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Lo que ocurre es que la realidad impide a veces la redacción de un buen titular y lo que parecía ser un Procés imparable se ha estancado por la insistencia convergente (y de ERC) en postular a Mas como president, cuando su lista, que no encabezaba por cierto, no logró la mayoría absoluta que se presumía. Por ello tuvieron que acudir ante la CUP, una organización izquierdista, anticapitalista y cuasilibertaria, alejada 180 grados del mundo convergente, del mundo nacionalista y chic de Artur Mas. Pero dicen que la política hace extraños compañeros de cama y así puede ser ahora en Catalunya.
Ahora mismo podíamos tener en el Principat un Govern en marcha presidido por Raül Romeva u Oriol Junqueras, con el apoyo unánime de la CUP, pero en cambio nos encontramos sin gobierno, con Convergencia disfrazada de DiL y la CUP partida en dos mitades. El asunto Mas, por la errática gestión de la candidatura de la izquierda independentista, puede acabar creando una escisión en su seno, si nadie lo remedia. Y encima es muy posible que haya de nuevo elecciones en marzo, porque el Parlament actual, dividido y enfrentado, es poco menos que ingobernable.
Se entiende la postura contraria a la investidura de Mas adoptada por la CUP, dentro de una estrategia de desgaste a medio y largo plazo. Pero mantenerte en tus trece, con tan solo diez diputados en el Parlament, acaba por devorarte. Entretanto, el afán de responsabilidad de una parte de la izquierda ha ido ganando terreno en la formación anticapitalista, hasta lograr un inverosímil empate a 1.515 en la última votación del domingo en Sabadell. Se trata de una tendencia a la responsabilidad que orilla principios ideológicos y programáticos, como le ocurrió a Syriza en Grecia, en aras de asegurar la virtualidad de un proceso que tampoco está garantizado. Desgraciadamente, la izquierda responsable suele acabar apuntalando al sistema, aunque en este caso se trate del sistema catalán pre-soberano.
Después de lo vivido en Sabadell nadie puede predecir lo que ocurrirá en los días venideros, si la dirección de la CUP optará por Mas o por Menos, pero lo que sí se puede constatar es la enorme división que ha sufrido el colectivo, en un panorama en el que Podem se dibuja como opción a batir en caso de darse nuevos comicios. Y en el que ERC, sin apenas desgaste, se encarama como opción mayoritaria del soberanismo. Mucho tendrá que reflexionar la dirección de la CUP si quiere acertar con el Procés, pero también con el futuro unido de una izquierda independentista y socialista con influencia en el mismo.
Lo que se ha demostrado este fin de semana, y lo han ratificado las imagenes, es que dentro de la CUP, hay españolistas de tomo y lomo que no les interesa la independencia de Catalunya, porque España es su EstadoNacion. Y mientras la CUP conviva con los españolistas, nada a reivindicar...
ResponderEliminar¿Qué es un españolista? Si no utilizamos el término catalanista, ¿por qué utilizar españolista?
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