2024/04/02

A desempatar

Las recientes encuestas que han sondeado a la opinión pública de cara a las elecciones autonómicas del próximo 21 de abril en la CAPV han arrojado un resultado inédito, un empate a escaños entre el PNV y EH Bildu. La última, conocida este lunes y realizada por el CIS, da una ajustada victoria al partido de Ortuzar, con dos escaños por encima de la lista de Otxandiano. En esta ocasión los resultados se acercan también a un empate técnico. Hay que resaltar que la opinión pública desconoce el grado de “cocina” de los sondeos, así como las intenciones últimas de quienes han encargado las encuestas. Es posible que el resultado final haya sido maquillado para favorecer los intereses de los más cercanos.

Pello Otxandiano.

Supongo que la posibilidad de dicho empate habrá sido acogida con optimismo en el seno del equipo de campaña de Pello Otxandiano. Un empate con el partido que lleva gobernando de forma casi ininterrumpida desde hace 45 años es un enorme avance para EH Bildu. Pero conviene señalar que en el mundo del fútbol, cuando un entrenador juega al empate frente a un rival superior, su equipo suele acabar perdiendo el partido, o sea, las elecciones. 

Por lo tanto, de lo que se trata en este preciso momento es de desmentir a las encuestas y conseguir desempatar el resultado final. Para ello EH Bildu debe centrarse en dos objetivos esenciales que al final acabarán sumando. Por un lado retener el grueso del voto convencido de las personas que consideran que es la mejor opción de las que se presentan a los comicios. Por otro lado, debe ganar el voto de aquellas personas que en anteriores elecciones no otorgaron su confianza, por diferentes razones, a la lista de Bildu, pero que en este ocasión, y conociendo las expectativas creadas, decidan apostar a caballo ganador.

Quedan pocos días para las votaciones y resta mucha tarea por hacer. Se trata de aglutinar votos dispersos que contribuyan a hacer realidad el desempate. Lo primero de todo es mantener el voto fiel de la izquierda abertzale, que tiene entre sus prioridades la reivindicación irrenunciable de la independencia nacional. Sabemos que insistir en un discurso independentista puede ahuyentar votos procedentes de entornos federalistas o incluso autonomistas. Pero al contrario, aparecer defendiendo que ahora no toca y dejar la cuestión independentista para un futuro sin concretar puede hacer mella en sectores políticos que consideran a la independencia como la reclamación central ahora y siempre. Un exceso de pragmatismo en las intervenciones públicas de campaña puede desincentivar el voto de algunos independentistas pata negra.

Más allá de las contradicciones internas entre sectores más o menos abertzales, el voto del desempate puede venir de arañar apoyos de votantes decepcionados con la gestión del PNV en estos últimos años. Una gestión plagada de deficiencias, presidida por la priorización descarada de lo privado sobre lo público. Osakidetza, Euskaltel, la red educativa o la red de residencias para personas mayores son ejemplos contumaces de una estrategia que está poniendo en riesgo el futuro mismo de entidades estratégicas para el país. Muchas personas del entorno jeltzale, que sacaban pecho en defensa de la gestión de Osakidetza, están ahora preocupados por el evidente deterioro que ha experimentado la institución sanitaria estos últimos años. Ahí les duele.

Aunque en menor cuantía que el bloque anterior, puede sumar en el voto del desempate el apoyo de votantes autonomistas del PSE-Euskadiko Ezkerra que huyen de la corrupción de casos tan malolientes como el protagonizado por el tándem Koldo García-José Luis Abalos. Asimismo puede haber socialistas que se planteen en esta ocasión el voto a EH Bildu, cansados del discurso viejuno de Eneko Andueza, que asegura que en ningún caso contemplará la opción de un gobierno vasco de izquierdas, aferrándose como una lapa al entente con el PNV, volviendo a ser su partido la muleta que ayude a caminar a los conservadores jeltzales.

Otro flujo de apoyos que pueden contribuir a engrosar el voto del desempate que favorezca a EH Bildu puede provenir de votantes de Elkarrekin Podemos y Sumar, frustrados y enfadados por las guerras intestinas en las formaciones que dicen situarse a la izquierda del PSOE, así como en la demostrada incapacidad de sacar adelante una candidatura unitaria que aglutine a todo ese espectro político de ámbito estatal. Procedentes de esos mismos sectores, hay que resaltar la aportación realizada por quienes han anunciado su apoyo a EH Bildu desde la llamada Ezker Konfederala, conscientes de que nos encontramos ante una encrucijada decisiva en la que no vale eludir la responsabilidad de cada actor político.

Un cuarto bloque de apoyos para construir el desempate puede venir de habituales abstencionistas, apolíticos las más de las veces, que no creen mucho en las elecciones y en su poder de trasformación social, pero que ven ahora una oportunidad histórica de cambiar por fin la cosas y de que su voto, muchas veces guardado en un cajón, pueda servir para dar un vuelco histórico a la situación y acabar de una vez con el estatus quo jeltzale.

Un último flujo de apoyos para acabar con el empate entre PNV y EH Bildu debería proceder de sectores identificados históricamente con la izquierda abertzale, pero que han venido optando por la abstención o el voto nulo, al considerar desmovilizadora la línea pragmática de la formación soberanista. En esta coyuntura, impensable hace pocos meses, podrían dar el paso de acercarse a las urnas, aparcando por un tiempo sus críticas.

Nadie es capaz de negar a estas alturas que se va a producir en las urnas un tsunami de votos a EH Bildu. La corriente parece imparable. Solo resta saber si el aluvión será suficiente para sobrepasar por vez primera a los jeltzales en la carrera hacia Ajuria Enea. ⧫

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