día de hoy, 2 de marzo de 2020, seguimos conmocionados por el derrumbe del vertedero de Eitzaga en Zaldibar (Bizkaia). Lo ocurrido en ese lugar, que linda con la autopista AP-8 y la carretera N-634, puede ser considerado como una tragedia nacional. Tanto por la desaparición y segura muerte de dos de las personas que trabajaban en las instalaciones a las cuatro de la tarde del 6 de febrero, como por la contaminación generada en el aire, la tierra y los cursos fluviales de la zona, como por la triste comprobación in situ de que el sistema económico en el que nos movemos es insostenible.

Trabajos en el vertedero de Zaldibar. Foto: Argia
Desde el recuerdo para Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán y el cariño para sus familias y amigos, es momento de reflexionar más allá de esos tristes acontecimiento y realizar un enfoque más general del asunto. La sucesión de noticias demuestra que el vertedero gestionado por la empresa Verter Recycling 2002 SL estaba a punto de colmatarse. Le quedaban, como mucho, dos o tres años de vida, al ritmo de funcionamiento que había llevado en los últimos años. El consejero del ramo, señor Arriola, así lo reconoció en su comparecencia en el Parlamento Vasco. Se constata también que no hay una alternativa viable a corto plazo para depositar los residuos industriales que se venían acumulando hasta ahora en Zaldibar. La red de vertederos disponibles es la que es, y en su inmensa mayoría están preparados para recibir residuos urbanos, pero no para acumular residuos industriales.