2018/12/10

Pocas pero contundentes

Nos encontramos ante escenarios políticos globales muy convulsos, en constante cambio, que introducen dudas en las estrategias de los principales agentes políticos, tanto en Europa como en América. La era de las nuevas tecnologías no es un pronóstico, sino una evidencia. Estamos atrapados en un mundo de mensajes cortos, pocas ideas pero contundentes, en los que parecen llevar la delantera quienes carecen de mayores escrúpulos: Donald Trump, Jair Bolsonaro, Santiago Abascal...



Parte de la izquierda quiere adaptarse a la nueva realidad imitando los mensajes contundentes, pero desde el otro lado del hemiciclo, como Joan Tardá: "Cada vez que nos llame golpistas, le llamaremos fascista". Otros líderes de izquierda se ponen drámaticos y hablan de "alerta antifascista". Ellos sabrán valorar sus palabras.

Lo que parece evidente es que en la era de los tuits, los tonos grises quedan difuminados y el gato se lo lleva al agua el más atrevido, por no decir el más impresentable. Las campañas en redes sociales de los tres individuos citados en el primer párrafo demuestran de forma fehaciente el éxito de la sal gruesa a la hora de atraer votos de gente cansada de la vieja clase política -embarrada en mil y un chanchullos- y que quieren otra cosa, aunque esa cosa se aproxime a la derecha extrema y autoritaria.

La indignación es un estado de ánimo colectivo muy poco sólido, que tiende a la liquidez y, en ocasiones, como ocurre estos días en Francia, se convierte en gaseoso, y no solo por los gases lacrimógenos lanzados contra los manifestantes. La indignación, decía, puede ser orientada hacia movimientos alternativos, revolucionarios, que pretenden un ambicioso cambio social, pero también hacia fuerzas reaccionarias que aprovechen el río revuelto para avanzar en sus posiciones ultraconservadoras. Una encuesta habla de que más del 40% de los activistas de los llamados "Chalecos amarillos" votan a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. Un dato preocupante.

Ante estos nuevos desafíos, ¿qué hacer? La intelectualidad de izquierdas, en Europa, se estruja los sesos en redactar profundos artículos teóricos sobre lo que acontece a su alrededor, artículos que apenas leen sus colegas y cuatro profesores de universidad. La "intelectualidad" de derechas se dedica a lanzar mensajes en las redes sociales que tienen un alcance muchísimo mayor, aunque nos sonrojen por su simplismo. Son simples, sí, pero, visto lo visto, muy eficaces. "Macron demission" es el mejor ejemplo de idea simple pero contundente.

Mientras la derecha europea -véase el Brexit- vuelve a sus orígenes y a sus principios fundacionales, la izquierda intenta acercarse al centro para ensanchar su base social, logrando, en cambio, el efecto contrario. Parecen tiempos de emitir pocas ideas, con la condición de que están sean claras y lleguen a la gente del común sin filtros. El personal indignado quiere saber de qué va cada oferta electoral, huye de los afeites y las componendas. Si es conservador, quiere que la derecha exhiba músculo patriota, reivindique el Gibraltar español y haga ondear la bandera a diestro y siniestro. Y, por contra, si es progresista, quiere que la izquierda abrace la tercera república, entierre a Franco en un osario de una vez por todas y dinamite la cruz de los caídos, mientras defienda la nacionalización de la banca. 

El centro, ese invento político que tanto juego ha dado durante décadas, y por el que han discurrido las trayectorias puntuales de agentes como UCD, PSOE, PP, PNV o CiU ya no concita entusiasmos populares, al contrario, es rechazado por los votantes, que quieren certezas en vez de vacuos ejercicios de prestidigitación.

Tal vez en el caso de Euskal Herria debamos matizar todo esto, pero es posible que mientras nos dispongamos a establecer ese ejercicio de aproximación a la idiosincrasia vasca, una ola de indignación nos pase por encima en forma de crecimiento exponencial de alguna fórmula política radical o de un movimiento de chalecos de diferentes colores, según los gustos de cada cual. En Iparralde ya está habiendo algunos amagos. Permanezcan atentos a sus smartphones. ⧫   

   

  

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