2015/10/01

Desde Lanestosa

Enredado estos días entre los diferentes hilos que conforman el ovillo vital, he podido sacar tiempo para realizar un viaje imaginario hasta el extremo occidental del país de los vascos, al que algunos preferimos llamar Nafarroa. Desde Lanestosa es posible tener una perspectiva más certera del momento que atravesamos, porque en la misma muga con la España cántabra valoramos en mayor medida la necesidad de construir unos vínculos comunes con Bokale y Kortes, por citar dos lugares simbólicos situados en las antípodas de este pequeño pueblo encartado. 


Los acontecimientos políticos se van sucediendo, sobre todo en el Principat de Catalunya, y a veces nos arrastran hasta situaciones que se dan por hechas de forma un tanto precipitada. Justo en el momento en que en Nafarroa Garaia renace una esperanza de cambio y de avance, tras décadas de búnker paleoforal, EH Bildu lanza al escenario político una propuesta de ley de consultas para el marco de la llamada CAPV. Un marco que para quienes reconocemos la dimensión nacional de Euskal Herria no significa nada, porque no es sino una demarcación administrativa de la España de las autonomías.



Foto: euskadi.eus

Avanzar en un proyecto que atañe solamente a una parte del territorio, por importante que ésta sea en clave demográfica y económica, es un error, por no decir otra cosa. Es cierto que el proceso debe disponer de una cierta capacidad de adaptación al pulso de cada entidad administrativa y que no se deben forzar los ritmos con planteamientos voluntaristas. Pero de ahí a pretender tirar para adelante y que el resto del país se sume cuando buenamente pueda hay un trecho difícil de asumir. 

Es cierto que existen sectores del soberanismo que defienden esa estrategia en base a alambicados argumentos basados en la novedosa teoría del derecho a decidir, pero estimo que la gran mayoría del corpus abertzale preferiría un estatuto nacional de autonomía a cuatro (Hegoalde) que una soberanía más profunda para solo tres territorios de los siete (CAPV). Yo al menos lo preferiría sin duda alguna.

De sobra sabemos que en el seno de la coalición EH Bildu conviven diferentes sensibilidades políticas y que el logro de consensos para impulsar apuestas de futuro es complicado. Sin embargo, no es momento de mirar hacia otro lado, sino de manifestar nuestras opiniones, por otro lado muy clásicas dentro de la izquierda abertzale: "Sin Nafarroa no queremos nada, nada, nada. Sin Nafarroa, ni un solo paso". Pues eso.

Estekak:

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