Mendia y López en el cafarnaún de Ferraz. |
La permuta del escaño tiene un alto valor psicológico, ya que deja la imagen final de que el PNV pierde y va hacia abajo y EH Bildu gana y va hacia arriba. Una imagen que no es exacta ni responde fielmente a lo ocurrido, pero que en todo caso se queda grabada. A ello se ha de añadir que ahora la suma de escaños entre EH Bildu y Elkarrekin Podemos suma 29, uno por encima de los que atesora el partido de Andoni Ortuzar. Probablemente esa suma no tenga gran efectividad práctica, pero viene a señalar que las fuerzas de izquierda y/o progresistas suman más que el partido vencedor.
Es cierto que en número de papeletas se quedan por debajo, unas 17.000 menos, pero a la hora de implementar iniciativas en el Parlamento lo que valen son los escaños que cada uno posee. Al fin y al cabo, Bildu y Podemos mantienen coincidencias en determinados asuntos de índole social, lo que puede propiciar que impulsen iniciativas conjuntas en la cámara que pongan en aprietos al PNV. El partido nacionalista deberá recurrir en todo caso al PSE-EE, pero los socialistas tampoco pueden mantenerse indefinidamente junto al PNV, ya que de ese modo puede acabar fagocitados por los grupos de izquierda más activos. Recurrir al PP, de seguido, sería demoledor para la imagen de Urkullu.
La dirigente de Ezker Anitza Isabel Salud ha lanzado estos días un globo sonda respecto a la posibilidad de un gobierno tripartito entre EH Bildu, Elkarrekin Podemos y el PSE-EE. Y digo globo sonda porque si bien los números cuadran (38 escaños), hoy por hoy no se vislumbra posibilidad alguna de colaboración entre la izquierda soberanista y los socialistas, máxime con la crisis de identidad y orgánica que están sufriendo en este momento. La idea de Salud, como tal, es interesante y da juego para que algunos columnistas la agiten en sus cocteleras, pero a día de hoy no tiene recorrido.
Tal vez en un futuro, cuando todos los asuntos relacionados con el conflicto estén encauzados y el PSE-EE se resitúe en ese campo, podríamos ver colaboraciones de ese estilo. Es descorazonador comprobar que mientras la izquierda abertzale ha ido evolucionando en estos últimos años, el PSE-EE se ha quedado anclado en el pasado, con dirigentes como Patxi López o Rodolfo Ares, que no aportan ideas nuevas, sino todo lo contrario.
A los que dicen que la izquierda abertzale tiene que hacer los deberes habrá que decirles que ya los está haciendo y que son otros los que no acaban de dar pasos hacia adelante. Esta misma semana hemos escuchado en la radio el tá-pá-pá del señor X en referencia a "las cosas que hicimos" en Euskadi en los años ochenta, en clara referencia al terrorismo de Estado. Por cierto que ningún responsable del PSE-EE ha salido al paso de las declaraciones de González.
En resumen, el PNV deberá hacer filigranas para buscar apoyos a la candidatura de Iñigo Urkullu a Ajuria Enea. Su socio hasta ahora, el PSE-EE, se encuentra noqueado por la debacle electoral y el bochorno del último comité federal en Ferraz. El partido resulta ahora insignificante dentro del PSOE y el liderazgo de Mendia pasa por sus horas más bajas. El equipo de Ortuzar deberá tentarse la ropa a la hora de cerrar acuerdos.
Hoy mismo Ortuzar, en el Alderdi Eguna, ha manifestado, refiriéndose a los grandes acuerdos de país, que "estamos dispuestos a acordar con todos, especialmente con los que quieran avanzar y crean que Euskadi es una nación y que como tal tiene que ser reconocida". El PSE-EE no sé si está dispuesto a avanzar y en qué dirección, pero nunca ha creído que Euskadi (se trate de la CAPV o de Euskal Herria) sea una nación. Tal vez Jesús Eguiguren y algún otro sí, pero él es un verso suelto, múy lúcido, pero que carece de cualquier poder de decisión.
Mejor no calentarse mucho la cabeza porque todas estas noticias que salen en los telediarios mejor ni verlas, yo ya ni las veo porque todo son malas noticias, te aconsejo que hagas lo mismo Joxerra
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