El hasta ahora secretario general adjunto de ELA, Germán Kortabarria, se ha despedido del cargo, por jubilación, con una reflexión en torno a la necesidad de recuperar la unidad de acción con el sindicato LAB. Loable intención, sobre todo viniendo de él y además en el marco de su solemne despedida. Es más, en una larga entrevista que le hacen en la revista "Landeia", llega a afimar que: "Personalmente, es duro dejar mis responsabilidades en el sindicato con la relación con LAB rota". Habrá que hacer un ejercicio de fe y creerle, aunque sólo sea por esta vez. No está bien criticar al que se retira, aunque sólo sea a un segundo plano. Nadie duda de que Kortabarria seguirá trabajando en otras áreas, tal vez más de pensamiento, en el entorno de ELA.
Habría que decir que una persona que ha estado 40 años en la central nacionalista, buena parte de ellos en puestos de responsabilidad, habrá tenido innumerables ocasiones de, al menos, mejorar las relaciones con LAB. Es evidente que una sola persona no decide sobre ese particular, pero parece evidente que no ha hecho todo lo que hubiera podido en ese empeño. Al menos eso es lo que se deduce.
Dice Kortabarria que "Yo espero, yéndome, que, sin que pase mucho tiempo, se reinicie una fase nueva de unidad de acción con LAB, porque esa será la mejor noticia para la gente abertzale y progresista". ¿Está acaso insinuando que él ha sido un obstáculo, aunque sea involuntario, para que se consolide esa unidad de acción?
Justo antes de pronunciar esa frase, Kortabarria, interrogado sobre si la no existencia de unidad acción con LAB es el gran fracaso de estos años, contesta que "Para mí, personalmente, y para mi generación, que tanto insistimos en la necesidad de suma de fuerzas, constatar la situación de ruptura de la unidad de acción con LAB es muy frustante. Recomponer la unidad de acción exige colocarla en una nueva fase estratégica. Los intentos que ELA ha hecho en este sentido han sido malinterpretados. Es doloroso que se diga que ELA ha intentado plantear OPAs o engullir a LAB, porque no es cierto; es un discurso defensivo para explicar la incapacidad o la falta de voluntad de avanzar en la unidad de acción". Es una cita demasiado larga, pero merece la pena traerla aquí. El mensaje intenta volver a poner la responsabilidad únicamente en LAB, pero todos sabemos que en estos casos todo el mundo debe remar en la misma dirección. Y me atrevo a afirmar que uno de los objetivos estratégicos de la dirección de ELA presidida por Elorrieta ha sido lograr la unión -orgánica o como intersindical- del conjunto del sindicalismo abertzale. Ese ha sido su legítimo sueño y se van a ir de esa dirección sin lograrlo. Lo que no quiere decir que algún día se pueda llegar a dar ese escenario. Tal vez esto mismo sea una interpretación pero, al fin y al cabo, de eso se trata.
En cuanto a la posición general de ELA con respecto a la situación socio-política de Euskal Herria, hay que volver a decir le sobran disculpas y le faltan voluntades. En los periodos de alto el fuego de ETA no se mueven, en los periodos de no-tregua, menos aún. Yo no espero que se plieguen al discurso de la izquierda abertzale, segmento politico en el que parecen incluirse, porque ELA tiene más de 100.000 afiliados y su propia trayectoria, muy digna por otra parte. Lo único que les pido es que movilicen esa enorme fuerza humana en la dirección que estimen oportuna, en clave soberanista a ser posible. Porque ese mismo día cambiarán muchas cosas en este país. No vale ya esperar a mejores coyunturas, ELA es lo suficientemente madura para poner en marcha su propia estrategia soberanista. Que lo haga ya.
Y termino la perorata. En ese tema fundamental, así como en la negociación colectiva o en la lucha contra los males de la globalización, por poner algunos ejemplos, ELA se sigue moviendo entre dos mundos muy alejados. Ejerce y difunde un discurso de clase, anticapitalista, rompedor, mientras actúa de forma muy distinta, anteponiendo sus propios intereses de organización sindical al resto de cuestiones. Al final, se desdibujan los perfiles y nos encontramos con un sindicato "izquierdista" engrosado por una inmensa mayoría de afiliados "de orden". Sé que no les gusta nada que se digan estas cosas, pero creo que se acercan bastante a la realidad de este país.
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