2024/10/26

Pragmatismo e ilusión

Sostiene Arnaldo Otegi, en base a la ponencia política del tercer congreso de EH Bildu, que el proceso hacia la soberanía (y la transformación social) debe ser "gradual" y que "el proyecto de construcción de la República Confederal de Euskal Herria deberá llevarse a cabo, desde su inicio, respetando la voluntad de la ciudadanía de los tres ámbitos administrativos actuales". Una muestra de pragmatismo o de realismo político, si se prefiere el término, que sostenida hace trece años hubiera levantado muchas ampollas, pero que en 2024 no hace sino apuntalar la trayectoria política de la izquierda soberanista de estos últimos años. 

Arnaldo Otegi en la presentación de la ponencia. Foto: EH Bildu

Algunos procedemos de la cultura política del acontecimiento, un tanto apocalíptica, en la que esperábamos que todos los días ocurrieran en nuestro país sucesos históricos de gran calado. Una expectativa que, al no concretarse en hechos reales, conducía inevitablemente a la melancolía. Recorrido ya un cuarto del siglo XXI la perspectiva actual para la liberación nacional tiene poco que ver con el inmediatismo en que se vivía a finales del siglo XX. 

El análisis que nos presenta EH Bildu en su ponencia destaca sobremanera los aspectos positivos en la evolución política de los últimos años, en particular el avance electoral de la formación en todas y cada una de las citas a las urnas que se han celebrado. No es poco bagaje, También se hace hincapié en la ola de movilizaciones de diversa índole que se han producido en este periodo, aunque a nivel global el gen movilizador que históricamente se ha dado en Euskal Herria, se ha enfriado en los últimos años.

A nivel institucional también se han desarrollado avances importantes en todos los ámbitos administrativos en los que estamos divididos los vascos. Especialmente esperanzador resulta el camino de acuerdo que se ha producido en Ipar Euskal Herria, concretado en el Euskal Hirigune Elkargoa. 

Pese a estos aspectos positivos, se detecta en los diversos sondeos que se realicen periódicamente, un descenso del porcentaje de población que defiende con nitidez la opción de la independencia, que oscila en una horquilla entre el 15% y el 25%, según quien realice la encuesta. Estos datos se alejan de los que ofrecían anteriormente los sondeos, que llegaban a picos de hasta un 40% de apoyos a la independencia pura y dura, sin matices.

Tal vez ese descenso del apoyo popular se deba en parte a la propia estrategia de pragmatismo y consenso que protagoniza la izquierda soberanista. Todos sabemos que una de las principales claves de un proceso soberanista reside en lograr concitar un amplio grado de ilusión entre la población. Que la gente del común se crea de verdad que el acceso a la independencia es posible, que se puede realizar. El caso más evidente lo tenemos en el procés catalán que culminó en 2017 con la declaración unilateral, enmendada a los pocos segundos por el president Carles Puigdemont

Una verdadera masa social catalana se creyó que la independencia estaba al alcance de la mano (Gure esku), pero en un instante la alegría se transformó en frustración y a partir de esa fecha el apoyo al independentismo ha bajado sensiblemente en Catalunya y a día de hoy las fuerzas que abogan por la independencia están desunidas, sino enfrentadas, La ilusión, ese sentimiento popular invencible, se había convertido en un abrir y cerrar de ojos en un ejercicio de ilusionismo político. Aún se están pagando las consecuencias con el PSC gobernando en la Generalitat y el independentismo en retroceso.

Los episodios que se vivieron en su día en Quebec y Escocia también nos dicen que tras el estallido de la ilusión ante la perspectiva de una victoria en un referéndum por la independencia, vinieron la decepción, las crisis intestinas y posteriormente la decadencia, en especial en el caso de Quebec. Por lo tanto se antoja necesario modular el soplo de la ilusión para que no actúe como un boomerang, dañando la estrategia de liberación nacional.

Parece evidente que el inmediatismo genera ilusión entre la población que simpatiza con la soberanía. Por el contrario el pragmatismo no ilusiona, al alejar el horizonte emancipador del corto plazo al medio o al largo. Mucho me temo que esperar a que en los tres ámbitos administrativos de EH se produzcan los consensos requeridos para avanzar hacia la soberanía nacional no va a concitar un gran entusiasmo popular en el próximo futuro. ⧫


Documento: Ponencia política EH Bildu


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