La reciente compra por parte de la Seminole Tribe of Florida, que cuenta con unos 3.300 miembros, de la cadena hostelera Hard Rock Café por unos 725 millones de euros, ha puesto de plena actualidad la existencia de pueblos nativos en Norteamérica, pese al genocidio protagonizado en su día por los invasores españoles, británicos y franceses. Conviene recordar que la cadena Hard Rock posee 124 restaurantes, cuatro hoteles, dos casinos y dos locales de actuaciones, repartidos por todo el planeta, y que es un icono de la cultura del rock&roll.
La noticia choca con la imagen tópica que describe a los pueblos nativos como gente marginal, atrapada por el alcohol y las drogas, cercana a la delincuencia y sin futuro alguno. Sin embargo, en los últimos años, se han dado algunos procesos de recuperación, que sin eliminar algunas de las lacras que han afectado a estos pueblos -a unos más que a otros- representan una cierta esperanza de futuro para todos ellos.
Según datos recabados por la Oficina de Asuntos Indios, el Servicio Sanitario Indio y la Oficina del Censo de Estados Unidos, en la actualidad viven en ese país 1.400.000 indios, lo que viene a representar el 0,6% de la población de Estados Unidos. La situación social que padecen es, en general, mala, con una tasa de desempleo del 37%, por un 4/5% de tasa general, mientras el 50% de la población india habita viviendas que no cumplen los mínimos de habitabilidad y el 20% de sus hogares carecen de instalaciones de agua adecuadas. Esa es una parte de la fotografía de la nación india en Estados Unidos.
Otra parte de la imagen corresponde a las iniciativas que han emprendido en el mundo económico, gracias, sobretodo, a las licencias para la explotación de casinos de juego. Fueron precisamente los seminolas quienes iniciaron las inversiones en el juego, abriendo un bingo en Hollywood (Florida) en 1979. Los remanentes de ese negocio -unos 22.000 millones de dólares ingresan al año- han sido utilizados con acierto en más de una ocasión, lo que les ha permitido entrar en otros sectores como la agroalimentación (produciendo arroz autóctono, maíz, tabaco y cítricos, asi como manteniendo explotaciones ganaderas). Además cuentan con importantes extensiones de terrenos, especialmente los navajos, pueblo que reúne en la actualidad a 220.000 personas.
Con un sistema de gobierno propio y democrático, díficil de explicar en este espacio, los pueblos indios pueden pasar a ostentar en un futuro una verdadera autonomía respecto del Estado, al contar con fuentes de financiación propias y no depender ya de forma exclusiva de los fondos que anualmente se les otorgan vía presupuestos. Si aciertan a dotar a sus pueblos de infraestructuras económicas viables, impulsan la educación, atajan el paro y, sobretodo, exaltan la conciencia de nación india, por encima de las diferencias tribales que aún ocupan a navajos y hopis, por ejemplo, sus dirigentes habrán puesto las bases para dejar de ser una minoría de dirección única: el basurero de la historia.
Ahora que en el sur del continente americano comienzan a brotar nuevas fuerzas indígenas,orgullosas de sus culturas y territorios, y que se inician proyectos políticos que las tienen en cuenta, la nación india de Estados unidos debe aprovechar también esa ola y reivindicarse como los auténticos dueños de las llanuras. Mapuches, aimaras, navajos o seminolas, todos son representantes legítimos de un continente aplastado por los europeos en un holocausto muchísimo mayor que el que acabó con millones de judíos, gitanos y otros pueblos no arios el pasado siglo a manos de los nazis. Negar ese holocausto se considera ahora delito en varios países de Europa, en España, sin embargo, se continúa celebrando el Día de la Hispanidad (o de la Raza) como si tal cosa, en homenaje a quienes perpetraron aquellos horrorosos crímenes en nombre del emperador español y de la religión católica y romana.
Es probable que depositar en los casinos de juego la esperanza de reactivación de la nación sea de ilusos. Pero debemos tener en cuenta el enemigo al que se enfrentan, el escaso número de efectivos con el que cuentan y la imposibilidad de abordar luchas frontales con aguna posibilidad de éxito. En este caso, el camino del pragmatismo, de hacer mucho y hablar poco, puede dar más resultados que el mero alboroto que a veces han protagonizado otras minorías, como la nación negra, que siempre han terminado con muertes en sus filas y, en definitiva, con derrotas.
