2007/01/13

Derechos de todos y para todos

Han pasado tantas cosas desde el último comentario sobre la situación de nuestro país, publicado el pasado día 8, que no sé como retomar el hilo. Decía entonces que todo el mundo, lo reconociese o no, se encontraba a la espera de la explicación que la organización ETA pudiese dar de lo ocurrido en Barajas, aparte de lo ya conocido: dos muertos, varios heridos e importantes daños materiales. Pues bien, ETA ya habló. En su comunicado dice varias cosas, que resumiré. Mantiene el alto el fuego del 22 de marzo de 2006; culpa de la situación al Gobierno del PSOE; critica la actitud del "PNV de Imaz"; reivindica el atentado del 30 de diciembre, lamentando los muertos y afirmando que no buscaba víctimas y asegura que en caso de que prosigan las agresiones a Euskal Herria, responderá.

Desde un punto de vista convencional, resulta paradójico, pero desde la propia lógica de una organización político-militar, tiene su recorrido razonado. Da a entender que, como bastantes presumíamos, la bomba de Barajas era un aviso de que así no se podía seguir con el proceso. Se trataba de mostrar firmeza sin daños humanos, pero ocurrió lo sabido y el proceso, si no está ya roto definitivamente, se encuentra en suspenso por un tiempo indeterminado. ETA, por las razones que sea, no anunció previamente al atentado su postura sobre la suspensión de hecho del alto el fuego de marzo, y esa circunstancia ha despistado tanto al gobierno como a los agentes políticos y sociales de Euskal Herria. Y el que diga lo contrario, miente. Es más, ETA se ha reafirmado en el mismo, justo al día siguiente de que Batasuna, en un gesto sin precedentes, le pidiese públicamente el mantenimiento de los compromisos, a la vez que pedía a Madrid que se moviese en la buena dirección.

Luego ha venido todo el follón de las manifestaciones, del que prefiero pasar. La incompetencia política de Ibarretxe ha quedado de nuevo demostrada. Su carácter pusilánime, también. El tacticismo del PSE en evidencia. La deriva de Aralar, imparable. Tenemos la clase política que nos merecemos, sin duda. Pero no deja de ser triste la falta de valentía política de algunos, incluido Josu Jon Imaz.

Batasuna habrá cometido errores en todo este tiempo, pero al menos ha mostrado una capacidad de reacción notable tras el shock inicial. Uno de los errores que yo le atribuyó es la creación de expectativas muy altas en los primeros meses tras el alto el fuego, sobre todo en la idea de que el proceso tenía bases sólidas. Luego lanzó mensajes más realistas, que algunos no quisieron creerse, pero mucha gente, incluida parte de la izquierda abertzale, se quedó con esa idea optimista inicial, y ahora ha venido la decepción.

El panorama seguirá siendo confuso a corto plazo. Sólo cuando se constate que la intención de ETA de mantener una situación de no violencia se vaya consolidando, puede darse algún movimiento del otro lado. En procesos desarrollados en otros lugares así ha ocurrido. Tal vez me pase de optimista, pero tengo la convicción de que tanto el Gobierno del PSOE como ETA tienen la voluntad de hacer que esto llegué a buen puerto. No obstante, el punto de partida deberá cambiar necesariamente. Las coordenadas de ambas partes serán ahora más realistas.

El Gobierno deberá entender que no estamos ante un proceso de rendición, como el protagonizado en los ochenta por los restos de ETA-pm, y tendrá que medir mejor la correlación de fuerzas existente. La organización ETA deberá entender que la paciencia es una virtud revolucionaria, y que por tanto la cosa va para largo. Los ciudadanos de este país deberíamos entender que nuestra participación es decisiva para que se alcance un acuerdo justo y duradero. Seguir contemplando el partido desde la grada no es la mejor opción ante un asunto que nos incumbe a todos. Hay que saltar al campo y embarrarse hasta la camiseta, sin miedo. Nada nos vendrá dado por arte de birlibirloque. Ahí está el ejemplo de Ahotsak. Extendámoslo a otros ámbitos y tejamos redes que, desde la aceptación del diferente, promuevan una solución para Euskal Herria que garantice los derechos de todos y para todos.

3 comentarios:

  1. Los únicos derechos que a día de hoy no están garantizados en la Comunida autónoma vasca ni en Navarra son los de las personas que defienden la Constitución. Esos que tienen que ir con escolta para queno les maten. Ni tampoco tienen derechos granatizados los emprsarios amenazados, inclúyase ahí a los pequeños comerciantes, ni los periodistas, ni los guardias civiles, ni los policías, ni los ertzainas, ni profesores de universidad, ni...
    Saludos.

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  2. Señor Joxerra Bustillo, qué podredumbre moral la suya!
    Vaya por delante, que voy a tratarle de usted, sobre todo por eso de marcar distancias, pues después de leerle unas cuantas opiniones, supongo que será lo más higiénico situarme lo más lejos posible de su persona.
    Y ahora, a lo que íbamos: el derecho primordial es el de la vida y tenemos unos señores -entre los cuales parece figurar- que no acaban de entenderlo.
    Esos políticos a los que usted critica son demócratas que defienden ideas y estrategias que nos pueden parecer mejores o peores pero son, en todo caso, democráticas y legítimas. Esos otros, los de Batasuna -que "sólo se equivocan" en su optimismo según usted- no son ni siquiera políticos, pues fuera de la democracia quien está en política es, siempre, aspirante a tirano únicamente.
    La violencia en política es un recurso fascista y si usted es incapaz de asimilar esta idea tan básica, sería mejor que se dedicase a otra cosa y dejase lo de escribir para cualquier otro. Y si a usted no se le agarrotan los dedos y se le pone roja la cara de verguenza cada vez que escribe esas barbaridades que acostumbra, creáme que tiene la sensibilidad de un karramarro.

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  3. Totalmente de acuerdo con el sr Bustillo, acierta de lleno. A los comentaristas que dicen que la violencia es un recurso fascista, piensan entonces que el gobierno es fascista por utilizar constantemente la violencia para imponer el proyecto español por la fuerza, ilegalizar partidos e ideas, torturar detenidos en las comisarias, disolver a palos manifestaciones? o su condena solo es la hipocresia del discurso oficial de siempre, que lleva 50 años sin resolver el problema? menudos estos para hablar de moral...

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