La serie de acontecimientos concatenados que están poniendo al borde de la muerte al militante vasco Iñaki de Juana Chaos es la mejor muestra de la España Negra. La mezquindad de la mayoría derechista española, expresada en el Partido Popular, la AVT, "El Mundo", la "Cope", buena parte de la judicatura de la Audiencia Nacional (hoy se han salvado 4, tres mujeres por cierto) y sus correspondientes prolongaciones económicas, sociales o clericales no tiene límite alguno. Se superan, superan al cretino Aznar, se sitúan a la par de Bush y Olmert, el judío.
Más allá de la trayectoria de Iñaki de Juana como militante, lo cierto es que se encuentra en prisión preventiva por una acusación basada en dos artículos de prensa discutibles, pero en todo caso suyos y amparados sin duda en el ejercicio de la libertad de expresión. El propio ministro de In-Justicia de ZP llegó a afirmar públicamente que sería necesario buscar algún elemento para impedir la excarcelación del preso donostiarra, una vez que había cumplido su condena. Y lo encontraron en "Gara". Si esos dos artículos los hubiera firmado cualquier otra persona, usted mismo lector, nada le habría ocurrido. Es más, nadie se habría fijado en ellos. El problema no era el contenido, sino la firma.
Posteriormente, el Gobierno intentó arreglar la situación rebajando los casi cien años de petición de condena iniciales a sólo 12 o 14, lo que supuso en definitiva evitar de nuevo la salida a la calle de Iñaki. La primera huelga de hambre pudo ser interrumpida gracias a la intervención de sus allegados, pero parece que ahora nos encontramos en una tesitura en que la marcha atrás es más complicada. Tan sólo queda la esperanza de que el recurso presentado por la defensa se resuelva con la absolución. Pero visto lo que ha ocurrido hoy, sería un auténtico milagro.
"La España de charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María", que denunciara en su día Antonio Machado, sigue más viva que nunca. Las palabras de Mariano Rajoy, mostrando su alegría por la decisión del pleno de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional, son una burla a la humanidad, al sentido común y a la decencia. Si con esa categoría humana, rayana en la animalidad, pretenden situarse por encima del bien y del mal, (y gobernar "su" España en el futuro) podemos ir buscando un refugio antiatómico. Serían capaces de repetir otro Hiroshima en Gernika o en Tafalla, qué más da, con tal de acabar de una vez con el "problema vasco".
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