2008/01/08

Los socialistas justifican la violencia policial

Casualmente me topo con un libro sobre la historia del socialismo de Irun (*) en el que se describe la detención de Ramón Rubial, histórico y venerado dirigente del PSOE, ocurrida en las estribaciones de Aiako Harriak a mediados de mayo de 1945. Rubial se disponía a cruzar la muga, tras escaparse de la fábrica donde realizaba trabajos forzados como preso político. El tristemente conocido comisario Melitón Manzanas acudió en persona a su apresamiento "y no dejó de golpearlo con un palo durante el traslado a comisaría".

Los hechos relatados se sitúan en plena postguerra franquista. Lo espeluznante es que más de 60 años después se repitan de forma muy similar. El vecino de Lesaka Igor Portu Juanena fue detenido en Arrasate, junto a Mattin Sarasola, por la Guardia Civil al mando de Alfredo Pérez Rubalcaba, otro dirigente histórico del PSOE. Al parecer también fue presuntamente molido a palos durante el traslado a la comisaría o en la misma comisaría, tal vez algún día lo sepamos. ¿Cúal es la diferencia entre uno y otro represaliado? El primero, socialista, apaleado por la dictadura; el segundo, presuntamente militante de ETA, apaleado por la "democracia". Pero los hechos son idénticos.

La justificación que se está dando desde ámbitos del Gobierno español (Pérez Rubalcaba) y del PSOE (José Blanco) de los malos tratos ejercidos presuntamente contra Igor Portu. son la prueba irrefutable de la ligazón con la violencia de ese partido. Si a ello unimos la puesta en marcha de los GAL, ¿cómo es posible que luego haya políticos decentes que pierdan pie cada dos por tres para pactar presupuestos o gobiernos con semejantes personajes?

No voy a abundar en la multitud de contradicciones de la versión oficial de los hechos. Es tan evidente lo que ha ocurrido que no merece la pena detenernos en esos aspectos. Es más, todo el mundo sabe, incluido el editorialista de "El País", lo que ha pasado con estos dos vecinos de Lesaka. Tan sólo insistir en que el hecho de que llevasen -si es que llevaban- dos revólveres, no justifica en ningún caso que la policía les machaque a golpes, como presuntamente ha ocurrido.

Es muy edificante llenarse la boca con expresiones como "nosotros los demócratas" o "la defensa del Estado de derecho", pero cuando ocurren acontecimientos como éstos se constata que se trata de un mero maquillaje para cubrir la verdadera esencia del sistema político que existe en el Estado español. Equipararlo a una democracia es, como mínimo, un dislate.

Cuando en la llamada "transición" no se llevó a cabo la depuración de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado fascista, como pedían todos los partidos democráticos en un primer momento, se puso la base necesaria para que la tortura y los malos tratos hayan sido una realidad constante durante todos estos años. Ni se depuró a los fascistas, ni se castigó a los culpables. Y aquellos polvos de 1976-77 han traído estos lodos de desvergúenza e ignominia.


(*)
Aitor Puche Martínez: "Cien años de socialismo en Irun", Luis de Uranzu KT, Irun, 2000


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