2010/06/01
Incompetentes
Con la maldita crisis económica que nos azota, todo el mundo habla de recortes, de aplazamientos, de redimensionamientos. Si la crisis sirviera para hacer llegar un poco de racionalidad a las administraciones, bienvenida. Me temo, no obstante, que se trata de operaciones de disimulo, hasta que los tiempos sean mejores. En ningún caso he asistido a una autocrítica consecuente de ninguna de las administraciones que soportamos, que son unas cuantas.
El anuncio de que la tarjeta ONA dejará de ser impulsada, por no decir directamente que será anulada, tras emplear en la misma 11 millones de euros y conseguir difundirla entre unos 200.000 ciudadanos, es un ejemplo de incompetencia manifiesta. Yo la poseo porque en la biblioteca foral Koldo Mitxelena se propuso el cambio de los viejos carnets por la nueva txartela. Para el préstamo de libros funciona. Para el resto de utilidades ni siquiera la activé. Ahora bien, ¿qué hago yo ahora con la ONA? Esperaré a que algún amable funcionario me lo indique.
Siguiendo con las tarjetas, las dedicadas al transporte también tienen su historia. En cada territorio foral disponemos de sistemas diferentes e incompatibles, lo que demuestra la riqueza y pluralidad de esta pequeña nación que descansa a ambos lados de los Pirineos. Otro día volveré a escribir sobre esa enfermedad contagiosa y estupidizante llamada provincialismo.
Otra incompetencia. La tarjeta Lurraldebus facilita descuentos en el caso de las líneas guipuzcoanas de autobuses, incluida la de Pesa Donostia-Bilbao. Estaba previsto hace tiempo que el servicio se ampliase al topo de Euskotren y a cercanías de Renfe. Hasta ahora no ha habido avances, y dudo que los haya en lo que queda de 2010. La disparidad de criterios entre Gobierno Vasco, Diputación de Gipuzkoa y las compañías ferroviarias impide el acuerdo de confluencia y perjudica a los usuarios, obstaculizando el aumento de los mismos en el transporte público. Todo ello denota que los responsables del desaguisado jamás utilizan el bus o el tren y se desplazan siempre en coche oficial pagado por los contribuyentes.
Si estamos de acuerdo en que el actual sistema de movilidad es insostenible, ¿por qué no se dan los pasos necesarios para ir mejorando el transporte público de forma permanente? Es cierto que las obras de desdoblamiento de las vías del topo está en marcha en algunos tramos, pero Euskotren está en manos del Gobierno Vasco desde hace ya treinta años. Que permanezcan en manos estatales las líneas de cercanías de Renfe y Feve en el 2010 es otro misterio insondable que nadie podrá aclararme. No tiene explicación lógica.
Estamos en la hora de los recortes, solución no meditada sino de obligado cumplimiento dado el deterioro de las cuentas públicas. Tan sólo se pide que ese recorte se haga con racionalidad. Que prosigan las obras de desdoblamiento del topo, muy necesarias, y se suspenda sine die el proyecto de puerto exterior de Pasaia, absolutamente prescindible. Si de paso se adelgaza la Administración, eliminando duplicidades, miel sobre hojuelas.
Postdata. Llama la atención que en esta coyuntura de recortes en inversiones se mantenga tal cual la dedicada a erigir la nueva catedral del Athletic de Bilbao, denominada en lenguaje híbrido castellano-vizcaino San Mamés Barria. Una inversión multimillonaria - 218 millones- en la que participa todo quisque institucional y hasta la misma BBK. ¿Es tan urgente derribar el actual estadio y construir uno nuevo para dos partidos al mes? ¿No hubiera sido más adecuado aplazar las obras y volver a estudiar todo el proyecto? ¿Por qué el fútbol se salva de la poda general?
El mensaje que se traslada a la ciudadanía con este asunto no puede ser más destructivo. Todo el mundo a apretarse el cinturón menos el Athletic, un equipo que no se distingue precisamente por otorgar muchas alegrías a sus seguidores, entre los que me encuentro.
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Pues sí, efectivamente las distinas admninistraciones que nos gobiernan están plagadas de incompetentes, eso es indudable. El problema es que, además, de incomptentes y políticos incapaces -que me imagino que los habrá por todos los países en proporción semejante aunque esto no sea excusa-, aquí tenemos también a los fenómenos de la capucha que deciden por su cuenta qué infraestructuras y servicios nos corresponden a los vascos. Aun así y pese a estos sujetos, parece que algún día tendremos tren de alta velocidad.
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