Sabedores de que les resulta imposible concebir sus estrategias políticas sin la existencia de ETA, se vuelven a sentar en sus despachos y activan, algo nerviosos, el Plan B. Ya que parece irreversible el cambio de escenario, vamos a intentar mantener a ETA en el candelero el mayor tiempo posible. Tienen necesidad de ETA y elaboran una estrategia basada en detenciones, hábiles intrerrogatorios, redadas, filtraciones y demás capítulos conocidos. El objetivo es que ETA siga teniendo una presencia digna en los titulares de los periódicos de la mañana, en las páginas de internet, en los confidenciales, en las emisoras de radio y televisión. Hay que dar a entender a su público que todo sigue igual en el Norte.
Para ellos no ha existido el comunicado del 5 de septiembre en el que la organización clandestina informaba de su decisión de cesar en sus operaciones ofensivas. Ni tampoco el siguiente, Y si vienen más, tampoco existirán, aunque se publiquen a cinco columnas en el New York Times o en la CNN. Les ha ido tan bien estos últimos años que no tienen ninguna gana de que cambien las cosas. Piensan que es muy enternecedor que la inmensa mayoría de la población vasca quiera pasar página y vivir en paz, pero ellos están mucho más cómodos en la llamada "Guerra del Norte", una guerra de baja intensidad en la que tan sólo ellos hacen prisioneros.
Hoy mismo han soltado otra vez la liebre de Venezuela, de las conexiones de ETA con el Gobierno Chávez y las FARC, gracias a las supuestas declaraciones de dos militantes, obtenidas de la manera que todos conocemos, por desgracia. Darán curso a la bola con la anuencia de tontos útiles como el señor Anasagasti, y mantendrán el escenario que más les conviene durante unos cuantos días más.
Pero lo importante es que mientras ellos siguen en sus trece, enrocados en el "no hay nada nuevo", los ciudadanos de este país se unen en la calle para reclamar algo tan primario como la libertad, 35 años después de la muerte de Franco. Y lo hacen en clave de unidad por la base, mal que les pese a las direcciones de algunos partidos nacionalistas. Ese movimiento de fondo, imparable, no ha hecho sino comenzar. Seguirá aglutinando fuerzas y pondrá a Euskal Herria en el umbral del derecho a decidir, en la batalla por la independencia nacional. Y esa batalla no la van a poder seguir manejando desde sus despachos madrileños, porque cada día qie pasa está más cerca su final.
Beste iritziak:
- Llegó la hora de Euskadi - Vicenç Fisas [público.es]
- Eta orain... - Urtzi Urrutikoetxea [berria.info]
- La manifestación, un cambio en el fiel de la balanza - Editorial [gara.net]
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