2009/04/01

Complicidades



Dijo un tal Karl Marx que cuando la historia se repite lo hace en clave de farsa, o algo parecido. Por lo tanto, no se trata de repetir intentos que ya se hicieron, hace ahora diez años, más o menos. Si entonces no funcionaron es muy probable que ahora tampoco lo harían.

Ahora bien, eso no significa que no haya que aprender de lo andado y en esa tarea nos puede servir la experiencia denominada Lizarra-Garazi. En aquel intento fracasado jugaron un importante papel los sindicatos ELA y LAB con su unidad de acción. Una experiencia que rompía con años de enfrentamiento entre dos sensibilidades diferentes del abertzalismo, una que venía del sindicalismo cristiano y el PNV y otra que surgió en los aledaños de ETA.

Esa entente cordial en el ámbito sindical se pudo trasladar al político, y ahí nació el Acuerdo de Lizarra, básicamente nacionalista, pero en el que también participaron fuerzas no abertzales como Ezker Batua.

Viene todo esto a cuento de la convocatoria de Huelga General anuanciada por la mayoría sindical para el próximo 21 de mayo. Se trata de una movilización para denunciar los efectos de la crisis económica en el empleo, la multiplicación de expedientes en las empresas y el aumento del número de parados. No es una huelga política en el mal sentido de la palabra, sino que es estrictamente laboral. Cosa distinta es que a posteriori se realicen lecturas políticas de la misma, todas ellas legítimas.

Tras años de distanciamiento, para no ser crueles, las dos grandes centrales abertzales han unido fuerzas con un objetivo común. Sin menospreciar al resto de convocantes, a los que hay que respetar por su grado de representación en sus ámbitos de actuación respectivos, es indudable que el peso de la protesta recae sobre ELA y LAB. Un eje que, al calor de la protesta, puede suscitar nuevas complicidades entre las dos culturas sindicales, complicidades que puede servir para engrasar otras bisagras.

Aunque es pronto para realizar análisis más profundos, el apoyo de la izquierda abertzale y Aralar a la convocatoria de huelga puede ser una buena señal. Habrá que esperar el posicionamiento de EA y de otros agentes políticos del país, como Nafarroa Bai, para establecer nuevas conjeturas.

El aire que se respira en el movimiento abertzale es lo suficientemente gélido como para ponerse a voltear campanas. Alguien ha dicho recientemente que no se trata de sacar más conejos de la chistera, sino de trabajar con seriedad. Que nadie piense que esta nota sustenta la tesis de que la Huelga General es el primer paso de un nuevo Lizarra o algo parecido. Pero un obstáculo para ese objetivo unitario tampoco va a ser, eso seguro.

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