2010/10/13

No tregua

Detención de Arnaldo Otegi. 2010-10-13
Hoy se cumple un año de la redada policial que llevó a la cárcel a los ciudadanos vascos Arkaitz Rodríguez, Sonia Jacinto, Arnaldo Otegi, Miren Zabaleta y Rafa Díez Usabiaga. Una operación que, según el Estado, trataba de impedir la reconstrucción de Batasuna por orden directa de ETA. En realidad, estas personas estaban trabajando políticamente para impulsar una reflexión que posteriormente ha dado lugar al documento "Zutik EH", en el que se hace una apuesta nítida por el trabajo por vías políticas y democráticas, sin injerencias violentas.

Pasado un año de aquellas detenciones, cualquier observador medianamente lúcido ha podido comprobar que el camino que lideraba Arnaldo Otegi ha dado frutos y que en estos momentos hasta el consejero de Gobernación del Gobierno vasco reconoce públicamente que la izquierda abertzale se ha movido.

Precisamente quien no se ha movido durante este tiempo ha sido el Estado, que sigue aferrado al "nada ha cambiado" ebn la izquierda abertzale, mientras sustenta nuevas operaciones policiales contra abogados de presos, militantes de Ekin, de Askapena y, en general, personas que trabajan en clave independentista.

Hoy también hemos sabido que ya hay fijada fecha para la vista del sumario abierto contra el propio Otegi, Joseba Permach y Joseba Alvarez por "enaltecimiento del terrorismo" a cuenta de sus intervenciones en el acto de Anoeta en el año 2004. Un acto que supuso en su momento una clara apuesta por la solución del conflicto y que ahora se quiere vestir como una ceremonia de exaltación de ETA.

El Estado repite que su objetivo es lograr que la izquierda abertzale haga política, sin injerencias externas, pero la realidad nos dice que a los militantes que defienden esa vía, exclusivamente política, los encarcela. Otegi, Zabaleta, Jacinto y Rodríguez continuán después de un año entre rejas, cuando lo lógico es que estuvieran en la calle haciendo política y contribuyendo al desarrollo del nuevo ciclo político a construir.

El ministro español de la Gobernación ha dicho por activa y por pasiva que el Estado no está en tregua. Va de sobrado. Tal vez intente que el desánimo y la división se extiendan entre las filas independentistas. Pero no lo va a conseguir por mucho empeño que le ponga. La decisión es firme y no va a haber vuelta atrás.

ETA anunció el pasado 5 de septiembre el cese de sus acciones armadas ofensivas y la izquierda abertzale acaba de firmar el Acuerdo de Gernika junto a Aralar, Eusko Alkartasuna, Alternatiba, Abertzaleen Batasuna y una veintena de sindicatos, asociaciones y agentes de este país. Esos son los datos a tener en cuenta a la hora de dibujar el escenario en el que nos encontramos. Es verdad que desde este lado habrá que dar más pasos, pero lo que es insostenible es que la otra parte se niegue a hacer el más mínimo movimiento en supuesta señal de fortaleza. Es todo lo contrario. Su inmovilismo intenta ocultar su debilidad y su miedo ante la posibilidad de un nuevo panorama en el que la agrupación de fuerzas independentistas sea un factor político determinante.

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