2008/03/09

¿Hay salida?

El atentado que costó la vida el pasado viernes al ex concejal del PSOE y militante de UGT Isaías Carrasco ha vuelto a conmocionar a Euskal Herria. Dos días después de los hechos y en medio de un clima exarcerbado por unos y por otros, abordo el asunto, consciente de los límites que cualquier independentista tiene a la hora de tratar estos temas.

Lo primero que cabe es lamentar sinceramente lo sucedido y solidarizarse con su familia y allegados. La muerte de alguien ajeno a cualquier mínima responsabilidad en el conflicto que enfrenta a Euskal Herria y el Estado español me parece estéril. Carrasco había dejado el ayuntamiento de Arrasate y ahora tan sólo era un vecino más, eso sí, perteneciente a la órbita socialista, de larga trayectoria en el municipio. Aun si hubiera seguido como concejal, las circunstancias no hubieran variado en lo fundamental.

Lo segundo que se debe constatar es que la responsabilidad del atentado debe recaer exclusivamente en sus autores. Argumentar la misma a ellos les corresponde, no a otros agentes políticos y sociales, y mucho menos al autor de este blog.

Lo tercero es decir que la muerte de Isaías Carrasco, por mucho que les moleste a algunos, se inscribe dentro de un contexto sociopolítico en el que la inexistencia de una verdadera democracia es un hecho constatable. No existe la libertad de expresión, ni de asociación, ni de representación política legal, al menos para un importante sector de la población vasca.

Un cuarto punto a valorar es la propuesta de abstención. Es evidente también que el atentado del viernes ha cambiado en parte el significado de esa postura política, tan válida como cualquier otra. Las declaraciones de Patxi Zabaleta afirmando que la abstención estaba ensangrentada son una ignominia, que lo descalifican como político supuestamente independentista. Quien suscribe este blog ha ejercido esa opción, ajeno al llamamiento por la abstención realizado por ETA o a las llamadas a participar realizadas en las últimas horas por las diferentes formaciones políticas. Somos lo suficientemente maduros para saber cuál es la opción mejor en cada momento, sin necesitar que nos digan lo que tenemos que hacer. Mientras no haya una alternativa legal viable que represente a la izquierda independentista en unos comicios, la única postura que puedo adoptar por coherencia es la de no participación en las elecciones, sea cual sea el contexto general.

Un quinto punto debe referirse a la postura adoptada por ANV en Arrasate. Comprendiendo la situación difícil que están atravesando, estimo que no han estado a la altura debida. Un ex concejal del pueblo muerto en esas circunstancias merece otra disposición a la hora de facilitar la expresión del cariño y solidaridad por parte de los vecinos de Arrasate que así lo deseen.

Y ya para concluir, cabe preguntarse hacia dónde nos lleva todo esto y si existe alguna salida. De los demás que hablen otros, me interesa referirme al movimiento independentista, que en mi opinión, entendiéndolo en toda su amplitud, y no sólo en su vertiente de izquierda, se encuentra fragmentado, dividido, debilitado y en buena parte desorientado. Se pasa sin solución de continuidad del optimismo inconsciente, vendido en libros con recetas de futuro, al oscuro pesimismo que embarga hoy a muchos. Responsabilizar al otro (Gobierno, PSOE, PNV) de todo lo que ocurre es caer en el infantilismo. Apremia una serena reflexión que aborde en su integridad la historia de estas últimas décadas, los logros conseguidos y las pérdidas sufridas. Determinar, dejando a un lado latiguillos y frases hechas, si se está avanzando o, por el contrario, retrocediendo. Y si se constata esto último, implementar las medidas que sean necesarias, por dolorosas que puedan resultar, para cambiar el rumbo de la nave y conducirla hacia la dirección que nos lleve a la independencia. No podemos enredarnos por más tiempo en pequeñas batallas de corto recorrido. Lo primordial no son las organizaciones, ni las posturas personales, ni siquiera la tradición histórica, sino la conquista de la anhelada libertad. Ese es el único reto que merece la pena intentar.

2 comentarios:

  1. Kaixo:
    Hay salida, siempre que la izquierda abertzale articule y desarrolle única y exclusivamente el frente político.
    El enfrentamiento entre el estado y Euskal Herria, las contradicciones (tanto la principal como las secundarias) y la situación política son y han quedado claras las últimas semanas. De hecho, la abstención es la postura que mejor reflejaba todo esto. No hacía falta añadir más sufrimiento para reflejarlo.
    Por tanto, la acción de Arrasate no aporta nada, creo, ni militar ni políticamente; tan sólo, repito, más sufrimiento.
    En cualquier caso, y al calor de los resultados electorales, las posibilidades son reales. Iñaki Iriondo lo decía hoy en Gara: "PSOE e izquierda abertzale, condenados a entenderse".
    La batalla de la lucha armada está perdida hace tiempo. La izquierda abertzale y, por ende, Euskal Herria, pueden perder la guerra de la autodeterminación (independencia incluida); y no digamos nada la del socialismo.
    Y son términos que no me gusta utilizar (batalla, guerra...), pero son suficientemente gráficos.
    Para iniciar el debate, creo que puede servir. Si os animáis, podemos escribir sobre ello.
    Salud

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  2. Creo que es hora de abordar un debate en profundidad sobre qué hacer en el futuro, desde el punto de vista de la izquierda independentista. Hay muchísima gente "quemada" y al final estamos perdiendo oportunidades valiosas para dar un salto hacia adelante.
    Falta autocrítica y sobran clichés. Aun es tiempo para enderezar el rumbo, pero no sabemos cuando terminará ese plazo. Tal vez cuando lo vislumbremos sea demasiado tarde.

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