2024/04/24

Apuntes postelectorales

La jornada electoral del pasado domingo en la CAPV ha mostrado que el cambio es posible, pero que todavía queda camino por recorrer para que se materialice en toda su dimensión. Al final el PNV ha sabido sumar a los convencidos de siempre y a quienes producía un cierto temor el triunfo de EH Bildu, jaleado desde las encuestas con ese propósito. No ha habido sorpasso, pero mientras la lista jeltzale encabezada por Imanol Pradales ha perdido cuatro escaños, la de EH Bildu ha sumado seis escaños más, igualando ambas candidaturas a 27. 

Imanol Pradales y Pello Otxandiano. Foto: Naiz

En cuanto al voto popular, el PNV ha resultado ganador con 370.554 apoyos (+ 20.594), en tanto que EH Bildu ha sido quien más ha aumentado, obteniendo 341.735 (+ 92.155). Hay que tener en cuenta que la comparativa se hace con los resultados del año 2020, en plena pandemia, con una participación entonces del 50,78%, mientras en esta ocasión la participación ha sido sensiblemente superior, en torno al 62,52%. Por eso es más significativo comparar el porcentaje de voto logrado sobre el total emitido. En ese caso el PNV ha pasado de ostentar el 38,70% en los comicios de 2020, a conseguir el 35,22 el pasado domingo, tres puntos y medio menos. En el caso de EH Bildu, ha pasado de lograr un 27,60% del total del voto emitido, a cosechar en esta ocasión un 32,48% de ese mismo total, con un incremento de casi cinco puntos.  

Aunque será necesario esperar a los análisis postelectorales para afinar mejor las claves de lo acontecido, se pueden avanzar algunas reflexiones generales. La primera es que el PNV mantiene prácticamente intacta su maquinaria electoral, la más poderosa de nuestro país, lo que le permite recoger votos de debajo de las piedras, En esta ocasión el temor a perder la hegemonía en favor de EH Bildu ha activado el voto de algunos votantes perezosos que se habrían abstenido, por diferentes razones, pero al ver en peligro la victoria han acudido al colegio electoral, especialmente en Bizkaia.

También habrá que convenir que el trasvase de votos desde EAJ hacia EH Bildu ha sido, si es que lo ha habido, mucho menor del esperado. Crisis como la de Osakidetza no han conseguido hacer cambiar el voto a seguidores fieles al partido, aunque hayan sufrido en sus propias carnes el deterioro de la sanidad pública vasca.

Una tercer constatación es que la crisis aparejada por el llamado "Caso Koldo Garcia" no ha incidido negativamente en la campaña del PSE-EE. La corrupción parece estar descontada en estos ámbitos políticos, o al menos eso se desprende de los relativos buenos resultados obtenidos por la candidatura de Eneko Andueza. 

La división de la llamada izquierda confederal (Sumar y Podemos) ha llevado a las dos candidaturas a la irrelevancia. Desde ese sector político se ha activado un voto útil de izquierda, pero no hacia el PSOE, como ha venido ocurriendo históricamente, sino hacia EH Bildu. El trabajo parlamentario en Madrid de este grupo abertzale ha podido influir en ese trasvase de votos.

Probablemente nunca sabremos cómo ha podido afectar la polémica suscitada en las ondas sobre la caracterización de la organización ETA como grupo terrorista. Tal vez no haya restado votos a la candidatura de Pello Otxandiano, pero puede que, por el contrario, haya activado votos hacia las listas de PNV y PP desde personas que hasta el estallido de la polémica se encontraban tentados por la abstención.

La mera expectativa de que EH Bildu podía ser capaz de ganar, por fin, al PNV ha podido activar esta vez a abstencionistas abertzales de izquierda. Críticos con Bildu por su izquierda y por el pragmatismo soberanista, han valorado que merecía la pena echar un voto a la urna para ver qué pasaba con un partido jeltzale derrotado en las elecciones. Todos llevamos unos gramos de posibilismo en las venas, hasta los más pura sangre del independentismo.

Las listas de EH Bildu han ganado en los territorios de Gipuzkoa y Araba, cambio este último muy significativo de la evolución que está experimentando el mapa electoral vasco. Tan solo en un municipio, Guardia, en Araba, ha vencido una formación que no sea PNV o Bildu. En ese caso se trata del Partido Popular. Llama también la atención el dominio de EH Bildu en Gipuzkoa, donde resulta ser la lista más votada en casi todos los municipios, salvo la capital Donostia, Irun, Olaberria, Elgoibar, Beasain y Hondarribia. 

A partir de ahora se abren las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno completado por la coalición entre el PNV y el PSE-EE. Una fórmula que ha dado signos de agotamiento en esta última legislatura y que supone un impedimento claro para que se den avances de calado en la aspiración a un nuevo estatus político para la CAPV que suponga un reconocimiento de la existencia de la nación vasca y el establecimiento de relaciones bilaterales entre Madrid y Gasteiz. PNV y EH Bildu reúnen 54 de los 75 escaños de la cámara autonómica y en principio son partidarios de alcanzar ese nuevo estatus. La voluntad del PSE-EE no parece coincidente con las de las dos formaciones abertzales. Veremos. ⧫

No hay comentarios:

Publicar un comentario