2015/07/31

Candidatura unitaria

Los llamamientos a la unidad, sobre todo cuando se avecinan citas electorales, son tan habituales como las posteriores escisiones, al menos en la sinuosa trayectoria de las fuerzas que se reclaman de la izquierda. De todos es sabido que el Partido Comunista Unificado suele proceder de una escisión de algún otro Partido Comunista anterior. El afán de ir juntos es tan consustancial a los partidos y formaciones de izquierda como la no concreción de ese espíritu a la hora de la verdad.

Estos días hemos conocido un llamamiento a la unidad lanzado por parte de profesores universitarios y militantes de movimientos sociales, feministas o ecologistas, ente otros. Una llamada interesante, con muy buena intención sin duda, pero que por el momento tan solo ha cosechado adhesiones individuales en forma de firma solidaria. Es pronto para saber el futuro desarrollo de la iniciativa, habrá que esperar a septiembre, aunque todo indica que no va a concertar la suficiente conjunción de fuerzas para plantear una alternativa electoral ganadora. Podemos-Ahal Dugu de la CAPV ya ha manifestado su nulo interés por la misma, siguiendo el esquema planteado en Madrid por su líder: No se trata de unir a las izquierdas, algunas de ellas moribundas, sino de ganar las elecciones


Así las cosas, habría que decir que, salvando la buena voluntad de los promotores, plantear la conveniencia de una alianza política que aglutine a EH Bildu, Ahal Dugu, Irabazi, Equo, Ezker Anitza e Izquierda-Ezkerra, se antoja empresa complicada, amén de confusa. Parece encomiable la voluntad de unidad de las izquierdas, sean independentistas, federalistas o autonomistas, pero la gran pregunta es: Unidad sí, pero ¿para qué?



En el manifiesto suscrito, entre otros, por Irantzu VarelaBegoña Zabala y Ramón Zallo, se habla de la necesidad de procesos constituyentes, tanto en el Estado español como en las naciones que en él se ubican, leáse Galicia, Euskal Herria y Catalunya. También se habla de un nuevo tiempo político y de la urgencia de impulsar un cambio social profundo. Además se plantea dar un empujón al proceso de paz y la normalización democrática. Los tres pilares sustentarían una candidatura de izquierda, feminista, ecologista y favorable al derecho a decidir, que podría partir como favorita en las elecciones a celebrar en los territorios vasco-navarros.

Pese a que en la confección de la iniciativa se refleja un desequilibrio entre la CAPV y la CFN, es decir, aparecen muchos profesores de la UPV y pocos de la UPNA, y en general, entre las firmas recogidas hay muy pocos procedentes de Nafarroa Garaia, el texto puede ser firmado sin problema por un independentista de izquierda, un progresista vasquista o un socialdemórata federalista. Ahí reside su virtud, pero también su debilidad. Al intentar aunar a entornos y pensamientos diversos en una iniciativa conjunta, se pierde contundencia y perfil.

Roberto Uriarte, responsable de Ahal Dugu en la CAPV, ha venido a decir que la candidatura unitaria no beneficia a nadie y añade que la izquierda abertzale se muestra errática en su política de alianzas. Ora mira hacia el PNV, ora hacia la izquierda "estatalista", según Uriarte, quien acierta en una cuestión histórica. La izquierda abertzale siempre ha tenido en su seno dos tendencias contrapuestas a la hora de establecer sus alianzas, una favorable a lo que se ha venido en llamar Frente Nacional (conjunción de fuerzas abertzales y/o nacionalistas) y otra más propensa a las alianzas de izquierda, cuyo último ejemplo fue Iniciativa Internacionalista.

Parece que en este momento, por las declaraciones de diversos portavoces de EH Bildu, se está más por la segunda opción, si bien la misma estaría sustentada también por formaciones como las CUP catalanas o el BNG gallego. Nos movemos en un terreno muy resbaladizo y las cosas pueden cambiar en cuestión de días. Las próximas elecciones a Cortes del Reino de España van a estar claramente polarizadas en torno al dilema de si continúa el PP en La Moncloa o surge un cambio mediante una alianza PSOE-Podemos, a la que se podrían unir otras formaciones. Los asuntos correspondientes a Euskal Herria quedarían en un segundo plano, pero también es cierto que un posible cambio en Madrid podría acarrear cambios aquí, especialmente en lo concerniente al hoy bloqueado proceso de paz. 

Las posibilidades de un entente de izquierdas en Hego Euskal Herria siguen existiendo, aunque sean escasas. Los recelos y las desconfianzas no se borran en un par de semanas. Habría, en cualquier caso, que intentarlo, si de verdad creemos que la próxima legislatura en Madrid va a ser constituyente.

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