La mayoría de medios de comunicación prestan un inusitado espacio al cara a cara entre Pérez Rubalcaba y Rajoy, los dos máximos representantes de la socialdemocracia y la derecha viejuna, respectivamente. Dicen que es el hito principal de una campaña electoral, que no lo es.
Ni se debaten asuntos de calado, ni se cruzan ideas, ni se aportan novedades. Todo consiste en criticar al adversario, que no guarda ninguna cualidad, y ensalzar las virtudes del candidato propio, convertido por unos días en superhombre sin mácula.
El debate, los mitines, las caravanas, en general toda la campaña suena a caduco, a película vista y requetevista. Los partidos y coaliciones, las formaciones que quieran aportar algo novedoso, deberán retorcerse las meninges sin quieren motivar a esa gran mayoría de pacientes espectadores sin ilusión. Tal vez en las nuevas tecnologías esté parte de la solución ante tan descomunal falta de imaginación de casi todos. O no.
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