La reacción callejera del Partido Popular y sus esbirros mediáticos tras el traslado a su tierra del preso Iñaki de Juana ha servido para visualizar definitivamente el carácter antidemocrático y golpista de la derecha española. La coincidencia en la protesta de elementos como Ana Botella, Iñaki Ezkerra, Mikel Buesa, Ricardo Sáenz de Ynestrillas y toda la parafernalia española de falanges y acólitos fascistas es tan evidente que sobran las palabras.
La presencia en el Gobierno español de gentes no de derechas ha sido anécdotica en la historia de ese país y los sustentadores de la derecha no admiten que gobierne alguien ajeno a sus postulados. Acabaron con la II República con un golpe de estado que luego fue guerra; derribaron al primer Gobierno del PSOE aprovechándose de sus errores (GAL y corrupción) y ahora pretender derrocar a Zapatero, si es preciso por la fuerza.
Ya no cabe mirar hacia otro lado, lo que hay enfrente es un conglomerado reaccionario (PP, AVT, Cope, El Mundo, etc) dispuesto a todo con tal de que Rodríguez Zapatero se intimide o, en su caso, si sigue adelante con el proceso, tenga que abandonar la Moncloa antes de tiempo. Que llegue a las elecciones de 2008 con el asunto vasco encarrilado, lo que le podría dar una nueva mayoría es un escenario tan horrendo para las huestes de Rajoy que intentarán por todos los medios que no lo consiga.
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