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Valga esta pequeña introducción para decir que el año viene torcido, como enrabietado, y que cualquier cosa puede ocurrir de aquí en adelante. Mal empezamos, desde luego. Da la impresión de que una constelación de estrellas fugaces y agujeros negros, negrísimos, se ha conjurado para mandar a pique a cualquier embarcación que intente sortear los procelosos mares del encanallamiento con base en Madriz. Sí, con zeta, como debe ser.
La denominada operación Mate no es sino la enésima prueba de que no existe un ápice de voluntad de arreglar las cosas de forma sosegada. Que en Madriz todo lo que se pudiera parecer a un proceso de paz les produce urticaria y que si no tienen enemigos a la vista, van y se los inventan. Allanar la sede de un sindicato obrero y saquear la recaudación popular de una gigantesca movilización es la prueba del nueve de lo que digo. Resulta pornográfico contemplar a los agentes uniformados contando detenidamente las monedas y regodeándose de la hazaña que acaban de perpetrar.
Si a eso le añadimos la detención de 16 paisanos, 12 de ellos abogados, la conclusión no puede ser más lapidaria. No hay nada que hacer. Pero nada de nada. ¿Cómo se puede movilizar a un número desorbitado de efectivos, pertrechados con armas de guerra, para detener a unos ciudadanos acusándoles de simples delitos fiscales?
En cualquier democracia mínimamente homologada, la citada operación hubiera supuesto un escándalo mayúsculo. Un debate nacional. En el Estado español es una columna en página par. La liberación de los abogados, ni eso.
De pasada, porque no es el momento, apunto la impostura del partido de Joseba Egibar, cuyo gobierno únicamente se queja de no haber sido informado previamente de la escabechina. Desolador.
Pero los tiros no van por ahí, sino mucho más lejos, hasta el corazón de la meseta. Quedan unos pocos meses de Gobierno del PP y es posible que haya en ciernes alguna alternativa menos cavernaria. Lo que deseo, en todo caso. Cosa distinta es que esa alternativa tenga los suficientes redaños para afrontar de una vez el asunto vasco-español y darle una salida civilizada que contente a unos y otros.
Ya sé que es mucho pedir, pero visto lo visto, tan solo nos queda el recurso de la protesta, como la de este sábado en Donostia. Volver a manifestar pacíficamente que queremos que nos dejen en paz, de una vez por todas, para vivir con nuestra virtudes y defectos -que los tenemos y muchos- a nuestro modo, sin injerencias de ese Madriz de todos los demonios. Un Madriz icónico, se entiende, que con los madrileños no estoy enfadado. Por ahora.
@joxerrabustillo
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