Queda poco más de una semana para que concluya 2024. Fue en el año 2012 cuando el PNV, liderado por Iñigo Urkullu, lanzó la idea del Nuevo Estatus dentro de su programa electoral. Desde aquella fecha han habido propuestas, reuniones, ponencias, acuerdos y desacuerdos, pero el hecho sustancial es que no se ha avanzado un ápice en estos 12 años.
Imanol Pradales y Pello Otxandiano. Foto: Onda Vasca |
Se trataría de dar una salto adelante en la autonomía, dejando atrás el Estatuto de 1979, un pacto que ha venido siendo erosionado por la implementación de leyes estatales que han reducido el vigor autonómico original del texto. Un salto que establecería un nuevo pacto entre Euskadi (CAPV) y el Estado español para las próximas décadas.
En el reciente pasado se han llegado a producir aproximaciones entre el PNV, el PSE y Elkarrekin Podemos, y hasta con EH Bildu, sobre el perfil que debería dibujar el nuevo texto estatutario. Entre otras cuestiones se ha hablado de que el acuerdo debería incluir el reconocimiento de la realidad nacional vasca y del derecho del pueblo vasco a decidir democráticamente su futuro. Además se ha tratado en las conversaciones habidas del establecimiento de un blindaje competencial para que no se produzcan más invasiones en ese terreno.
También se ha tratado entre los distintos actores implicados de la necesidad de evitar las injerencias del Estado mediante un sistema de garantías en forma de comisión Estado-Euskadi. Por último se ha barajado la idea de una bilateralidad efectiva entre la CAPV y el Estado español, de modo que se tratarían los asuntos de forma directa, sin intervención de terceros, léase otras comunidades autónomas o tribunales de justicia ajenos al país.
Todo ello circunscrito a un proceso de diálogo y acuerdo en el que deberían de implicarse las principales fuerzas políticas, tanto las propiamente vascas como las de obediencia estatal. El texto acordado para el Nuevo Estatus sería consultado con la población vasca de la CAPV mediante un referéndum y posteriormente se remitiría al Parlamento español para su ratificación definitiva.
A día de hoy tanto el PNV como EH Bildu se han mostrado interesados en poner en marcha el reloj mediante conversaciones discretas entre los distintos grupos. El PSE no parece entusiasmado con la idea de abrir ahora mismo ese nuevo flanco de debate político, quedando la incógnita del papel que podría ejercer Sumar, grupo que presenta preocupantes signos de debilidad en los últimos meses, Por parte de la derecha española del Partido Popular y Vox, tan solo se espera una oposición frontal al proyecto, sea cual sea el texto resultante.
Da la impresión de que con un PSOE a la defensiva por los casos de corrupción que le salpican y un PNV en pleno proceso de relevo en su dirección, con la continuidad de Andoni Ortuzar sin confirmar, no sea este el mejor momento para sumergirse en un proceso de este calado. En teoría el propio Ortuzar se comprometió en septiembre a iniciar los contactos, pero hasta el momento no se ha dado a conocer resultado alguno.
Ideas como la de "Nación foral", acuñada por Urkullu o la de "Concierto político", inspirada en el Concierto Económico y defendida por el lehendakari Imanol Pradales han sobrevolado el debate mediático sobre el Nuevo Estatus. Aparte de pronunciamientos públicos e interesados juicios de intenciones, los avances reales siguen sin aparecer. Y ello en un contexto en el que EH Bildu manifiesta por activa y por pasiva su compromiso en llegar a un gran acuerdo de país que permita dar un salto adelante en el proceso soberanista.
Un salto que, pese a recoger, de cerrarse el acuerdo en su programa máximo, aspiraciones sentidas por la izquierda abertzale, resultaría al mismo tiempo una especie de atadura de décadas a un pacto estatutario que, de hecho, serviría de alguna manera de dique de contención a la reivindicación independentista histórica de ese amplio sector de la población de Euskal Herria. ⧫
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