2019/06/03

Chivite, de entrada, no

En política no queda sitio para los ingenuos. Hace cuatro años EH Bildu regaló la alcaldía de Gasteiz a Gorka Urtaran (PNV), que había quedado tercero en las urnas, para evitar que Javier Maroto (PP) lograse la vara de mando de la ciudad. Ahora el mismo Urtaran ganado con claridad las elecciones, gracias en parte a votos provenientes del PP y la candidata de Bildu, Miren Larrion, cerebro de aquella operación, ha quedado tercera en los comicios. No hay más preguntas.

Hace muchos, muchísimos años, la peligrosa Herri Batasuna de aquellos tiempos, eran los años ochenta del pasado siglo, regaló la alcaldía de Iruñea al candidato del PSOE, Julián Balduz, para que de ese modo no gobernase la derecha navarra, siempre tan retrógrada. Nunca le fue devuelto el favor a HB, por supuesto, pero Balduz fue alcalde sin complejos toda le legislatura. Y así seguimos.



Los resultados de las últimas elecciones locales y forales han supuesto en Nafarroa Garaia la derrota del cuatripartito del cambio. Hay que decirlo sin ambages. La mayor parte de culpa del descalabro corresponde a Podemos, pero los demás socios tampoco han estado a la altura. Navarra Suma, la coalición de UPN, PP y Cs, ha logrado 20 escaños, el PSN 11 parlamentarios, y las fuerzas que integraban el cuatripartito 19 asientos (Geroa Bai 9, EH Bildu 7, Podemos 2 y Ezkerra 1). 

La reedición de dicho cuatripartito ha quedado descartada por los números y se ha abierto la posibilidad de otro cuatripartito, sustituyendo a Bildu por el PSN, que sería cabeza de cartel, con María Chivite Navascués de lehendakari, gracias a sus 23 escaños y la supuesta abstención de EH Bildu.

Todo muy bonito si no surgieran viejos problemas de políticas viejunas. Ferraz, calle madrileña donde tiene su sede el PSOE, ya ha advertido que con Bildu nada de nada, ni siquiera la abstención, facilitando con su postura un gobierno del tripartito de la derecha. Chivite, en cambio, parece dispuesta a seguir en lo suyo, dejando claro que no quiere nada con EH Bildu, pese a que necesita su no beligerancia en forma de abstención.

Sobre todo el asunto planean además las amenazas del PP sobre las consecuencias que conllevaría no permitir gobernar a Navarra Suma, y a la vez coincide la necesidad del PSOE de que el PNV le otorgue sus seis votos en la investidura (y si de paso EH Bildu se abstiene, miel sobre hojuelas). No le conviene a Sánchez enfadarse con el PNV, al menos hasta que sea investido primer ministro. Hasta dónde apretará las tuercas Sabin Etxea está por ver.

Y volvemos a Nafarroa Garaia. Existe una posibilidad teórica de que el PSN (5) y Geroa Bai (2), concediesen sus votos a Joseba Asiron (7) para que revalidase su presencia al frente de la alcaldía pamplonesa. A cambio, EH Bildu facilitaría la investidura de Chivite para presidir el Gobierno navarro. Sin embargo nos encontramos con la cerrazón socialista a dialogar con EH Bildu, una formación política homologada a día de hoy. Una postura que no se entiende en estos días en que la prensa conservadora recuerda los pretendidos pactos entre el Gobierno de Zapatero y la organización clandestina ETA. ¿Cómo es posible dialogar en su momento con representantes de una organización armada activa y que se vete ahora el diálogo con un partido político al uso, cuando esa organización ya no existe y en su momento entregó las armas? 

Ante la postura esgrimida por María Chivite de no mantener relación alguna con EH Bildu, la única salida coherente que se me ocurre es que si la líder del PSN sigue en sus trece, pese al veto de Ferraz, a la hora de la votación de investidura los siete parlamentarios de EH Bildu se pronuncien en contra de la misma, más que nada para que no se contamine la aspirante. Y que cada palo aguante su vela. ⧫

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