Azken finean, eskoziarrek irabazi dute. www.prweek.com |
Parece evidente que David Cameron ha logrado frenar el impulso independentista gracias a la hábil jugada de última hora, por la que los tres principales líderes políticos de la Unión han firmado un documento por el que se comprometen a ampliar la autonomía. Habrá que ver si esa promesa lanzada en plena campaña llega a materializarse.
En cuanto a las consecuencias que pueda tener para otros procesos soberanistas en Europa, es muy posible que sirva de acicate para los mismos. El mero hecho de que se someta a votación la secesión es un hito en el camino de una nación sin Estado propio como es el caso escocés. En ese sentido, se sigue la senda marcada en su día por Québec, país en el que las ansias independentistas han decrecido en los últimos años.
Cuestión diferente es que se pueda trasladar el modelo de forma milimétrica a otros lugares. A día de hoy resulta impensable que un primer ministro hispano acuerde con el gobierno de una autonomía la realización de una consulta pactada. Por lo tanto habrá que buscar vías alternativas para casos como el catalán o el vasco.
Además, ningún proceso nacional es idéntico a otro. Si comparamos el caso escocés con el vasco nos encontramos con serias diferencias. En primer lugar el sujeto nacional está claro en su caso y en el nuestro padece una grave división territorial, difícil de resolver a corto plazo. Todo el mundo está de acuerdo en las dimensiones de Escocia, aquí no nos ponemos de acuerdo ni en el nombre de la nación: Euskal Herria, Vasconia, Euskadi, Navarra...
La deriva histórica de ambos procesos es también diferente. En su caso se produjo una especie de "unión voluntaria" entre reinos independientes hace tan solo tres siglos. En el nuestro, buena parte del territorio estaba en manos de Castilla para el año 1200 y en 1512 se cercenó la libertad de lo que quedaba en pie del Reyno de Navarra.
Asimismo, las cuestiones culturales y lingüísticas apenas si han tenido peso en el debate soberanista escocés, con un porcentaje de la población que habla alguna de las lenguas autóctonas: el escocés (scots) o el gaélico escocés (scottish) muy escaso, en torno al 1%. En nuestro caso, la variable cultural y la situación que vive la lengua propia es uno de los pilares básicos de la exigencia soberanista.
En el plano económico, Escocia posee importantes reservas en materias primas energéticas, como petróleo y gas, así como buenas plataformas en el caso de las energías hidráulica y eólica. En Euskal Herria, en cambio, apenas si nos podemos conformar con algún avance en el campo eólico, ya que no poseemos fuentes energéticas propias y nuestra balanza es completamente deficitaria en este área.
No conviene alargarse en un texto digital. Escocia ha marcado un modelo, difícil de trasladar per se a nuestro campo de juego, pero que demuestra la posibilidad real de plantear el derecho a la secesión en el seno de la Unión Europea. Habrá que avanzar en la construcción del sujeto nacional y en el desafío a Madrid y Paris para que se avengan a reconocer nuestro derecho a decidir. Por lo tanto, no hay que quedarse en la derrota del Yes/Aye como tal, sino en que el 45% de los escoceses con derecho a voto han expresado con nitidez su deseo de caminar libres en el futuro, sin temor a las catástrofes que se les habían señalado por parte de la troika unionista compuesta por torys, laboristas y liberal-demócratas. Les ha faltado un 5% sí, es cierto, pero observando la situación que mantenían durante las últimas décadas, han efectuado un paso de gigante.
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ResponderEliminar"Los independentistas ya han ganado en Escocia, pase lo que pase en el referéndum".
Esto si es un análisis serio y riguroso desde la distancia y profundización política. Es mejor reflexionar un poco antes de escribir.