Ultimamente nos tiene acostumbrados el señor Iñigo Urkullu a designar a la izquierda abertzale como "izquierda radical". En una entrevista a la cadena SER le dedicó este piropo una docena de veces, al menos. No es que a mí me asuste ninguna denominación política, al contrario, me parece fantástico. Ahora bien, podemos generalizar las descripciones realistas. Hace muchísimos años yo mismo tuve serios problemas por denominar como "derecha" al partido de Urkullu, que por entonces sería un mocoso de EGI. Se pusieron furiosos algunos conocidos militantes del pueblo. No pasó de ahí, a dios gracias.
El EAJ-PNV siempre ha tenido una gran habilidad para nombrar al adversario político de forma más o menos despectiva y quedarse él en una especie de virginidad política. Sus preocupaciones sociales, su atención a los más desfavorecidos y demás fórmulas de catequesis rancia le han ido sirviendo para salir del paso. Ahora parece que sostienen que a la "izquierda radical" hay que darle duro para que se ablande y trague, supongo, el nuevo estatuto de la señorita Pepis, similar al catalán. ¡Qué bonito!
Hay quien denomina al Partido Popular como "derecha extrema", matizando lo de extrema derecha que sin duda se merece. No sé como podíamos a partir de ahora denominar al "PNV de Imaz". ¿Tal vez "derecha radical"? ¡Oh, no! sería demasiado fuerte. Igual "derecha civilizada", como los de Durán i Lleida, tan cristianos ellos. Tampoco me convence. Una tercera posibilidad es la de "centro-derecha vasco", no suena mal, no, igual colaba. Sin embargo, y haciendo honor a las siglas del susodicho podíamos utilizar lo de "partido de los negocios y los vivillos", que creo que coincide con PNV. Es una pequeña broma dominical, no se me enfade señor Urkullu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario