Paulino Luesma, delegado del Gobierno español en la CAPV, ha ordenado que sus servicios jurídicos impugnen los estatutos de 19 federaciones deportivas "vascas", o sea de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa. Al parecer no son de su agrado algunos artículos referidos a las relaciones internacionales de dichas federaciones.
Puede ser una simple anécdota, o puede que no. Pero lo cierto es que noticias como ésta, muestran bien a las claras los límites del PSOE, un partido incapaz de reconocer, hoy por hoy, la existencia del pueblo vasco, aunque sea limitado a las tres provincias. Esa es la cruda realidad.
Es legítimo que haya políticos vascos que se sigan haciendo ilusiones sobre las perspectivas de futuro que pueda arrojar el partido de Zapatero. Pero así como es legítimo, es erróneo. El PSOE no da para más. Lo acaba de demostrar en las elecciones a diputados forales, lo va a volver a demostrar en Nafarroa Garaia, donde no se cansa de "vacilar" a Nafarroa Bai, a la que tiene a sus pies.
Soñar con un cambio en el PSOE hacia el reconocimiento de Euskal Herria y su derecho a decidir es como elucubrar con las posibilidades del canal Fontellas-Orio de Otxandategi o con las relaciones entre el euskara y el georgiano. Ejercicios de prestidigitación que entretienen durante un rato y aburren cuando pasando dos ratos.
El PNV, sobre todo Josu Jon Imaz, ha apostado por rehacer las relaciones con el partido de Zapatero tras el portazo madrileño al Plan Ibarretxe. La izquierda abertzale ha entretejido, con grandes dificultades y esfuerzo, confianzas con dirigentes de ese partido. Está bien intentarlo, pero me temo que los frutos van a ser, lamentablemente para este país, bien escasos.
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