El manifiesto hecho público esta semana por un nutrido grupo de futbolistas vascos de diferentes equipos y categorías tiene que significar el arranque definitivo hacia una nueva dimensión en la lucha por la consecución de selecciones nacionales deportivas de Euskal Herria. Por fin, ¡y ya era hora! los mismos deportistas han dado un paso al frente, poniendo las cosas en su sitio y destapando el carácter autonómico y miedoso de la política que lleva a cabo en este asunto la Federación Vasca de Fútbol (de la CAV). Lo que empezó en su día como un gran salto adelante, el partido de fin de año del combinado vasco (que no selección nacional), se ha ido convirtiendo con el paso de los años en un amuleto para satisfacer las tibias conciencias nacionales de los dirigentes políticos del nacionalismo institucional.
El malestar ha ido creciendo entre quienes, como ESAIT, han estado dando la cara en todo momento en aras a la construcción de unas auténticas selecciones nacionales de fútbol, baloncesto, balonmano o pelota. Pero desde el área institucional, tanto del Gobierno Vasco como de las propias federaciones se ha intentado vender imagen con partidos amistosos, aduciendo que la participación vasca en campeonatos oficiales era muy difícil, prácticamente imposible, por motivos políticos y jurídicos.
Lo cierto es que tras unos cuantos años celebrando partidos internacionales de carácter amistoso, que han conseguido encender la ilusión entre la afición, los avances han brillado por su ausencia. El PNV ha renunciado de hecho a dar nuevos pasos, a echarle imaginación y voluntad a una de las reivindicaciones más extendidas en nuestro pueblo, y la actitud del señor Iñaki Dobaran es el mejor ejemplo de ello.
En otras ocasiones se han denunciado algunas circunstancias que quitaban seriedad a las iniciativas llevadas a cabo. La convocatoria de jugadores que ni siquiera estaban en el banquillo de sus equipos, como el caso de Guerrero; la llamada a jugadores dependiendo de sus ganas o no de vacaciones; la no convocatoria de futbolistas de la liga francesa; las innumerables sustituciones durante el partido, que lo convertían en una especie de "bolo" navideño y algunas otras que sería prolijo reseñar ahora.
Siendo conscientes de los muchos obstáculos a los que habrá que enfrentarse en el próximo futuro, es indudable que el posicionamiento nítido y esclarecedor de los futbolistas, que será arropado por ESAIT, ha puesto la proa en la buena dirección. No podemos seguir conformándonos con uno o dos partidos amistosos en diciembre o verano, cuando las ligas importantes están detenidas. Para eso, sería incluso mejor dejar de realizarlos. A lo que aspiran los aficionados al fútbol, y a otros deportes, es a una selección nacional de Euskal Herria que pueda tomar parte en la fase previa del Europeo o del Mundial, como cualquier otra selección y que sea la calidad de los jugadores y la fortuna en el juego, las que otorguen o quiten méritos a cada uno. Tal vez nunca ganemos un campeonato internacional, pero el sueño de poder contemplar algún día un Inglaterra-Euskal Herria debe ser suficiente acicate para que, cada uno desde su sitio concreto, arrime el hombro para conseguirlo.
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