La diferente vara de medir utilizada por el Gobierno del PSOE ha quedado demostrada con su negativa a "condenar" los sucesos acaecidos en el Sáhara Occidental, en los que, al parecer, ha sido muerto un ciudadano de nacionalidad española, además de varias decenas de ciudadanos saharauis. La ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, considera que los hechos no han sido debidamente aclarados para poder emitir la correspondiente condena, añadiendo que su Gobierno intenta preservar sus relaciones con el Estado marroquí. Eso sí, se ha cuidado en lamentar los hechos, fórmula sin valor cuando ha sido utilizada por la izquierda abertzale con ocasión de algún hecho luctuoso.
Estamos cansados de escuchar, desde las instituciones y los medios, que la palabra mágica para que la izquierda abertzale pueda regresar a la vía institucional es "condena". En ese caso parece que los hechos están debidamente aclarados. La mera utilización de ese término permitiría abrir todas las puertas hoy cerradas. Sin embargo, quienes así argumentan, se guardan muy bien de usarla cuando otros intereses se consideran prioritarios. Y nada garantiza qyue una eventual utilización de la misma sería considerada como suficiente, teniendo en cuenta que es el término insuficiente el que domina editoriales y columnas.
Hoy mismo, en la vista oral del juicio contra tres militantes independentistas por el acto de Anoeta en 2004, Arnaldo Otegi ha expresado su rechazo "al uso de la violencia para imponer un proyecto político", definición que viene como un guante a la actitud del Gobierno de Marruecos sobre el pueblo del Sáhara, la que Madrid se niega a condenar. Se trata de una expresión nítida, pero mañana será juzgada como insuficiente por casi todos.
Precisamente, el desarrollo de dicho juicio, ha permitido de nuevo elevar la voz abertzale sobre el ruido que generan los medios afines al Estado. Una vez más se ha podido escuchar, pese a los intentos obstrucionistas del presidente del Tribunal, el calado de la apuesta de la izquierda independentista.Y es que a veces la represión contra este proyecto político puede dar ocasión a que, sea cual sea el fallo, se produzca una victoria de la razón sobre la intransigencia española. Hay que volver a reiterar que la vía represiva no conduce a ningún lado y que, al final, será el pueblo vasco quien decida su futuro en libertad. En ese sentido, Arnaldo Otegi, Joseba Permach y Joseba Alvarez ya han ganado el juicio.
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