Tenía semiolvidado al profesor Sterling McGray, prestigioso analista sobre relaciones internacionales y hechos diferenciales, cuando hete aquí que me topo, en la consulta del dentista, con una revista llamada Asuntos Externos y de Latinoamérica, en la que se publica la traducción de un jugoso artículo del australiano, editado originalmente en el magacine norteamericanao Psycho-Social Features. El tema es tan plenamente actual que sorprende la capacidad de McGray para otear horizontes aparentemente tan lejanos a Ontario. Tal vez disponga de algún corresponsal junto a la basílica de Begoña o el templo de san Cernín. Podría ser.
El caso es que el profesor se adentra en profundidades sobre la influencia de la política del Palacio del Elíseo en el denominado "problema vasco", que yo llamaría problema hispano-galo. De todos es sabido que en tiempos de Franco, la república francesa sirvió de tierra de asilo para los militantes independentistas y de izquierdas que luchaban contra la dictadura. Luego, con la llegada de la monarquía juancarlista las cosas comenzaron a cambiar, a peor, y en estos últimos meses se está dando un verdadero impulso a la colaboración policial con España, siempre bajo el estricto cumplimiento de la legalidad republicana, sin aparentes abusos.
Resumo así la introducción de McGray en la revista. Pero el asunto pasa a mayores cuando indica que todos los datos que el maneja conducen a pensar que Nicolás Sarkozy, desde los tiempos en que desempeñó la cartera de Interior, ha puesto un interés especial en socavar cualquier salida negociada al conflicto. McGray se remonta a épocas anteriores, en las que las reuniones bilaterales de altos mandos militares de ambos estados trataban el asunto vasco, entre otros. En ellas, había militares franceses empeñados en abortar cualquier salida que significara un aumento de la capacidad de decisión de los territorios vascos del Sur.
Es conocida la insistencia francesa en afirmar que el "problema vasco" corresponde exclusivamente a España, descartando cualquier atisbo de extensión al territorio de la República. De hecho, en pleno proceso de diálogo, se cuenta con la intervención francesa para anular intermediarios y correos varios, boicoteando los esfuerzos en pro de la negociación. La sombra de Sarkozy es tan alargada que McGray llega a escribir sobre una pretendida intervención personal del presidente galo con motivo de la conformación del gobierno de la Diputación de Nafarroa Garaia. El profesor indica que para Francia es saludable la situación actual, con una mínima muga Gipuzkoa-Laburdi, pero que en el seno de Asuntos Exteriores preocupa la posible puesta en marcha de una autonomía a cuatro, lo que daría paso a una muga mucho más extensa, desde el punto de vista francés.
En ese sentido apunta el profesor que el aborto del intento de gobierno PSN-Nafarroa Bai no habría estado tanto en el españolismo del PSOE de Pepe Blanco, que también, sino en la presión francesa para mantener el estatus quo. Su reciente visita a Donibane Lohizune se correspondería con esa insinuación, marcando distancias y reafirmando la "francesidad" de Lapurdi.
Personalmente guardo ciertas dudas sobre la verosimilitud que McGray da de los hechos, pero al menos creo que merece ser tenida en cuenta, ya que está presidida por la coherencia. Enfrascados en las luchas y batallas internas, a veces tiene que ser un observador lejano quien aporte luz a nuestros aconteceres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario