En lo que llevamos de siglo XXI, un cuarto ya, se ha podido constatar un incremento de las descalificaciones personales en diferentes ámbitos, especialmente en el político-periodístico y más en concreto en las llamadas redes sociales. Lo de redes debe venir del enredo en que te metes si no sabes distanciarte a tiempo de su capacidad de hipnosis. El insulto, el bulo y la mentira se han convertido en habituales compañeros de viaje y, a veces, la única salida digna es precisamente salirse de la red y liberarse de esa nube de tarados que pululan por aquí y por allí. Resulta saludable irse de X, antigua Twitter, lo recomiendo.
Dabid Lazkanoiturburu. Foto: Bizkaia Irratia |
En periodismo existe, entre otras muchas cuestiones, la sagrada división entre información y opinión. Una división que se suele destacar en términos tipográficos diferentes. Los titulares de las piezas de opinión suelen ir, por regla general, en cursiva. Pero la norma principal al respecto es que mientras la información se atiene estrictamente a los hechos: "Un francotirador acaba con la vida de J.F.K.", la opinión es libre como los pájaros: "Brutal magnicidio en Dallas".