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2024/12/15

Confederación no rima con Constitución

Sostiene Pello Otxandiano en una reciente entrevista concedida a David Guadilla, periodista de El Correo, que "Es el momento de avanzar hacia un Estado confederal dentro de la Constitución". Una propuesta un tanto novedosa procediendo de una formación política que se reconoce como soberanista y en cuyo seno trabajan miles de independentistas, amén de federalistas y otras sensibilidades minoritarias. 

Preguntado sobre si se están estudiando propuestas que puedan ser viables dentro del actual marco legal, Otxandiano afirma en la entrevista que "Hay análisis que van en ese sentido, pero depende de si hay voluntad política. No hay mayoría para hacer una reforma constitucional, pero a través de interpretaciones más abiertas de la Constitución, se puede avanzar en ese camino federalizante y plurinacional. Que llegue, digamos, a reconocer cierta relación confederal a esas naciones que se diferencian de las regiones. Y el momento de hacerlo es ahora". 

2020/12/06

Constitución y derechos nacionales

Hoy día 6 de diciembre se cumplen 42 años de la aprobación en referéndum del texto de la Constitución española surgida del pacto entre los franquistas "aperturistas" y la oposición civilizada y domesticada que renunció a la ruptura democrática con el régimen de Franco. Yo por aquel entonces tenía veinte años y como la mayoría de edad se situaba en los 21 no pude ejercer el voto, ni abstenerme, simplemente no tuve derecho a dar mi opinión.

Referéndum constitucional de 1978. Foto: rtve.es

Al igual que yo, millones de habitantes del Estado español, por mera razón de edad, no han sido consultados sobre si aprueban o rechazan el texto constitucional. Igual era ya el momento de realizar una nueva consulta y atenerse a las consecuencias derivadas de los resultados, pero esa es ya otra historia. 

2019/05/03

Una salida confederal

Las últimas elecciones a Cortes del Estado español han mostrado diversas realidades. Una de ellas es contundente, estamos ante un estado plurinacional, como no hace mucho se atrevió a afirmar el presidente Sánchez. Ahora, por supuesto, no lo diría, pero aunque no se quiera reconocer por la mayor parte de los partidos nacionales españoles (PSOE, PP, Cs, Vox), la realidad es la que es y cada día que pasa se vuelve a confirmar. 

En unos comicios de ámbito estatal, los menos favorables para los intereses de los partidos soberanistas de las naciones sin estado propio, los resultados obtenidos por éstos son elocuentes. En Catalunya se repartían 48 escaños, de los que 22 han ido a los partidos soberanistas (15 a ERC y 7 a JuntsxCat). Otros siete puestos han ido a En Comú-Podem, que defiende el derecho de autodeterminación y el consiguiente referéndum. Doce escaños han ido a parar al PSC, que no quiere esa consulta pero tampoco el artículo 155, y el resto, siete escaños, han sido para los partidos autodenominados constitucionalistas (Cs, PP, Vox). La realidad nacional catalana es incontestable. 

2017/10/19

La clave está en el 5, no en el 155

El género humano se caracteriza, entre otras cosas, por querer hacer complicado lo simple. Nos debe gustar acumular dificultades, una encima de la otra, hasta convertir un problema fácil de resolver en un primer momento, en un jeroglífico indescifrable. Pese a que nos aproximamos al punto de saturación en el asunto de Catalunya, vuelvo en forma breve al mismo. Ya sé que por aquí se ha hablado de una chocante Republica Confederal de Euskal Herria (sic), pero tiempo habrá de hincarle el diente a esa novedosa pieza de ingeniería política.

Llevamos tiempo oyendo la matraca del artículo 155, un texto que por mucho que los expertos constitucionalistas lo afirmen, ni por lo más remoto estaba pensado para ser aplicado en conflictos como el que se vive ahora entre el Reino de España y Catalunya. Todo el santo día escuchamos pronunciamientos a favor y en contra de su aplicación. Y lo peor es que nadie sabe muy bien lo que puede llegar a ocurrir, porque hasta este momento nunca se ha utilizado

2015/12/06

Poco que celebrar

Escribo el día que en Madriz se celebra de forma protocolaria el 37 aniversario de la aprobación de la Constitución española. Me parece estupendo que lo celebren como quieran, ya que ha rendido grandes beneficios al Estado español y de bien nacidos es ser agradecidos. Pero a mí la Constitución española me es indiferente, en tanto que no la refrendé, aunque creo que es suficientemente democrática para todos aquellos que se sientan y consideran españoles, que son la mayoría de las personas que portan DNI español. Con todo respeto, y dicho esto, en Euskal Herria poco tenemos que celebrar el seis de diciembre. 

2012/12/04

Seis de diciembre: Nada que celebrar

El observador atento que haya ojeado periódicos, webs y blogs durante estos días, vísperas del aniversario de la Constitución española, habrá acumulado unos cuantos motivos más para desconectarse definitivamente de la metrópoli. La nueva ofensiva evangelizadora del ministro Wert, la detención del ex presidente de la CEOE, convertido en un vulgar delincuente, el acto de homenaje a Franco, en el 120 aniversario de su nacimiento, las proclamas de la autodenominada asociación patriótica DENAES o los sucesivos manifiestos y declaraciones de políticos, intelectuales y militares contra la independencia de Catalunya, serían motivos suficientes para darse de baja.

A todo ello se añade la propia circunstancia del marco constitucional, que cada 6 de diciembre nos recuerda la imposibilidad de construir ningún proyecto común en libertad entre las diversas naciones que conviven bajo el Estado español. En vez de utilizar la seducción democrática, aproximándose a quienes se sienten incómodos en España, los autodenominados constitucionalistas se dedican a zaherir una y otra vez a quienes no se sienten españoles, últimamente con mayor dedicación al caso catalán.

Se manifiesta de ese modo la gran contradicción del nacionalismo español, que mientras afirma día y noche que Catalunya y Euskal Herria son parte inseparable del solar patrio, proclaman al mismo tiempo su desprecio a lo que estas naciones representan, a su cultura o a su lengua.

Estoy convencido de que si lo que figuradamente llamamos Madrid, y que podría haberse llamado Toledo o Valladolid pero nunca Bilbao o Barcelona, hubiese obrado con un poco de inteligencia, intentando entender las distintas sensibilidades nacionales de la península, hoy en día el independentismo sería una opción muy minoritaria en Euskal Herria y en los Països Catalans.

Si algo ha exacerbado la fiebre independentista en estos últimos años ha sido la falta de comprensión manifestada por los dirigentes de PSOE y PP. Tan sólo han sido capaces de pactar o mercadear con vascos o catalanes cuando carecían de la mayoría absoluta en su Parlamento. E incluso en esos casos, han negociado siempre con desgana, para acabar por incumplir, en la mayoría de ocasiones, lo pactado.

Este seis de diciembre, 34 años después, vuelve a mostrarnos la verdadera faz de un Estado incapaz de reiventarse. Un Estado en apuros y sin ideas, en el que algunos políticos quieren levantar la descolorida bandera del federalismo, en el que nunca han creído, mientras los más enarbolan la del centralismo, abominando incluso de lo que hasta ahora se ha conocido como estado de las autonomías, ese batiburrillo que se inventaron sobre la marcha para seguir agarrando del cuello las ansias de libertad de catalanes, gallegos y vascos.