[Más información en www.seminoletribe.com y "Viaje al futuro del imperio", Robert D. Kaplan, Punto de Lectura]
La noticia choca con la imagen tópica que describe a los pueblos nativos como gente marginal, atrapada por el alcohol y las drogas, cercana a la delincuencia y sin futuro alguno. Sin embargo, en los últimos años, se han dado algunos procesos de recuperación, que sin eliminar algunas de las lacras que han afectado a estos pueblos -a unos más que a otros- representan una cierta esperanza de futuro para todos ellos.
Según datos recabados por la Oficina de Asuntos Indios, el Servicio Sanitario Indio y la Oficina del Censo de Estados Unidos, en la actualidad viven en ese país 1.400.000 indios, lo que viene a representar el 0,6% de la población de Estados Unidos. La situación social que padecen es, en general, mala, con una tasa de desempleo del 37%, por un 4/5% de tasa general, mientras el 50% de la población india habita viviendas que no cumplen los mínimos de habitabilidad y el 20% de sus hogares carecen de instalaciones de agua adecuadas. Esa es una parte de la fotografía de la nación india en Estados Unidos.
Otra parte de la imagen corresponde a las iniciativas que han emprendido en el mundo económico, gracias, sobretodo, a las licencias para la explotación de casinos de juego. Fueron precisamente los seminolas quienes iniciaron las inversiones en el juego, abriendo un bingo en Hollywood (Florida) en 1979. Los remanentes de ese negocio -unos 22.000 millones de dólares ingresan al año- han sido utilizados con acierto en más de una ocasión, lo que les ha permitido entrar en otros sectores como la agroalimentación (produciendo arroz autóctono, maíz, tabaco y cítricos, asi como manteniendo explotaciones ganaderas). Además cuentan con importantes extensiones de terrenos, especialmente los navajos, pueblo que reúne en la actualidad a 220.000 personas.
Con un sistema de gobierno propio y democrático, díficil de explicar en este espacio, los pueblos indios pueden pasar a ostentar en un futuro una verdadera autonomía respecto del Estado, al contar con fuentes de financiación propias y no depender ya de forma exclusiva de los fondos que anualmente se les otorgan vía presupuestos. Si aciertan a dotar a sus pueblos de infraestructuras económicas viables, impulsan la educación, atajan el paro y, sobretodo, exaltan la conciencia de nación india, por encima de las diferencias tribales que aún ocupan a navajos y hopis, por ejemplo, sus dirigentes habrán puesto las bases para dejar de ser una minoría de dirección única: el basurero de la historia.
Ahora que en el sur del continente americano comienzan a brotar nuevas fuerzas indígenas,orgullosas de sus culturas y territorios, y que se inician proyectos políticos que las tienen en cuenta, la nación india de Estados unidos debe aprovechar también esa ola y reivindicarse como los auténticos dueños de las llanuras. Mapuches, aimaras, navajos o seminolas, todos son representantes legítimos de un continente aplastado por los europeos en un holocausto muchísimo mayor que el que acabó con millones de judíos, gitanos y otros pueblos no arios el pasado siglo a manos de los nazis. Negar ese holocausto se considera ahora delito en varios países de Europa, en España, sin embargo, se continúa celebrando el Día de la Hispanidad (o de la Raza) como si tal cosa, en homenaje a quienes perpetraron aquellos horrorosos crímenes en nombre del emperador español y de la religión católica y romana.
Es probable que depositar en los casinos de juego la esperanza de reactivación de la nación sea de ilusos. Pero debemos tener en cuenta el enemigo al que se enfrentan, el escaso número de efectivos con el que cuentan y la imposibilidad de abordar luchas frontales con aguna posibilidad de éxito. En este caso, el camino del pragmatismo, de hacer mucho y hablar poco, puede dar más resultados que el mero alboroto que a veces han protagonizado otras minorías, como la nación negra, que siempre han terminado con muertes en sus filas y, en definitiva, con derrotas.
[Más información en www.seminoletribe.com y "Viaje al futuro del imperio", Robert D. Kaplan, Punto de Lectura]
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