2007/03/03

Jauregi no aguanta la presión

La realidad es muy tozuda. Quienes han mantenido una posición equidistante en el caso Jauregi deberán reconocer ahora su error. Una cosa es que la presunción de inocencia debe ser aplicada siempre, también a los militantes del PNV, y otra que un candidato a Diputado General no ofrezca una buena imagen. Buena parte de los votantes de ese partido pertenecen a las clases populares y un candidato con seis viviendas no es el más adecuado para representarlos.

Esperemos que el señor Egibar, que tanto gusta de dar lecciones a la izquierda abertzale, se haya informado de la situación económica del señor Olano (Markel), para que ninguna cadena de radio le vuelva a amargar la fiesta. La politización a ultranza de la vida política, y la importancia desmedida que se les concede a los partidos, hace que la mayoría de las lecturas se fijen en ese eje, pero no hay que olvidar que, en política, la decencia sigue siendo un valor importante,y sobre todo el evitar habladurías. Puede que éstas sean infundadas, pero hacen demasiado daño para que puedan ser asimiladas, sobre todo cuando falta tan poco tiempo para las elecciones.

Las guerras internas de un partido tendrán su importancia, desde luego, pero atañen fundamentalmente a los afiliados de esa formación. La transparencia fiscal de un candidato a gobernar la hacienda pública (que eso es fundamentalmente la Diputación) atañe a todos los ciudadanos. Un candidato que jamás viaje en autobús o tren será incapaz de resolver los problemas del transporte, uno que tenga media docena de casas no podrá atajar el problema de la vivienda.

Es por ello que la renuncia de Jon Jauregi, aunque en cierto modo era obligada, me parece una medida acertada, y puede servir a la regeneración de las instituciones públicas. Hay ayuntamientos, como el de Urnieta, que también necesitan un importante lavado, y no sólo de cara. Saber ahora quién filtró la información y con que objetivos puede tener su interés en la vida partidista. Se podrá escribir mucho acerca del episodio. Pero apenas servirá para justifica un titular periodístico. Humo al fin y al cabo.

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