Sostiene Pello Otxandiano en una reciente entrevista concedida a David Guadilla, periodista de El Correo, que "Es el momento de avanzar hacia un Estado confederal dentro de la Constitución". Una propuesta un tanto novedosa procediendo de una formación política que se reconoce como soberanista y en cuyo seno trabajan miles de independentistas, amén de federalistas y otras sensibilidades minoritarias.
Preguntado sobre si se están estudiando propuestas que puedan ser viables dentro del actual marco legal, Otxandiano afirma en la entrevista que "Hay análisis que van en ese sentido, pero depende de si hay voluntad política. No hay mayoría para hacer una reforma constitucional, pero a través de interpretaciones más abiertas de la Constitución, se puede avanzar en ese camino federalizante y plurinacional. Que llegue, digamos, a reconocer cierta relación confederal a esas naciones que se diferencian de las regiones. Y el momento de hacerlo es ahora".Habría que matizar varios aspectos de las declaraciones de Otxandiano, sobre todo teniendo en cuenta el medio en el que fueron publicadas. Decir que ahora es el momento, cuando el Gobierno español se mantiene en el alambre, sujetado de pies y manos, mientras le aprietan el cuello Junts y Podemos, es mucho decir. No creo que este sea el momento más propicio para abrir el melón.
Aún así, admitiendo que sea el momento de abordar el asunto, nos encontramos ante un proyecto que, por mucho que lo afirme el dirigente de EH Bildu, requiere, sí o sí, de una reforma de la actual Constitución española. Reforma que Otxandiano reconoce que no es posible a día de hoy dada la correlación de fuerzas existente en el Parlamento español. Ante esa imposibilidad de emprender una reforma constitucional en clave confederal o simplemente federal, el portavoz de EH Bildu argumenta que mediante una interpretación más abierta del texto constitucional podrían darse avances en el reconocimiento del hecho nacional vasco y en el derecho a decidir.
Da la impresión de que nos encontramos ante una posición gramsciana, en el sentido de que ante la imposibilidad de reformar la ley de leyes española, que sería el pesimismo de la razón, Otxandiano contrapone el optimismo de la voluntad, en base a esas interpretaciones más abiertas de dicha ley que permitirían un avance en el contencioso nacional vasco.
No quisiera desanimar a nadie y mucho menos a Otxandiano, a quien considero un político serio e íntegro, pero ahora debo recordarle un par de artículos de esa misma Constitución que pretende interpretar de modo abierto.
El artículo 2 de la misma dice lo siguiente: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas". Está clarísimo que hay una nación, España, varias nacionalidades (Galiza, Hego Euskal Herria, Catalunya) y una larga lista de regiones. No sé por dónde se podría enfocar una interpretación distinta a un texto tan extremadamente contundente.
Pero hay más. Se trata de un artículo, el 145.1, muy poco citado, que se introdujo a última hora en la negociación del texto por parte de los diputados más fervorosamente españolistas, léase de la UCD y el PSOE, en previsión de posibles concertaciones futuras entre la autonomía "vasca" y la "navarra", así como para impedir la inteligencia entre las comunidades de Catalunya, Valencia y Baleares en aras a conformar el proyecto de los Països Catalans. El artículo, muy escueto, dice lo siguiente: "En ningún caso se admitirá la federación de Comunidades Autónomas".De este modo tan efectivo se cercenó la posibilidad de que en un momento determinado se pudiesen federar las comunidades autónomas del País Vasco y de Navarra, con lo que ese hecho hubiera representado para la superación de facto de la división administrativa que sufre el pueblo vasco del sur.
Es cierto que lograr la puesta en marcha de un Estado Confederal con España, Galiza, Catalunya y Hego Euskal Herria como integrantes sería un paso importante en el camino de la soberanía nacional vasca. Siempre manteniendo la independencia nacional como objetivo último a conquistar. El problema es que ese llamado Estado Confederal, que algunos visionarios llegaron a bautizar en su día como Confederación de Pueblos Ibéricos (incluyendo a Portugal) no cabe de ningún modo dentro del actual texto constitucional, que en todo caso habría que reformar en el momento en que se diese una mayoría parlamentaria favorable al proyecto. En definitiva,que, a pesar de las apariencias, Confederación no rima con Constitución.
Constitución Española de 6-12-1978
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